Día de la Independencia - Hubo acto oficial en la plaza San Martín y luego tedéum en la iglesia Catedral, celebrada por el vicario general de la Diócesis

Gill: una Patria federal sigue siendo “una meta constante”

El intendente llamó a preguntarse qué hacemos cada uno por la Patria y habló del simbolismo que significa que la independencia se haya dado en Tucumán
miércoles, 10 de julio de 2019 · 09:00

Construir una Patria federal “sigue siendo una meta constante” en la Argentina, en donde “es permanente el recurso al centralismo”, señaló ayer el intendente Martín Gill al encabezar el acto oficial por el 9 de Julio, en plaza San Martín.

En la ceremonia, el mandatario llamó a “hacer nuestro propio examen de conciencia sobre lo que nos toca en la construcción colectiva de la Patria”. Dijo que se atraviesa “un momento particular” en la nación, con la mitad de niñas, niños y adolescentes en la pobreza.

Primero, Gill consideró que no fue casual que la independencia argentina “se proclame definitivamente desde el interior de la Patria”, en alusión a Tucumán. “Quizás en ese simbolismo podemos encontrar nuestro destino de construir un país realmente federal”, indicó y apuntó que “quizás todavía hoy” falta para eso, para alcanzar una Nación que “se piense en cada uno de sus extremos, en la totalidad de su geografía, en sus riquezas naturales, sus paisajes, su gente, sus tonadas”.

“Es permanente el recurso al centralismo, el recurso a una mirada que concentra en Buenos Aires y que se olvida del conjunto de la Patria”, sostuvo.

Evaluó que “la Patria se reconoce en la alteridad, se reconoce cuando hay otro, cuando tenemos al otro, y se reconoce cuando genera fundamentalmente oportunidades para todos”.

En ese sentido, advirtió que “vivimos un momento particular”, en el que “casi la mitad de los niños están por debajo de la línea de pobreza, hay miles y miles de argentinos que no tienen trabajo, hay personas que duermen en la intemperie, hay muchos que no terminan la escuela o que no ingresan” a la misma.

Sostuvo que “la meta y el esfuerzo nos exige muchísimo, y a todos”. “Se construye desde abajo”, opinó, y enfocó fundamentalmente en “los anónimos” a la hora de hablar de esos grandes constructores. Citó a los comerciantes “que le ponen el hombro todos los días”, al docente en el aula “haciendo el acto más maravilloso de la vida que es enseñar y aprender”, a los dirigentes deportivos “manteniendo el club abierto pese a las dificultades, para que allí esté la vida de los chicos”, a las fuerzas de seguridad “custodiando el valor de la seguridad”, a los bomberos, a trabajadores, niñas y niños, entre otros.

“Más que criticar lo que otros no hacen, deberíamos preguntar qué hacemos nosotros”, subrayó el jefe del Ejecutivo.

En el tramo final, recordó a quienes ofrecieron su vida por las islas Malvinas. Destacó que se trató de adolescentes que “terminando la secundaria, en 1982 fueron convocados a dar la vida por la Patria”. Allí el público, en el que se encontraban héroes de la guerra, brindó un aplauso.

Finalmente, Gill reflexionó que este es un año “muy particular”  por las elecciones y llamó a plantearnos “qué hacemos, qué podemos dar”. “Seamos generosos en la entrega y agradecidos porque este suelo nos cobija”, expresó, cerrando con la convocatoria a “aportar un grano de arena para una Patria más justa”.

El acto comenzó a las 9.30 y tuvo a Gill como único orador. Luego se produjo el tedéum en la iglesia Catedral, ofrecido por el vicario general de la Diócesis, Alberto Bustamante, ante la ausencia del obispo Samuel Jofré Giraudo, que se encontraba en Río Tercero.

Tras la ceremonia religiosa, el pericón ganó la explanada del templo máximo de la ciudad, mostrando color y alegría.

 

“No hay noble igualdad en medio de los que quedan tirados...”

El vicario general de la Diócesis, Alberto Bustamante, propuso sus reflexiones considerando algunas estrofas del Himno Nacional, al realizar ayer el tedéum en la Catedral.

Primero se centralizó en el “Oíd mortales”, para advertir “cuánto necesitamos aprender a oír”. Recordó en ese sentido al obispo mártir Enrique Angelelli, que decía que había que tener un oído en el evangelio y otro en el pueblo. Llamó a escuchar a todos y sostuvo que “es imposible escuchar caminos de solución sin este impensable acto del espíritu”.

“No hay persona más peligrosa que la que se enamora de una idea y nunca se enamora de su gente, son las típicas personas que paradas en los escombros de la comunidad destruida por la idea celebran que salvaron la idea”, advirtió. “Dios nos libre de emborracharnos de la sordera de los prepotentes y soberbios”, declaró.

Continuando con fragmentos del Himno subrayó que “es sano recordarnos mortales” y allí mencionó al Papa Francisco, que como cardenal “decía que nunca vio un camión de mudanza detrás de un cortejo fúnebre”.

Sobre “el grito sagrado, libertad, libertad”, apuntó que “es el grito de todo un pueblo, no de un sector”.

“Es difícil percibir por donde va el pueblo (...). Debe haber un sueño comunitario”, manifestó.

“Dios nos dé la gracia de escuchar e interpetar ese grito colectivo y no callarlo con la sordera del que solo piensa en sí mismo”, agregó.

Más tarde, Bustamante expresó que “no basta con una democracia e independencia formal sino con una libertad real, una democracia social, la que no se puede ejercer sin los medios suficientes para que todos puedan vivir con dignidad y elegir un proyecto de vida”.

Siguió con el “oíd el ruido de rotas cadenas” para interpretar que existe una “triste costumbre de los argentinos de dramatizar todo cuando podemos encontrar culpas afuera, pero no somos tan agudos para reconocer nuestros propios vicios y errores”.

Habló de la liberación de “ataduras que nos encierran en comodidades, egoísmos, en las propias injusticias; ataduras que nos limitan internamente”.

Ponderó a voluntarios y militantes que entre otras cosas “liberan de la droga a ese joven del barrio”, y resaltó a docentes.

“No se puede pensar en un desarrollo integral con inclusión si a la fiesta de algunos opulentos la sufren y la pagan los excluidos”, advirtió.

“Debemos encontrar un camino para generar condiciones que permitan poner en el trono a la noble igualdad y hacernos cargo de los rostros que nos duelen, entre otros, de los rostros de más de la mitad de niños y adolescentes que están en situación de pobreza”, recalcó.

“No hay noble igualdad en medio de los que quedan tirados en el borde del camino”, alertó.

Y dijo que “el futuro está en manos de los que tienen el corazón grande, oídos atentos...”.

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