Piden por “el derecho a dormir”

Un grupo de más de 20 vecinos presentó una carta en la Municipalidad y ante el Concejo Deliberante para intentar solucionar un problema que les está trayendo dolores de cabeza.

Se trata de frentistas que residen a la par o en cercanías a un bar ubicado sobre la costanera, en calle Bruno Ceballos. El inconveniente radica en el volumen en que se reproduce la música durante toda la noche, lo cual está causando malestar a los vecinos del lugar.

Así es que hace desde mediados de diciembre que vienen solicitando al municipio que interceda.

Al exponer el problema en la misiva, los firmantes aducen que “la cervecería Biermania no respeta la tranquilidad del vecindario y, por más que los vecinos de buena voluntad le pedimos que baje el volumen de la música, hace caso omiso de lunes a lunes”.

Una de las cosas que argumentan es que “el inmueble es un terreno y la actividad se desarrolla a cielo abierto, no se ha corroborado en las propiedades linderas cómo afecta su actividad”.

Adjuntando varios artículos de las ordenanzas que legislan este tipo de espacios comerciales, los vecinos indican que “siempre la ordenanza hace referencia a los locales cerrados, pero nada se dice de estos nuevos locales a cielo abierto, se pide que se revise y modifique ya que cada vez en cada barrio se van a habilitar más de este tipo de locales, teniendo en cuenta la pandemia”.

Finalmente, en la carta le solicitan al Poder Ejecutivo “que se prepare un proyecto teniendo en cuenta este tipo de locales nuevos. Que se modifiquen los decibeles permitidos teniendo en cuenta las vibraciones en las viviendas aledañas, se controlen los olores de la producción de comida, la basura, las botellas que dejan en la vereda todos los días”.

“El derecho a dormir”

Uno de los frentistas que encabeza el reclamo, Ramiro Sobrino, contó pormenorizadamente cuál es el problema que están atravesando.

“Me encanta la música. Nos encanta como familia, no obstante, la música tiene una particularidad para su disfrute: estado emocional, lugar y especialmente tiempo y ubicación. Pero esto no lo entienden todos. Si la música sirve como un instrumento para ganar dinero, lo demás, incluido las personas y sus derechos, no importa. Y expreso esta exposición pública porque estamos viviendo familiarmente una situación que nos genera cierto temor, suponiendo el final que pueda llegar a tener”, comenzó narrando.

“Nuestro hogar se compone de mi esposa, Florencia, y tres hijos. Soy un trabajador rural, que me lleva unas 14 horas diarias de trabajo. Mi día comienza a las 5 de la madrugada, a veces antes. Hace meses que he olvidado lo que es dormir cuatro o cinco horas seguidas. Sin sobresaltos”, apuntó, quien resaltó que el local gastronómico en cuestión tiene “potentes parlantes cuyos sonidos hacen temblar las paredes y vibrar el cuerpo”.

“Encontrarse con un sueño reparador, algo de lo más elemental para cualquier persona, se vuelve imposible. Los sonidos, el único freno que encuentran son las paredes de nuestras habitaciones. Esto lo hemos denunciado a la Municipalidad en primer término, ya pasaron varias semanas y las respuestas no llegan”, reclamó.

Adjuntó, incluso, actas que se han realizado por parte de agentes municipales en donde se han acercado a controlar los decibeles de la música. “La respuesta es que estarían dentro de lo normal. Claro, no se tiene en cuenta que se trata de asonancias a cielo libre, no hay paredes (léase viviendas) que contengan los mismos. Frente a la impotencia y desesperación, apelamos a un recurso que no nos gusta, que suena odioso, como es un megáfono, con el que cada noche, ya en horas avanzadas, les pido que bajen la música”, narró.

“No pretendemos que lo cierren ni que haya gente que se quede sin su fuente laboral. Solo solicitamos que se nos otorgue el derecho a dormir. No queremos pensar que esto pase a mayores. Como no hemos obtenido una respuesta satisfactoria de quien tiene dicha responsabilidad, la Municipalidad y el área que corresponde, apelamos a los medios de comunicación”, cerró.