Pedido de justicia y un alto en la violencia

Escribe Celeste Coschica
De nuestra Redacción

El pedido de justicia por Fernando Báez Sosa dejó al desnudo la necesidad de la sociedad argentina de poner un freno a la violencia y el pedido a la Justicia para que no eluda sus responsabilidades.

La convocatoria en Villa María para exigir “Justicia por Fernando”, el joven brutalmente asesinado por un grupo de diez rugbiers hace un mes en Villa Gesell, reunió a más de cien vecinos en una jornada auténtica y conmovedora.

Con globos blancos y carteles con la foto de Fernando, no solo se acercaron vecinos autoconvocados, sino familiares de jóvenes asesinados en nuestra ciudad en los últimos años, que al día de hoy sienten que no se hizo justicia.

Pasadas las 18 la concentración en plaza Centenario se abrió camino con aplausos por calle General Paz hasta la sede de Tribunales, en donde hicieron un alto para pedir “Justicia por Fernando”, “perpetua para los asesinos”, “que no haya más Fernandos” y que “el dinero de algunos no compre la Justicia”.

No se vieron organizaciones en la movilización, pero sí decenas de autoconvocados motivados “por la empatía” y por la necesidad de que “las cosas cambien en nuestro país”.

Tras permanecer unos minutos allí, se volvieron a trasladar hasta la plaza.

Pero además del caso de Fernando, la movilización estuvo marcada en nuestra ciudad por el pedido de los familiares de jóvenes villamarienses asesinados, que encontraron el apoyo de los vecinos allí presentes.

“Pedimos justicia por Selien Cantero, asesinado el 2 de septiembre de 2018”, en el Parque Hipólito Yrigoyen de Villa Nueva, también tras sufrir una bestial golpiza por tres personas que hoy se encuentran detenidas: “Le pedimos a la fiscal Companys que cambie la carátula de los acusados. No fue un homicidio simple, fue con alevosía. Lo mataron igual que a Fernando, con patadas en la cabeza hasta dejarlo inconsciente. Ellos no tienen ningún rasguño porque mi hermano no se pudo ni defender”, dijo la hermana de Selien.

Contenida por sus familiares, Gabriela García, mamá de Selien, dialogó con El Diario tras la marcha y reiteró el pedido de cambio de carátula y la condena de cadena perpetua para los asesinos de su hijo: “Para nosotros de simple no tuvo nada. Me lo mataron como a un perro y la verdad es que me arruinaron la vida. Quiero que no salgan más”, manifestó.

La mamá, además, agradeció a las “chicas que convocaron a la marcha”: “Ni siquiera sé cómo se llaman, pero si no hubiese sido por ellas, yo no hubiera estado acá”.

Así se vivió la marcha de ayer. Personas que no se conocían, pero se sintieron unidas por el dolor y por la necesidad de hacer fuerza todas juntas para que no haya más casos impunes en Argentina y para que cese el nivel de violencia que hoy vivimos.

“Todos nos sentimos las mamás de estos chicos. Si esto no cambia, la Justicia no va a cambiar”, señaló otra de las presentes que se acercó a abrazar a García, sin conocerla.

Además de la familia de Selien, se hizo presente Viviana Sánchez, mamá de Luisina Elizabeth Barrera: “A mi hija la mataron hace nueve años, el 21 de marzo de 2011. La encontraron en su departamento sin vida y no le hicieron autopsia hasta más de quince días después, por mis reiterados reclamos. Tampoco le hicieron una autopsia, sino una revisión minuciosa externa. La Justicia siempre miró para otro lado y me decía que las pruebas y testigos que llevaba eran por mi dolor de madre. A los testigos ni los llamaron. Hubo dos imputados, pero no hubo condena. Sigo pidiendo justicia por mi hija y espero que se reabra el caso y que paguen lo que tienen que pagar. Los imputados ya tenían abogado antes que yo haga nada, se estaban cubriendo de antemano. Espero que algún día me escuchen”.

Ante los medios presentes, Dora Pereyra también quiso contar su historia: “A mi hijo lo mataron en 2005 en el Anfiteatro. Fue un asesino de 16 años que esa noche salió dispuesto a matar con una navaja y se enfrentó con mi hijo y lo mató a sangre fría. Como era menor estuvo en un reformatorio. Nosotros seguimos sus pasos, pero hablamos con la jueza y nos dijo que esa persona iba a estar ahí cierto tiempo y después la tenían que reinsertar en la sociedad, entonces nunca más quisimos saber qué fue de él porque sabíamos que no se iba a hacer Justicia”. El hijo de Dora, Leonardo Gabriel Vidal, tenía 18 años cuando fue asesinado.

Por Fernando y por un alto en la violencia

Muchos con lágrimas en los ojos y con ganas de expresar su bronca por la forma en que fue asesinado Fernando Báez Sosa, manifestaron la necesidad de que la sociedad “abandone la pasividad”: “Dejemos de ser una sociedad cobarde y que solo se expresa por redes sociales. Dejemos de mirar para otro lado”, manifestó una de las presentes.

Sin micrófonos, fueron varias las personas que quisieron expresar lo que sentían: “Lo asesinaron por negro de m..., así le dijeron. Tenemos que dejar de educar a nuestros hijos con racismo y con odio a las clases sociales”, expresó otra mamá presente en la movilización.

La vecina que convocó a la marcha en nuestra ciudad, Dayana Ledesma, manifestó a El Diario que no tiene conexión con Fernando o con los familiares de víctimas villamarienses, pero sintió que el pedido de Justicia también debía sentirse acá: “Gracias a Dios no pasé por esto en lo personal, pero creí importante que esta marcha se realice en nuestra ciudad. Es la primera vez que convoco a una movilización y no sabía cuánta gente podía llegar a venir. Pensé que aunque fuéramos 20 teníamos que pedir justicia. Soy mamá y siento que esto le pudo pasar a cualquiera”, contó quien difundió la convocatoria a través de redes sociales.

Yamila, amiga de Dayana, también presente en la plaza, dijo que “Fernando ahora es hijo de todos”: “Venimos porque no queremos que pase más esto. No creemos que la culpa de la violencia sea de un deporte, la violencia está en todo lados. Estoy acá porque uso la empatía y me pongo en el lugar del otro. Tengo un hijo de seis años y no quiero que el día de mañana a él le pase algo así. Ahora todos tienen miedo. Queremos que se termine todo esto y más de la forma cobarde como lo mataron. Fernando nunca hizo nada y lo trataron de negro de m... y lo mataron por su clase social”.

Voces durante la marcha

- “A mi hija la mataron hace nueve años, el 21 de marzo de 2011. La Justicia siempre miró para otro lado y me decía que las pruebas y testigos que llevaba era mi dolor de madre. Sigo pidiendo justicia por mi hija y espero que se reabra el caso y que paguen lo que tienen que pagar”. Viviana Sánchez, mamá de una joven asesinada en 2011

- “Fernando es hijo de todos ahora. Venimos porque no queremos que pase más esto. No creemos que la culpa de la violencia sea de un de deporte, la violencia está en todo lados. Tengo un hijo de seis años y no quiero que el día de mañana a él le pase algo así. Ahora todos tienen miedo”. Yamila, vecina autoconvocada

- “Gracias a Dios no pasé por esto en lo personal, pero creí importante que esta marcha se realice también en nuestra ciudad. Es la primera vez que convoco a una marcha y no sabía cuánta gente podía llegar a venir. Pensé que aunque fuéramos 20 teníamos que pedir justicia”. Dayana Ledesma, organizadora de la marcha.

Una multitud en Buenos Aires

La movilización se replicó en varias localidades del país y hasta en el exterior: en Buenos Aires, donde estuvo presente la familia de Fernando, fue multitudinaria.

"Quiero justicia por mi hijo, lo mataron a traición", dijo Graciela Sosa, la mamá de Fernando, al encabezar la emotiva marcha frente al Congreso de la Nación.

"Quiero justicia por mi hijo, lo que le hicieron es terrible, no lo dejaron defenderse, lo mataron a traición", exclamó entre llantos, acompañada de su marido Silvino ante más de 10 mil personas que se congregaron en la Plaza del Congreso.

"Quiero agradecer a todos por venir, mi vida no es fácil. Pero con ustedes se va a hacer justicia por mi hijo", agregó, mientras los asistentes exclamaban "perpetua, perpetua" y levantaban en alto carteles con la cara de Fernando.

Fabián Améndola, abogado de la querella en la causa por el asesinato del joven, dijo que el acto multitudinario fue "un reflejo de lo que pasa en la sociedad”.

“Este caso ha calado tan profundo porque Fernando ha pasado a ser un símbolo de la lucha contra la violencia", concluyó.