Barrio Las Playas - A pesar de tener una gruta única en el mundo, el lugar necesita protección

La plaza no tiene quien la cuide

Desde hace tiempo los vecinos claman por alguien que proteja el lugar. Hoy, el trabajo de algunos vecinos intentan ganarle la pulseada al vandalismo y la falta de solidaridad
martes, 31 de diciembre de 2019 · 09:00

Escribe: Daniel Rodríguez
Fotos: Roberto Zayas

“Yo te traigo acá para que conozcas la cara de la Virgen cuando tenía tu edad”, le dijo una madre a su pequeña mientras visitaban la gruta, aquella capilla a cielo abierto que se encuentra en el barrio Las Playas.

Tal espacio religioso se encuentra en las inmediaciones de Figueroa Alcorta y Perú, donde también se ubica la pintoresca plaza Eva Perón, aunque la misma es conocida por todos como “La plaza del Coco” ya que el mismo Coco la creó, la ideó, reunió colaboradores y de sus manos nacieron muchos de los ingeniosos juegos que allí se encuentran.

“Aquí está la imagen de la Madre del Hijo de Dios”, afirma una inscripción tras el altar.

Hace exactamente 20 años Elvio “Coco” Moroncini tuvo la iniciativa y el deseo de crear un escenario para que los más pequeños se diviertan. Hoy hace seis meses que ya no se lo ve a Coco caminando entre los juegos y arreglándolos tal como siempre lo hacía. Algunas veces el mismo hombre renunció, en medio del dolor y la tristeza, a seguir siendo el Angel Guardián. Pero a veces tanto va el cántaro a la fuente que la fuente se termina rompiendo.

Hace tres años, días más días menos, él  mismo (Moroncini) concluyó una garita para que un vigilante pueda ubicarse allí y proteger su tan ansiado regalo. Sobre las maderas que tapan las ventanas de tal espacio (que posee baño y un ventanal) permanece una inscripción que anunciaba un compromiso que jamás se habría cumplido.

A finales de 1999, el hombre que hoy tiene 81 años, soñó lo que más tarde cumplió. Tras aparecer las luminarias necesarias, camionadas de tierra hicieron falta para nivelar aquel baldío que hoy disfrutan los más pequeños. Sí, están quienes disfrutan sanamente, pero otros, con total desinterés y falta de solidaridad hacia el trabajo ajeno, en una plaza que es de todos, destrozan y maltratan aquellos espacios que tantas horas de trabajo y de vida consumieron.

“Más allá de alguna autoridad municipal, también los vecinos son quienes deben proteger el lugar”, reflexiona una fuente muy cercana en diálogo con El Diario.

 

Recuerdos  imborrables

En ese espacio que hace seis meses comienza a sentir más que nunca la ausencia, se han sembrado miles de anécdotas y recuerdos imborrables.

Generaciones enteras han acudido a cada uno de los puntos ubicados y aptos para disfrutar. Cuando el calor del verano comienza a apretar, y la humedad sube, muchos buscan un escondite refrescante donde tomar aunque sea un mate. 

Es importante también  recordar que la gruta de la Virgen Niña del barrio Las Playas fue alabada y bendecida por el mismísimo Papa Francisco  en 2014 a través del padre Pepe Luque (párroco del lugar) y es visitada por vecinos de toda la ciudad y la región para realizar ofrendas. Allí, donde los ángeles fueron bendecidos no hace tanto, la labor del pionero se destaca y emerge: “El 90% de las piedras fueron pegadas por mis manos”, afirmó.

Aún persiste  en la memoria el esfuerzo denodado de Coco, con su iniciativa y su ingenio, para hacer que el helicóptero prenda sus luces, su voz inconfundible explicándole a un pequeño por qué el auto Fórmula 1 que les construyó a todos no tiene cárter o aquel documental altamente premiado y halagado como “Una plaza de otro planeta”.

Recorriendo aún más los espacios lúdicos uno puede encontrarse con una recreación del conocido Trencito de Las Playas (con sus respectivos rieles), un juego musical realizado a base de bielas, una par de sillas materas y hasta un secarropas económico para que las madres ahorren energía eléctrica.

Duele y duele mucho ver el poco cuidado hacia un espacio que tantas horas de trabajo ha llevado.  Los mismos vecinos de la barriada dialogaron varias veces con este medio quejándose de los destrozos y los robos ocasionados allí. En 2017, por ejemplo, de aquel lugar dedicado para la fe se llevaron las lámparas y aún así, nadie protegió ni protege aquellos humildes bienes que tanto sudor costaron conseguir.

Ante la promesa de la llegada de un guardián, Coco tardó solamente 30 días en levantar y acondicionarla, pero aquel protector jamás llegó.

Pasaron el invierno y la primavera de este año y hace seis meses que el hombre de 81 años no ronda por su plaza, que es suya y es de todos. El solamente lleva el cuidado de la tan querida gruta que es visitada y querida por muchos.

A veces los pequeños del barrio acuden a su hogar a comentarle que “hay unos chicos haciendo lío”, pero él ya varias veces ha salido y entrado de su hogar tratando de hacerles entender a otros lo que ya se sobreentiende.

Tal vez sea el hecho de sentirse solo, tal vez se siga aguardando alguien que vele por el trabajo desinteresado de un vecino solidario al que varias veces le faltaron el respeto. Eso sí, lo que se sabe a ciencia cierta es que hace más de 180 días que Coco ya no puede hacerlo solo.

¿Por qué? esa es otra historia que tal vez esta misma crónica ha contado sin querer.

 

En el año 2014, la auditora General de la ciudad, Alicia Peressutti viajó rumbo al Vaticano con la legisladora Graciela Sánchez allí le mostraron al Papa diferentes recortes periodísticos que destacan la tarea y la creación de la gruta de la Virgen Niña realizada por el vecino. “Esto es único en el mundo”, destacó el mismo Moroncini  (quien también se encargó de la impresión y distribución de  las estampitas) en diálogo con este medio.

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