“Tengo baja visión, Villa María” compartió una guía elaborada por Verónica González Bonet

Concientizan sobre la manera correcta de hablar de discapacidad

Gustavo Billarruel consideró que el material redactado por la periodista es muy valioso. Algunos extractos del trabajo promovido por la REDI
domingo, 13 de septiembre de 2020 · 08:00

Mientras llevan adelante las charlas en vivo del Mes del Bastón Verde, desde “Tengo baja visión, Villa María” están compartiendo la Guía sobre Coberturas Respetuosas de la Discapacidad en los Medios de Comunicación, un trabajo promovido desde la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), y escrito por la periodista Verónica González Bonet.

“Tengo baja visión, Villa María” es un proyecto de comunicación de Luis Cecchini y Gustavo Billarruel, comunicadores sociales que tienen baja visión, y que desarrollan actividades vinculadas con la discapacidad visual. Desde esta propuesta se busca brindar información sobre discapacidad visual en general y baja visión en particular, para visibilizar y divulgar los derechos, problemática, necesidades y potencialidades de las personas que presentan dificultades visuales.

En diálogo con El Diario, Gustavo subrayó la importancia de compartir la guía elaborada por Verónica González Bonet. “Es importante que se lea para que se tenga en cuenta el uso de los términos adecuados a la hora de hablar de discapacidad. Para nosotros esta guía es muy valiosa, significa mucho. Queremos hacer hincapié en todo su contenido, porque como comunicadores nos parece fantástica”, expresó.

 

Del crimen pasional al femicidio

En la novena página de la guía, González Bonet se adentra en el uso del lenguaje. La autora indicó que “como comunicadores y comunicadoras sabemos que las palabras que utilizamos para expresarnos no son casuales, encierran qué queremos transmitir y el modo en el que nos expresamos va sufriendo cambios conforme la sociedad evoluciona”. “Hace algún tiempo, muchas personas utilizaban la palabra mogólico como insulto, situación que se revirtió sustancialmente gracias a la campaña de ASDRA. Lo mismo ocurre con el término femicidio, al que antes se llamaba crimen pasional. En la actualidad sabemos que no corresponde a la pasión la emoción que lleva al asesinato de una mujer, sino la violencia”, graficó.

En lo que a discapacidad se refiere, “la terminología adecuada es la adoptada en la convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, es decir: persona con discapacidad. Luego, si lo deseamos, podemos precisar: persona con discapacidad intelectual, visual, psicosocial, auditiva o física. También podemos mencionar personas con hemiplejia, tetraplejia, paraplejia, persona de baja talla, persona usuaria de silla de ruedas, persona con disminución visual, persona ciega, persona sorda o con hipoacusia, persona con síndrome de Down, persona con autismo, etcétera”.

 

El juicio de valor del periodismo

La periodista indicó que tampoco es adecuado utilizar los verbos “sufre, padece o está afectado por”, porque estas palabras “encierran un juicio de valor sobre la manera negativa en que las personas vivimos nuestra discapacidad y no es rol del periodismo prejuzgar las percepciones de las personas ni tampoco sus habilidades”.

“Una persona vidente es quien tiene la habilidad de ver el futuro, por tanto, toda persona que no cuente con ese poder, sería no vidente. No es correcto utilizar este término como sinónimo de persona ciega”, precisó la redactora de la guía.

González Bonet también aborda a la discapacidad como insulto, describiendo lo que sucede sobre todo en tiempo de campañas políticas, cuando se habla de políticos autistas, locos, esquizofrénicos, todo muy livianamente.

“Este modo de referirse a actitudes que pueden presentar aquellas personas que hacen política, desconoce que el no escuchar, no ver, ser violento, evadirse, etcétera, tiene que ver con actitudes voluntarias y no con una patología real que las personas con discapacidad no elegimos”, destacó Verónica.

“Esta situación ocurre con mucha frecuencia en relación con asociar cuestiones de salud mental con la violencia. Así, un femicida es un loco y no un violento, cuando esta sería la manera adecuada de referirnos”, advirtió. “Las personas usuarias de servicios de salud mental cargan con un estigma de peligrosidad que afecta significativamente la posibilidad de reinserción social y laboral que es tan necesaria para restablecer vínculos y poder delinear un proyecto de vida en comunidad. Es por ello que quienes comunicamos debemos recurrir a otros términos que plasmen acabadamente las actitudes de las personas, sin estigmatizar al colectivo de las personas con discapacidad”, apuntó.

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