Sin cuarentena lloraríamos más muertes

Escribe Diego Bengoa

De nuestra Redacción

“Estamos muchísimo mejor que al inicio. Si no se hubiera definido una cuarentena, seríamos una sociedad que lloraría muchísimas muertes, esto es así”.

Las palabras pertenecen al médico infectólogo Darío Quinodoz, quien protagonizó un “vivo” de 90 minutos en las redes sociales del Grupo Roentgen para hablar de la situación sanitaria en el marco de la pandemia de coronavirus.

 “Si estamos preparados o no, es la pregunta más desafiante de todas porque nos interpela como sociedad. La pregunta sería quién está preparado para la llegada del virus. Ningún país estaba preparado, algunos que tienen recursos prepararon políticas inadecuadas, como EE.UU. y Brasil, y hubo países con menos recursos que implementaron políticas adecuadas”, consideró.

En ese sentido, dijo que en esta zona “las instituciones adecuaron sus infraestructuras, normas y procedimientos, se han munido de recursos y equipos de protección personal”. Asimismo, marcó que “los hospitales públicos referentes de COVID-19 han aumentado su capacidad operativa”.

En Córdoba, los brotes

Quinodoz resaltó que en la provincia “la transmisión comunitaria, de persona a persona, es muy baja, es menos del 2%” de los casos.

“Lo que ha pasado ha sido en contexto de brote, y el brote se ha controlado”, subrayó.

“Todavía en la provincia los casos se pueden identificar, se pueden identificar los contactos estrechos y se pueden aislar. No predomina la transmisión comunitaria”, informó.

No obstante, el profesional aclaró que “claramente la situación del país es variable”. “En AMBA se da una transmisión comunitaria sostenida, como en Chaco, la provincia de Río Negro y Córdoba en un bajito nivel. Córdoba tiene epidemia en brotes, pero lo que hoy se está pudiendo controlar puede pasar a transmisión comunitaria si no se advierte un caso, o si se hace un aislamiento tardío”, declaró.

Respecto al cuadro actual, dijo que la alta flexibilidad existente “es imposible de controlar por las autoridades”.

En ese marco, recalcó que “las medidas de prevención que todos conocemos es lo que puede controlar” la situación, mencionando el distanciamiento social, el lavado correcto de manos y el uso de tapabocas o barbijo, recordando que el tapabocas debe tapar boca y nariz. “El tapabocas que uso protege al otro, no me protege a mí. Su uso tiene un principio solidario”, explicó.

“Estamos muchísimo mejor que al inicio. Si no se hubiera definido una cuarentena, seríamos una sociedad que lloraría muchísimas muertes. Se ha adecuado el sistema de salud, nos falta un poquito de que todos tengamos esto presente”, dijo.

Después indicó que “no podemos estar tranquilos porque con un número muy alto (de casos) el sistema se satura, pero tenemos una adecuación del mismo que es claramente mucho mejor a la existente en marzo”.

“No soy fanático de la cuarentena ni de las restricciones a ultranza, pero tenemos que evitar reuniones que no sean necesarias”, evaluó.

Los tratamientos

Por otro lado, comentó que “el único tratamiento con cierta efectividad en algunos casos es con corticoides”, pero marcó que no debe haber un uso masivo de corticoides, sino que tiene que ser en dosis baja y sólo en determinados pacientes.

“En principio se usa sólo para casos graves. Por favor, no usar en casos leves ni ambulatorios, y no automedicarse”, expresó.

En cuanto al uso de plasma de personas recuperadas para tratar pacientes, explicó que “no en todas las personas que se han curado el plasma tiene anticuerpos en cantidad suficiente para poder tratar a alguien enfermo”.

“Es muy importante que las personas que se han curado donen plasma, el que luego se estudia”, señaló.

Precisó que actualmente “el tratamiento estándar es el de sostén, hidratación, bajar la temperatura y corticoides para quienes requieran oxígeno o ventilación mecánica”.

Sobre la vacuna, subrayó que su desarrollo “implica un conocimiento muy profundo del virus”. “Hay varias vacunas en estudio, nadie sabe a ciencia cierta cuándo vamos a disponer de una, a quiénes se va a vacunar” y otros interrogantes.

Gimnasios y escuelas

Cuando este diario le consultó sobre por qué no es recomendable la apertura de gimnasios, hizo mención a que “por lo general se trata de espacios cerrados, con muchas superficies de contacto” y en un contexto en el que “la actividad física produce una exhalación aérea mayor, se generarían múltiples exhalaciones y si una persona estuviere infectada se reúnen las condiciones” de riesgo.

No obstante, señaló que la política de mantenerlos cerrados lo excede, “porque requiere análisis de factores” que dijo desconocer. Y no pasó por alto el impacto muy negativo que ha tenido el aislamiento en ese rubro.

Más tarde, Quinodoz sostuvo que el COVID-19 “es un virus desgraciado, traicionero, distinto, que tiene tiempo, tiene pensado afectar a un gran sector de la población”.  “El problema de que se infecte todo el mundo es el exceso de muerte”, dijo.

También habló sobre la inmunidad de rebaño, mencionando el caso de Reino Unido, “que es el país que más muerte tiene cada 100 mil personas”, por lo que cuestionó esa idea.

“Cuando hablamos de muertos parece que hablamos de números. Cada muerto es una persona, que puede ser tu mamá, tu abuela”, manifestó.

Preguntado sobre la vuelta a clases presenciales, apuntó que su decisión exige un análisis multidisciplinario, pero opinó que “desde lo sanitario, yo esperaría para abrir”. Aclaró que “no sólo es una decisión sanitaria, abarca múltiples dimensiones, y es compleja”.

Al final, especificó que el COVID-19 “tiene una presentación clínica bastante característica: en jóvenes hay tos seca, dolor de garganta, de cabeza, fiebre o no”, y en personas de más de 60 años “puede presentarse con cuadro de dolor abdominal y diarrea”.