Informe - Según el INDEC y otras fuentes, sobran las dificultades a la hora de tomar la determinación

El sueño inalcanzable de independizarse y vivir solo

Una persona de entre 20 y 30 años que por diferentes razones necesite estar sola y que esté dispuesta a trabajar y estudiar, encontrará en Villa María escollos económicos que pueden ser insalvables. Si la idea es tener su propio dormitorio, su propio baño... resulta casi imposible
domingo, 16 de junio de 2019 · 16:59

Escribe: Sergio Vaudagnotto (de nuestra Redacción)

Comencemos por señalar que el precio promedio del alquiler de un departamento de un dormitorio en un edificio ubicado en la zona céntrica de la ciudad (entre los cuatro bulevares) oscila, por lo bajo, entre los 6.500 y los 7.500 pesos. Si el inmueble se hallara en uno de los llamados complejos (de hasta tres pisos y sin ascensor), esas cifras podrían bajar y ubicarse entre los 5.500 y los 6.000 pesos.

Fuera de ese cuadrante puede calcularse una baja de alrededor de 1.000 pesos para el primero de los casos, no así para el segundo, dado que en la plaza local se estima que las comodidades que ofrece la propiedad en el complejo son las mismas así se encuentre en la zona céntrica, en barrio Lamadrid, en barrio Ameghino, en barrio Güemes...

A partir de esos datos iniciales, supongamos que “por fortuna” el joven que necesita sentirse independiente cuenta con ahorros suficientes como para hacer frente al pago de los dos meses de alquiler que le solicitan para ingresar al espacio elegido para empezar a “vivir su propia vida”, sin que esto signifique abrir juicio sobre la que llevaba junto a sus padres o al lado de uno de ellos. Bien, resulta que a esos 11.000/13.000 pesos deberá agregarle el precio mínimo que tendrá que pagar para tener su cama (3.000 pesos, usada y sin mesa de luz), su colchón y una almohada (4.000 pesos y muy difíciles de conseguir usados), su juego de sábanas (nuevas, de 800 pesos), su heladera (usada, de 8.000 pesos), un anafe (usado, de 2.800 pesos), una mesa y dos sillas (usadas, de 4.000 pesos)... Es decir, un combo mínimo para que aquel ambiente no se parezca tanto a una celda...

Esos 23.600 pesos que resultan de la compra de esos elementos en distintas compraventas y en un comercio de la ciudad, después una exhaustiva búsqueda de los mejores precios, deben ser sumados a aquel desembolso inmobiliario.

Es decir, la “fortuna”, el producto de sus ahorros o el “empujón” familiar debe situarse entre los 30.000 y los 40.000 pesos, siempre que le dejen llevar consigo la computadora o la notebook que usaba en el hogar. De tener que adquirirla, no se salvará de otros 10.000/15.000 pesos, así sea usada.

 

Lo importante no es llegar, sino mantenerse

Cuando esa fase -calculada decididamente a la baja- se haya completado, empezará una segunda mucho más complicada: al alquiler mensual se le suman la comida, los servicios y algunos otros ítems insalvables, más allá de que vamos a suponer que nuestro joven vecino independiente hará uso de la bicicleta o del Boleto Educativo Gratuito para desplazarse por la ciudad, es decir, no gastará absolutamente nada en transporte.

Si tomamos en cuenta que la semana pasada la última Canasta Básica Alimentaria que figuraba en la web del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) era la de abril y se situaba en los 23.480 pesos (para una familia de 3 miembros), si consideramos que en el desagregado del estudio referido a las “unidades consumidoras en términos de adultos” la persona de entre 18 y 29 años tiene una “valorización mensual” de 0,76 unidades para la mujer y de 1,02 para los hombres, tendremos que nuestro individuo independiente deberá contar con 6.800/7.800 pesos mensuales para comer (un promedio de 226/260 pesos diarios para desayunar, almorzar, merendar y cenar, según el INDEC).

O sea que solamente con el alquiler y siguiendo al pie de la letra la “dieta INDEC”, esa persona joven de la que nos ocupamos arranca con gastos por 12.300/14.300 pesos mensuales, según viva dentro o fuera de los cuatro bulevares, en un edificio sin o con ascensor... y habría que decir, según el mismo organismo nacional de estadísticas, según sea hombre y mujer, por aquella diferenciación que hace en el rubro de la alimentación.

Vayamos ahora a las expensas. Siempre intentando ser condescendientes con el joven independizado, las situaremos entre los 700 y los 1.400 pesos, incluyéndole además el servicio de agua, que se prorratea entre todo el consorcio.

En cuanto a los impuestos, supondremos que el contrato de arrendamiento deja el pago a Rentas a cargo del locatario, pero no se salvará de un mínimo de 500 pesos en tasas municipales.

En el rubro de los servicios hay otro salto que se debe apuntar. Cuidándose en el consumo, la luz y el gas no lo dejarán a salvo del desembolso de otros 2.000 pesos.

Ahora bien, si la independencia es tal, el abono del celular y la conexión a Internet (ya indispensables en nuestro tiempo) deberían correr por su cuenta, con lo que se debe agregar, siempre por lo bajo, otros 1.500 pesos.

 

Casi 20.000 pesos, sin beberla...

¿Va llevando el lector la cuenta? ¿No? Bueno, le aviso que estamos sobre los 17.000/19.000 pesos mensuales, para una persona que no gasta en transporte, a la que no se le rompe ni una zapatilla, que no compró todavía ni un jabón para lavarse las manos, ni una toallita higiénica, ni pasta de dientes, alguien que no lava la ropa, que no se corta el pelo, no va al cine ni al teatro, no toma ni un café con los amigos ni mucho menos un fernet...

Sigamos... por si hace falta seguir. Los programas del Gobierno de Córdoba para ayudar a jóvenes de hasta 24 años otorgan 4.500 pesos mensuales por prácticas laborales de 20 horas semanales. Está claro que estos jóvenes deben seguir en casa de los padres.

Para el caso de los recién recibidos existe el Programa para la Inserción Profesional, que entrega 7.000 pesos al beneficiario, a cambio de 20 horas de trabajo a la semana. Tampoco alcanza según los números que venimos manejando para alguien que quiere vivir solo. Debe, indefectiblemente, buscar otro empleo, con lo cual se le limita considerablemente el tiempo de estudio, tanto para graduarse como para cursar posgrados y perfeccionarse. Trabajar las ocho horas diarias en un comercio puede brindarle un sueldo mensual de 23.000 pesos y claro que existen salarios superiores. Pero convengamos que habíamos arribado a los casi 20.000 pesos casi “sin comerla ni beberla” o, dicho mejor, sin presupuesto para salud, vestimenta, calzado, aseo personal, esparcimiento, Ni hablar de libros ni de apuntes ni de fotocopias...

Vivir en su propio espacio, independizarse de su padres, para los jóvenes de esta ciudad es por ahora un sueño muy difícil de alcanzar.

Fuentes: INDEC, EKO Consultora, Poncio Consultores, Inmobiliaria GP, Compraventas de la ciudad

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