El adiós a Carlos Cravarezza

Se fue un hacedor de la cultura

Pocas ciudades rindieron culto al séptimo arte como la Villa María de los años 70. Llegaron a coexistir ocho cines (si tomamos en cuenta el Astoria de la vecina Villa Nueva) y, en ese contexto, el apellido Cravarezza ocupa un sitial de privilegio
sábado, 10 de abril de 2021 · 07:58

Broadway, Premier y Astoria son tres salas cinematográficas en las que el cine sorprendió y engrandeció a la cultura local, cultivando a su público. Las tres (dos de Villa María y una de Villa Nueva) tenían a los hermanos Carlos y Juan José Cravarezza como propietarios y gestores.

En el Broadway el público no asistía solamente a los estrenos cinematográficos, sino a la puesta en escena de obras de teatro señaladas, de la mano de figuras prominentes en el acervo nacional, como Libertad Leblanc y Darío Vítori, por citar solo algunos.

La actividad, los llamados telefónicos... la gestión en sí de las salas demandaba un esfuerzo permanente porque detrás de los mismos estrenos estaban el Cine Rex, de la familia Spila; el Opera, el Monumental y el Alhambra, de Bautista Fiorano (el abuelo de Fernando Ateca, que se mantiene en el rubro a través de SudCinemas). Y más todavía al ingresar a la puja el Ambassador.

Entonces, cuando nos toca informar que a los 77 años falleció Carlos Cravarezza, que sus restos fueron velados brevemente en la mañana de ayer en la casa central de Paviotti, vale la pena retroceder en el tiempo y hacer memoria.

Los hermanos Cravarezza, a la derecha Juan José y a la izquierda Carlos, acompañando a Libertad Leblanc hacia el Palace Hotel (hoy Palacio Municipal). Foto del archivo de Ligri Suárez

Mucha de la “movida” cultural que se vive en Villa María en tiempos de normalidad tiene que ver con aquella ebullición setentista, a la que la Universidad terminó de cocinar.

Y en ese marco es donde debe colocarse el retrato de Carlos Cravarezza. No se trataba solamente de pujar por los estrenos de “Las aventuras del Poseidón” (la primera obra cercana al naufragio del Titanic), “Aeropuerto 77” o “La última nieve de primavera”, sino de armar un circuito para que la gran película estrenada en el Broadway llegara luego a precios populares al Premier y al Astoria.

Y en el Premier, vecino de la incunable La Madrileña, también hubo ciclos de cine de culto. Lo mejor del cine francés, lo mejor del cine italiano...

Los últimos años lo tuvieron al frente de la Armería San Huberto, a lado del negocio de venta de lanchas de su hermano, en la esquina de Yrigoyen y Entre Ríos. Pero son los recuerdos, los de la buena memoria, los que nos pintan una mirada de colores, aun cuando aquella vida haya transcurrido en buena parte en blanco y negro.

 

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