Eduvim y El Diario relanzan una obra magnífica de Edith Vera

Edith Vera, maestra, poeta, cuentista, nació en 1925 y falleció en 2003. Casi la totalidad de su vida transcurrió en Villa María, donde inspiró una porción importante de su obra dedicada a la literatura infanto-juvenil.

Una de esas piezas, Las dos naranjas, escrita en 1960, ganó el concurso titulado “Campaña para una buena literatura para niños”, organizado por el Fondo Nacional de Las Artes.

Se trata de un material valioso que la Editorial Universitaria Villa María (Eduvim) logró reeditar en 2018 y que, rápidamente, agotó sus ejemplares.

“Se trata de un diálogo con la infancia enfatizando, en cada página, la importancia de la literatura infantil. La proeza de esta producción radica en que se cumple el complejo desafío de compartir el mismo lenguaje de las infancias, con el aditamento de hacerlo a partir de un código intenso, y por momentos indescifrable, como es la poesía”, se indicó desde la editorial universitaria de nuestra ciudad.

Y se agregó que la propuesta de Las dos naranjas “no persigue intenciones didácticas, pedagógicas, educativas o parámetros establecidos que definen a la literatura infantil”.

“Se genera una complicidad puramente genuina, a partir de la creación de núcleos de atención o interés solo licitables para mentes tan abiertas a la imaginación y desprejuiciadas, como fue la de Edith Vera”, se agregó.

Cómo conseguirlo

Desde Cooperativa de Trabajo Comunicar, editora de El Diario, celebramos el relanzamiento de este clásico de la literatura infantil por la editorial de la Universidad Nacional de Villa María y lo acompañamos con enorme placer por la posibilidad de difundir letras tan propias de nuestra ciudad y nuestra región.

El precio es de $1.490, y se puede encargar el ejemplar al canillita más cercano o solicitarlo en la sede de El Diario, Periodistas Argentinos 466.

OPINIÓN

"La obra de Edith excede toda palabra sobre su condición literaria. No necesita prólogos, recusa toda aclaración, es en sí misma umbral y continente.

Solo hay que entrar. Una vez transitado el primer verso, ya se habrá aromado el aire y se escucharán los pájaros.

Latirá el corazón a un ritmo nuevo, acompasado al vainillado de las puntillas en los bordes de la mesa y al rumoroso secreto de los caracoles.

Se verá el mar con su bruma y se perfumará el íntimo cielo de un patio".

Beatriz Vottero