Visita del papa a Eslovaquia

Francisco pidió que los países no se aíslen en la pospandemia

Francisco volvió a hacer hincapié en que la Iglesia “no es un imperio”, sino que es una institución que “camina por la vida y acompaña a los pueblos”
martes, 14 de septiembre de 2021 · 08:30

El papa Francisco pidió ayer desde la capital eslovaca, Bratislava, que los países europeos no se aíslen en la pospandemia y que sean solidarios “atravesando las fronteras” y renovó su condena “a toda forma de antisemitismo”, durante el segundo día de su gira por el país al que consideró “el corazón” del continente.

“Ninguno puede aislarse, ya sea como individuo o como nación”, planteó el pontífice durante el discurso que dio desde los jardines del Palacio Presidencial de Bratislava, para hablar al continente desde “el corazón de Europa”, como describió a Eslovaquia.

 

“Mensajero de la inspiración”

“Fraternidad es lo que necesitamos para promover una integración cada vez más necesaria”, aseveró Francisco en un discurso que pronunció tras una reunión privada con la presidenta Zuzana Caputova, líder ambientalista de 48 años que, en 2019, se convirtió en la primera mujer eslovaca en ser elegida para el cargo.

La mandataria eslovaca no ahorró gestos hacia el papa desde la llegada de Jorge Bergoglio a su país, lo consideró “un mensajero de la inspiración que se necesita para el futuro de la humanidad” y destacó los mensajes “contra los peligros de nuestro tiempo, como el populismo” de los escritos del pontífice.

En ese marco, para el papa, la fraternidad europea “urge ahora, en un momento en el que, después de durísimos meses de pandemia, se plantea, junto a muchas dificultades, una anhelada reactivación económica, favorecida por los planes de recuperación de la Unión Europea”.

Según Francisco, “todavía se puede correr el riesgo de dejarse arrastrar por la prisa y la seducción de las ganancias, generando una euforia pasajera que, más que unir, divide”.

“Además, la sola recuperación económica no es suficiente en un mundo donde todos estamos conectados, donde todos habitamos una tierra media”, profundizó el papa, que se quedará en Eslovaquia hasta mañana.

“Que este país, mientras en varios frentes siguen luchas por la supremacía, reafirme su mensaje de integración y de paz, y Europa se distinga por una solidaridad que, atravesando las fronteras, pueda volver a llevarla al centro de la historia”, pidió el papa.

 

Pensar en todos

Durante su discurso, el pontífice planteó, además, sus preocupaciones sobre la pandemia de coronavirus.

“Nos ha mostrado que es muy fácil, a pesar de estar todos en la misma situación, disgregarse y pensar solamente en uno mismo. Volvamos a comenzar reconociendo que todos somos frágiles y necesitados de los demás. Ninguno puede aislarse, ya sea como individuo o como nación”, reclamó.

En ese marco, convocó al continente a pensar la crisis de la pandemia “como un llamado a repensar nuestros estilos de vida”.

 

Rechazo al antisemitismo

Por la tarde, Francisco retomó uno de los ejes de su breve paso por Budapest y pidió rechazar “toda forma de antisemitismo” y criticó “las manipulaciones que instrumentalizan la religión”, al reunirse con miembros de la comunidad judía eslovaca.

“Estamos Unidos, lo repito, en la condena de toda violencia, de toda forma de antisemitismo, y en el esfuerzo para que la imagen de Dios en la persona humana no sea profanada”, pidió el pontífice al encabezar el encuentro en la plaza Rybne, de Bratislava, donde se emplaza un monumento que conmemora a las 105 mil víctimas del Holocausto en Eslovaquia.

“En la locura del odio, durante la Segunda Guerra Mundial, más de cien mil judíos eslovacos fueron asesinados. Y después, cuando se quisieron borrar las huellas de la comunidad, aquí la sinagoga fue demolida”, planteó en ese marco, en referencia a un lugar de culto que se emplazaba en el sitio que, si bien sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial, luego fue demolido por el régimen comunista a fines de los años 60.

El papa reforzó, además, sus críticas a la censura de la época comunista, cuando, según Bergoglio, “un pensamiento único coartaba la libertad”.

“En esta tierra, hasta hace algunos decenios, un pensamiento único coartaba la libertad; hoy otro pensamiento único la vacía de sentido, reconduciendo el progreso al beneficio y los derechos solo a las necesidades individualistas”, planteó en esa dirección.

 

“La Iglesia no es una potencia”

Luego del encuentro con el mundo diplomático, político y social, el papa se reunió con obispos, sacerdotes, religiosas y catequistas locales y los convocó a seguir el camino de “la unidad, la comunión y el diálogo” con las otras confesiones cristianas.

“Es lo primero que necesitamos: una Iglesia que camina unida, que recorre los caminos de la vida con la llama del Evangelio encendida. La Iglesia no es una fortaleza, una potencia, un castillo situado en alto que mira el mundo con distancia y suficiencia”, aseguró durante el encuentro en la Catedral de San Martín, una construcción de los siglos XIV y XV del centro de Bratislava.

Mañana, el papa se trasladará a la segunda ciudad del país, Kosice, donde visitará una de las poblaciones gitanas más grandes de Europa, con 4.000 personas, y también se encontrará con jóvenes eslovacos.

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