¿Conoces el origen de la lotería?
Seguro que tú o alguien muy cercano es aficionado a jugar a la lotería. Pero, ¿tienes idea de cuál es el origen de esta popular forma de entretenimiento y por qué está tan arraigada en la cultura de nuestros países?
Como es natural en estos casos, la lotería parece no tener un origen único, sino que cuenta con iniciativas precursoras en diversas épocas y ubicaciones. Para hacernos una idea, vamos a pasearnos por sus antecedentes.
Más antigua de lo que esperabas
Algunos historiadores remontan el origen de la lotería tan lejos como los tiempos de Moisés y la Biblia. Esta corriente asegura que este profeta utilizó un sistema de lotería para asignar lotes de terreno a su pueblo, al oeste del río Jordán.
En otras fuentes, se recoge que en China se empleó un sistema de lotería para financiar, al menos parcialmente, la construcción de la Gran Muralla. Mientras que hay registros de que una variante del juego de lotería era particularmente popular durante el auge del Imperio Romano.
La palabra “lotería” aparece en diversos idiomas antiguos y se vincula con la subdivisión de tierras cultivables. La "lotteria", en italiano, o "lot" en francés medieval, tiene esa connotación que se remonta a la costumbre de dividir en lotes las tierras de un propietario al momento de su fallecimiento para repartirlas entre sus descendientes. La Lotería es, como vemos, un premio que llega sin esfuerzo.
En francés moderno, la palabra para repartir es "lotir", mientras que una subdivisión o parcelamiento es un "lotissement".
Entre los siglos XV y XVII, Europa vivió el surgimiento de múltiples loterías, tanto públicas como privadas. La más antigua de la que se tiene registro y que sigue activa a día de hoy se fundó en Portugal en el año 1498 con el nombre de “Lotaria Nacional Santa Casa da Misericordia de Lisboa”. Todas estas iniciativas apuntaban a financiar proyectos específicos, como la atención a la población vulnerable, la construcción de obras de infraestructura o las guerras.
Hay consenso en que la primera lotería fue creada en Francia, en 1520, como una fuente de ingresos para el Estado. En general, este modelo se multiplicó por todo el continente gracias a su rentabilidad, y su éxito variaba según fueran prohibidas, autorizadas o protegidas por las regulaciones de cada país.
En muchos lugares, la lotería evolucionó hacia formatos más específicos, como la Quiniela, juego muy popular en distintas regiones de América Latina. En este caso, los jugadores principiantes que quieren adentrarse al juego, suelen recurrir a patrones o asociaciones culturales, como los números de animales en la Quiniela, una tradición basada en el simbolismo que enriquece dicho juego.
Se suma el continente americano
En Estados Unidos ocurre el curioso hecho de que el primer registro sobre esta materia es una ley de 1878, que prohíbe las loterías en el estado de Nueva York. La razón es que el desarrollo de esta actividad se realizó por medio de iniciativas privadas inconexas, y el Estado nunca se ocupó de regular su funcionamiento.
Durante más de 200 años, las loterías fueron un negocio turbio en el que se participaba a propio riesgo y sin la supervisión de ninguna autoridad. Ese mismo año, todos los estados, con la única excepción de Luisiana, prohibieron sus operaciones. Sin embargo, gracias a las loterías se financiaron proyectos tan relevantes como la creación de la Universidad de Harvard, una de las universidades más prestigiosas del mundo.
Llegado el siglo XX, una empresa australiana, Queensland State Lottery, inició operación en territorio estadounidense, dando paso a una popularidad que provocó el crecimiento acelerado de la industria en toda Norteamérica. La primera lotería pública de Estados Unidos se creó en el estado de New Hampshire, en 1963.
Argentina y las loterías
Ya en Argentina, el Archivo General de la Nación apunta que la Municipalidad de la Capital, por medio de la Ley 2989, creó la Lotería de Beneficencia Nacional el 16 de octubre de 1893. Esta iniciativa estaba destinada a financiar programas de asistencia social en hospitales y asilos públicos, así como complementar los ingresos de las capitales provinciales de todo el país.
Esta organización dependía directamente del Poder Ejecutivo y ejercía el monopolio de la lotería en Argentina. Por lo tanto, toda forma de lotería creada o introducida al país en esa época era clandestina e ilegal.
Otra cara de la moneda fue el profundo arraigo de la lotería en la cultura popular. La clase trabajadora veía en los sorteos una esperanza de ser favorecidos por la suerte alguna vez, y los accesibles precios de los boletos hicieron posible la masificación de esta forma de entretenimiento.
La lotería lanzaba sorteos ordinarios periódicamente y reservaba sorteos extraordinarios para ocasiones especiales, como la noche de Navidad, evento que pasó a ser un auténtico ritual del pueblo argentino. Adicionalmente, el gobierno lanzaba, cada tanto, otros sorteos extraordinarios para financiar asuntos concretos.
En febrero de 2016, el Gobierno de Mauricio Macri liquidó la Lotería Nacional con el argumento de hacer más eficiente la administración pública. Dos años antes, la gestión de los juegos de azar había sido transferida a la ciudad de Buenos Aires.