Responsables de clínicas locales describieron una situación crítica

Escribe Sergio Vaudagnotto
De nuestra Redacción

Dialogar con profesionales de la salud, en estos días, deja el sabor amargo de advertir cierta impotencia, pero también la sensación esperanzadora de  comprender que acá nadie se rinde. Todavía resuenan en la ciudad las palabras que la infectóloga Soledad Frola aportó el domingo último en una entrevista con El Diario, en el sentido de que más que hablar de camas ocupadas  “hay que pensar que no hay tratamiento efectivo” contra la enfermedad. Contundente.

Pero los datos relativos a la ocupación de camas para contagiados de coronavirus en los establecimientos privados de la ciudad es una realidad que también impacta fuerte.

En la Clínica Marañón las cuatro camas de terapia intensiva y las siete habitaciones para pacientes con COVID-19 se encuentran ocupadas “desde hace 10 o 12 días”, según lo indicó ayer a este medio Leopoldo Ballarino.

“Hoy se desocupó una cama pero al mismo tiempo estaba ingresando una señora de La Playosa”, graficó.

Ballarino apuntó, además, que “ha bajado la edad de los contagiados. Tenemos ahora mismo a un chico de 35 años, a otro paciente de poco más de 50 y sabemos que esto se está dando en todos los establecimientos, ya que lo confirmamos en una reunión reciente con los responsables del área de Salud de la Municipalidad”.

“Y a esa cuestión etaria se agrega que los pacientes permanecen internados una mayor cantidad de días”, agregó el responsable del establecimiento.

Su colega Darío Quinodoz, quien dirige Sanatorio de La Cañada, reveló que últimamente las personas “llegan con la enfermedad ya avanzada; con neumonía bilateral que ya tiene varios días”.

“Si no se dejaran estar y vinieran rápidamente podríamos tratarlos con plasma, que ha sido efectivo dentro de los tres primeros días o con suero equino, que nos da algo más de tiempo”, comentó.

Luego se refirió a la situación que se está viviendo en términos generales: “La gente estaba totalmente enterada; no hay muchas cosas nuevas que se puedan decir. Veíamos cómo se rompían las recomendaciones y lo que está pasando era totalmente esperado... Y lo que prevemos es que esto se agrave significativamente en las próximas semanas”.

“De cualquier manera, no estamos en una situación de catástrofe. No estamos sin oxígeno ni se muere la gente en las guardias, pero...”, deslizó Quinodoz.

Más camas

En función de tal previsión, el Sanatorio de La Cañada desde hoy llevará su capacidad de cuatro camas de terapia intensiva para COVID-19 (todas ocupadas) a ocho. Y de las 40 camas comunes para coronavirus, 38 estaban cubiertas ayer. “En realidad, la situación es prácticamente de ocupación completa. Damos un alta y por detrás llegan tres pacientes...”.

“Todo se dijo. Todo se advirtió... Tal vez hoy diría a los menores de 60 años con comorbilidad que consulten a sus médicos al momento de hacer el diagnóstico. Y a los mayores de 60 años que consulten ante la menor duda aunque no tengan comorbilidad, para avaluar un tratamiento precoz. Hay formas de consultar a distancia... Los tratamientos pueden ser efectivos, sobre todo si los tomamos en las primeras 72 horas”, añadió Quinodoz.

Cuatro ambulancias

Desde la Clínica de Especialidades, en tanto, su titular Guillermo Abramián apuntó que “están ocupadas las 12 camas COVID-19 de terapia intensiva y casi llenas las camas de piso para esta enfermedad”.

Ayer se dio una particularidad frente a ese establecimiento: hubo cuatro ambulancias haciendo cola para bajar contagiados. Una profesional que se desempeña en el centro de salud tomó la fotografía que se ve en la portada de esta edición, cuando uno de los móviles sanitarios ya había partido.

Abramián explicó que Villa María ya no recibe solamente pacientes  de la región que la circunda, sino que “están siendo derivados desde todo el sudeste de la provincia de Córdoba”.

“San Francisco está colapsado y deriva hacia aquí. Tenemos pacientes de Morteros y hasta de San Guillermo, una localidad limítrofe con Santa Fe”, graficó.

Manifestó, por otra parte, que “no se trata de pacientes con antecedentes; es gente más joven que la que recibíamos el año pasado y que llega con complicaciones”.

“Esto coincide con los últimos datos que recibimos de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva, que nos indican que ha bajado notoriamente el promedio de edad de los pacientes, en el orden de entre 15 y 20 años...”, dijo.

Abramián explicó, además, que “para atender esta situación cada día se suspenden cirugías. Generalmente se suspenden tres, hoy afortunadamente solo una... Y todo esto hace que estemos estresados”.

Están en contacto con las autoridades locales, en contacto entre ellos. Coinciden en que la situación “es la misma en el sector privado que en el estatal”.

Y aunque les duele que “este gran drama que tenemos encima no está visible para una parte de la sociedad”, no dejan de pedir una vez más que se observen las medias de prevención, que se use el barbijo, que se respete el distanciamiento, que se eviten las reuniones... Por lo/s que más quieran.