En el comedor comunitario del barrio ven cómo se incrementaron la necesidad y la carencia

En La Calera viven “el momento más crítico” por la pobreza

Marisa Sánchez, presidenta del centro vecinal del barrio y responsable de Caritas Felices, dijo que las mamás antes trabajaban de lunes a viernes y ahora lo hacen dos o tres veces a la semana, mientras que a los padres les cuesta mucho conseguir una changa
miércoles, 11 de septiembre de 2019 · 09:00

Escribe Diego Bengoa De nuestra Redacción

Más de un centenar de niños van de lunes a viernes a cenar al comedor comunitario Caritas Felices de barrio La Calera.

Son chicos del sector, y muchos  viven con su mamá y hermanitos. Conforman una de las franjas más golpeadas por la grave y prolongada crisis socioeconómica que atraviesa la Argentina por las políticas implementadas por el Gobierno de Mauricio Macri. “Es el momento más crítico de los 7 años que tiene el comedor”, afirmó Marisa Sánchez, la cara visible del espacio que nació precisamente ante la necesidad, previo al macrismo.

Marisa aclaró que “la realidad nunca fue buena”, incluso antes de la asunción del actual presidente en diciembre de 2015, pero sostuvo que en los últimos años todo empeoró.

“La mamá que trabajaba de lunes a viernes hoy lo hace lunes y miércoles o lunes y viernes, porque no tiene otra oportunidad laboral. Los papás, igual”, expresó.

Por eso, es que muchos hombres y mujeres que antes no se habían llegado a la sede de calle Juárez Celman 842, ahora lo hacen, para preguntarle si pueden ir sus hijos a comer.

“Vienen con un poco de vergüenza, antes no mandaban a los chicos y ahora sí, porque dicen que no pueden, no llegan con la plata. Es una situación muy, muy grave”, graficó.

“Este es el momento más crítico, en todos los sentidos: en cuanto a comida, calzado, ropa, están todos los días pidiendo. Hay mucha carencia, hablas con la gente del dispensario, de la capilla, de la escuela, y te cuentan lo mismo. Es general, es algo muy, muy triste”, declaró.

Sánchez, que también es la presidenta del centro vecinal, apuntó que antes “los papás  tenían trabajo”, más allá de que era algo precario.

“La realidad nunca fue buena, pero aún así, antes la madre tenía trabajo de lunes a viernes y hoy tiene dos o tres días a la semana y le pagan por hora. Le cortaron los días y no es mensual, no como antes que tenían buen sueldo”, advirtió.

“A los papás le sucede lo mismo, andan buscando con el balde, buscando changas. No hay laburo de albañil, es así, es triste”, aseguró.

Remarcó que gran parte de los pequeños que van al Caritas Felices residen con su mamá. “La mayoría de las mujeres trabajan en casas de familia, muy pocas tienen estudio. Les cuesta un montón mantener el hogar”, detalló.

Cuando se le preguntó si al mediodía casi todos comen en la escuela a través del Paicor, advirtió que “varios no están yendo al colegio”, y por ende, en varias ocasiones se quedan sin almorzar.

“Me pongo mal porque está muy frío y no toman nada caliente. Es algo que recalco todos los días a las chicas en el comedor: un niño que se sirve tres veces es porque no comió nada a la tarde, nada caliente, no saben lo que es un mate cocido, porque la mamá estuvo trabajando o porque realmente no tienen, no tienen pan, te lo cuentan”, contextualizó. “Es una realidad muy triste, sé que se da en todos lados, nosotros lo vivimos acá en La Calera”, añadió.

“La donación siempre está, no como antes pero sigue existiendo”, dijo ante la pregunta. En tanto, cuando se le consultó sobre la presencia de la dirigencia política, aseveró que no recibe “nada”, aclarando que sí cuentan con un subsidio mensual que otorga la Municipalidad de Villa María.

En este aspecto, comentó que están “teniendo un pequeño problema desde hace dos o tres meses, porque antes el día 28 o 29 ya me llamaban para ir a cobrarlo, y ahora está muy atrasado. Me dijeron que me van a pagar mañana (por hoy miércoles)”.

“Nosotros no podemos pagar impuestos con arroz, fideos o polenta, necesitamos sí o sí ese dinero para pagar (los tributos) o a veces para sacar y comprar aceite, carne, o alguna cosa que haga falta”, indicó.

 

La adolescencia

Por otro lado, manifestó que muchos adolescentes están gran parte del día en la calle.

“Hace falta que el Estado esté más presente, con talleres, que no se cansen, que haya más constancia. Es que a lo mejor hacen una charla y como los pibes no van, no vienen más. Hay que insistir para poder sacarlos adelante”, remarcó la referente barrial.

Incluso hizo alusión a uno de sus hijos, de 20 años. “Si no hacemos algo, no tienen futuro”, se lamentó.

“No hay que cansarse en laburar con la adolescencia. Nosotros tenemos en claro que hay que hablar mucho en el comedor, de lo contrario no sé qué va a ser de ellos. El Estado tendría que estar presente con los jóvenes”, pidió.

 

Para colaboraciones:

(0353) 154114971

 

En el país, casi la mitad son pobres

Según el INDEC,  el 47% de los menores de edad eran pobres en el segundo semestre de 2018. Se trata de la pobreza medida sólo con los ingresos.

En tanto, según Unicef, en la Argentina el 48% de los menores de 17 años eran pobres al primer semestre de 2018, de acuerdo al estudio de diciembre del año pasado.

Este organismo considera no sólo a quienes no tienen suficientes fondos para cubrir sus necesidades, sino también si tienen acceso a distintos servicios básicos, como concurrir a la escuela, tener agua corriente en sus hogares y vivir en una zona que no sea inundable o un basural.

Así, el 48% de los chicos y chicas del país vive con alguna de estas privaciones.

“La pobreza infantil es mucho más elevada en los hogares monoparentales que cuentan con una única proveedora de ingresos que además debe asumir las tareas domésticas y de cuidado”, advirtió Unicef. Es lo que se visibiliza precisamente en La Calera: muchos pequeños tienen solo a su mamá como sostén, ya que los padres no se han hecho cargo.

Por otra parte, de acuerdo a la Universidad Católica Argentina (UCA), en 2018 eran pobres el 51% de los menores de 17 años, según la medición por los ingresos.

El porcentaje aumentó ese año, ya que en 2017 era del 44% y en 2015 había sido del 46,5%. Se presume que en este 2019 es mucho peor.

Dicha universidad también calcula la pobreza con el acceso a los servicios básicos, llegando al 63,4% de los niños.

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