Bajo protesta

La jineteada volvió a estar en el ojo de la tormenta y se suman organizaciones locales al reclamo judicial que encabeza la Fundación Sin Estribos para prohibirla. Un debate entre tradición y maltrato animal

Después de la muerte de un jinete y el accidente de otros durante el Festival de Doma y Folclore de Jesús María, la organización Sin Estribos, defensora de los derechos animales, presentó una denuncia penal contra el Festival y adelantó la presentación formal al gobernador Juan Schiaretti para solicitarle que eleve un proyecto que derogue la Ley 8.952 que declara la jineteada como un deporte.

Todas las ONG que se vincula a la protección y cuidado animal se unen en este pedido, entre las que figura la Asociación Vida Nueva, que funciona en Villa Nueva y que participó de los reclamos que se hicieron en Jesús María, durante el Festival.

Tomás Bernardi, integrante de esta Asociación, contó el lunes pasado que se pudieron hacer escuchar ante la gente, más que ante los funcionarios.

“No nos atendieron los funcionaros, pero la gente nos trató bien, la Policía nos acompañó y no hubo disturbios”, le contó Bernardi a Uniteve Noticias.

Vida Nueva se suma a Sin Estribos en esta “patriada contra los que se creen patriotas”, como dicen algunos, contrarrestando la figura de la tradición con la del maltrato animal.

Los proteccionistas se entusiasmaron el doble con la propuesta cuando, un medio importante de la provincia, publicó una encuesta que resulta categórica: el 70% pide suspender la doma contra un 30% que prefiere seguirla para defender nuestra tradición.

La abogada Andrea Heredia de Olazábal, quien es profesora en Derecho Privado II de la Universidad Nacional de Córdoba, encabezó las acciones de la Fundación Sin Estribos.

“Acá en Córdoba, la Ley 8.452, declara y regula esta actividad como un deporte. Es insólito, ya que una ley provincial se sobrepone a una ley nacional. Maltratar animales es un delito en todo el país. Como robar. Está prohibido robar en todo el país. Así que en Córdoba no puede estar permitido ni lo uno ni lo otro. Y la tradición, por más tradición que sea, no escapa a la revisión judicial o legal. Más si esa costumbre afecta la integridad física de los seres vivos. Hay una obligación legal de plantearlo”, argumentó.

El tema ya fue tomada por una legisladora de la Izquierda, que tratará de convencer a sus pares de la provincia de cortar con las jineteadas, aunque el desafío será muy complicado.

Los defensores de esta tradición no solo marcan los años de la práctica, sino también la cantidad de trabajo directo que genera este show. Un show donde el caballo parece no disfrutar.

En ese sentido, habrá que ver también lo que suceda en el Congreso de la Nación, donde las modificaciones a la Ley Sarmiento se patearon el año pasado para más adelante.

Con la llegada de un presidente que se pronunció defensor de los animales, como Alberto Fernández, no se descarta que la discusión se reflote y haya quienes introduzcan la problemática de la jineteada, aunque todo parece estar lejos.

Claro está que los tiempos corren y, según las encuestas realizadas, son jóvenes la mayoría que aducen que la jineteada es maltrato animal.

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