La diversidad en Villa María

Piden por la bandera

domingo, 19 de noviembre de 2023 · 09:16

A diferencia de la mayoría de los países que celebran su Orgullo en junio y julio, en Argentina, muchas de las marchas se realizan en octubre y noviembre. La primera marcha del Orgullo del país se hizo en la Ciudad de Buenos Aires en 1992. Fue en conmemoración a las revueltas de Stonewall. Años después, se decidió que la fecha se pasaría a noviembre, para que el clima primaveral abrazara a las personas de la diversidad sexual, en especial a las VIH positivas, sin exponerlas a los días fríos de junio. Se eligió noviembre por ser el mes aniversario de la creación de la primera organización de la diversidad sexual en Argentina y América Latina: Nuestro Mundo.

En Villa María, desde 2018, se realiza esta acción política de celebración y compromiso democrático, con un objetivo; poner en agenda las problemáticas que nos atraviesan a las personas LGBTIQNB+, con múltiples mecanismos como lo es la bandera que representa a esta comunidad, izada de forma permanente en un espacio público.

Somos argentinos, y respetamos la bandera de Argentina como un símbolo que nos identifica como país, y que debe flamear en tantos sitios como sea posible. Ahora bien, no se contradice para nada con la que representa a la comunidad LGBTIQNB+ en los espacios públicos si se respetan los protocolos correspondientes.

No se trata de despatriar, ¿de qué tipo de Patria hablamos, si no nos contiene a todos, todas y todes? ¿Qué Patria queremos construir? La Argentina del presente debe ser una en la que  quepamos todes y nuestro desarrollo sea en ámbitos libres de violencias. Quizás lo que molesta es el odio a las libertades.

El hecho de bajar la bandera enmascara un acto de odio avalado por discursos que legitiman el avance de la derecha antidemocrática. Ya hace un mes, no se encuentra izada en la plaza Pedro Viñas, donde debe estar colocada según lo estipulado por la Ordenanza N° 7.551, votada por unanimidad por el Concejo Deliberante. Por ello, exigimos su colocación con las medidas de seguridad.

Para algunos no tiene ningún significado, pero para muches sabemos que la bandera arcoiris es, ha sido y será refugio, compañía y familia. Que bajo ella se han cultivado las luchas de poder ser, amar y existir “libremente en un país liberado”, lo que implica la consolidación de vidas más vivibles. Faltan aún muchos derechos por consagrar. Sin embargo, estos se agudizan en un colectivo con una expectativa de vida de entre 35 a 40 años, sin oportunidades laborales en el mercado formal, sin inserción plena en el sistema de salud, educación o hábitat. 

La bandera del orgullo no es solamente un trapo sin sentido. Quizás la Patria ya no es el concepto anticuado y conservador con el que se respalda. En efecto,  contamos con leyes que nos hablan de una construcción de inclusión y del reconocimiento de las existencias por fuera del binomio. Solicitamos que se la vuelva a colocar.

Alan Ferreyra (Putos Peronistas),  Brunna Stocchero  (Villa María Diversa)

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