Sistema público de salud provincial - Los tratamientos contra el cáncer están en riesgo, advierten dos vecinos que dan su testimonio a El Diario

Pacientes oncológicos no están recibiendo la vital medicación

Sin aviso previo, el organismo que provee la medicación a los pacientes con cáncer, cortó toda comunicación. Dos vecinos de Villa María, cuentan su historia y su preocupación por la falta de respuesta
viernes, 9 de febrero de 2024 · 08:14

Una mujer de Villa María que está atravesando su segundo diagnóstico de cáncer, se quedó sin medicamentos.

Un hombre con leucemia, también radicado en esta ciudad, depende del tratamiento para seguir viviendo. Tampoco puede acceder.

La situación comenzó a mediados de enero, cuando el organismo que entrega la medicación oncológica (SIAFA) dejó de receptar los mensajes de pacientes y de atender  las llamadas.

Nadie tiene respuestas y los pacientes viven con angustias estas horas de incertidumbre.

Dos testimonios dan cuenta de esta situación.

 

Preocupación

Andrea Orellano es una profesora de folclore de Villa María que comenzó el diálogo con El Diario agradeciendo al Hospital Pasteur porque le salvó la vida en dos oportunidades.

Con esto deja claro que el reclamo no es contra el centro de salud de la calle Larrabure, sino contra una situación que a ella, como al resto de los pacientes oncológicos, preocupa en extremo, dado que se interrumpió la provisión de los medicamentos para el cáncer.

“A mis 37 años tuve cáncer de mama y el Pasteur me salvó”, dijo.

“A los 46 me diagnosticaron un gravísimo cáncer de pulmón y rápidamente me trataron en el Hospital”, agregó.

La noticia de un segundo cáncer fue una de las peores de su vida, pero con el paso del tiempo, está agradecida con la celeridad con la que la trataron. “Fui a un médico en Paviotti por lo que creía era un resfriado que no se me iba. El profesional, que es excelente, me pidió una placa y se la llevé, como me dijo, sin demora. La miró y me derivó al Pasteur, donde en 45 minutos ya me habían hecho todos los estudios”, relató.

Después de las quimioterapias  y una operación para extraer los tumores del pulmón, el tratamiento que sigue es la ingesta de un medicamento de por vida: el Anastrozol Microsules de 1 mg, que desde entonces le provee el sistema de salud público de la Provincia. Hasta ahora.

“Todos los pacientes oncológicos teníamos un número de Córdoba al que le enviábamos el pedido de la medicación con los datos personales. Ellos te contestaban inmediatamente, cuando mucho, tenías que esperar una hora y ahí te decían cuando tenías que pasar a buscar la medicación por el Hospital”, relató.

Todo seguía su curso hasta que, “hace dos o tres semanas”, envió como es habitual el mensaje al organismo que organiza la provisión de los oncológicos y no obtuvo respuesta. “Mandé un mensaje al otro día y como seguían sin contestarme y sin ver el mensaje, hablé con el personal de Oncología del Hospital. Allí me dijeron que a todos los pacientes le estaba pasando lo mismo”, dijo.

“Son pastillas muy caras”, señaló y necesita una cada día de su vida para bloquear una hormona que “es enemiga de mi cáncer”.

“Si bien nos dijeron que la situación se está por solucionar, en mi caso, por ejemplo, ya me quedé sin el remedio”, informó.

Gracias a la difusión entre amigos de su problemática, consiguió un blíster con 14 píldoras. “Como no sabemos cuando van a volver a entregarlas, el oncólogo me recomendó que tomara día por medio, para que me alcance al menos por un mes”, señaló.

 “Agradezco al Pasteur porque nos dieron toda la información y nos ayudan, aunque no tienen respuesta tampoco ellos. Estamos haciendo el reclamo hasta en la Defensoría Pública de la Justicia Federal, pero todavía sin respuesta”, dijo.

La mujer que atravesó dos enfermedades oncológicas, sabe que es indispensable estar bien emocionalmente. Por eso “agradezco a los alumnos y a la danza que me permiten salir cada día, aun cuando tenía que ir con turbante”.

Lo peor que puede pasar para quien transita un cáncer, es tener grandes preocupaciones. No acceder a la medicación de la que depende la vida, es una de ellas.

Solidaridad: si alguien cuenta con píldoras de Anastrozol Microsules, de 1 miligramo, y pueden donarla o prestarla a Andrea Orellano, desde ya, ella estará agradecida por poder continuar con su vital tratamiento ante este escenario adverso. Para colaborar, el teléfono de la mujer es 353-5644865.

 

Riesgo de perder una oportunidad vital

Un villamariense que pidió reservar su identidad, paciente oncológico, contó que él convive con una Leucemia Mieloide Crónica (LMC). “Estoy en tratamiento desde 2014, y más allá de las dificultades propias de un tratamiento bravo, estoy muy bien”, dijo.

“Hay unos protocolos médicos que prevén la suspensión de la medicación después de 10 años de tratamiento, con algunos controles y precauciones. Eso para mí, es cerca de fin de año, pero si tengo que interrumpir  ahora, un escenario posible es que me arruinaría mis chances de ingresar en el protocolo. Eso, en el mejor de los casos. Y en el peor, es que mi enfermedad se agrave y que necesite otro tipo de tratamientos más agresivos”, señaló, al referirse a la importancia que tiene para él, contar con ese medicamento que cuesta cerca del millón de pesos para cubrir la dosis mensual.

Contó, al igual que Andrea, que tiene el alta en el sistema dado que los médicos cargan los datos y hacen la receta para cubrir el tratamiento. “Así es que, teniendo todo en orden, la comunicación con el organismo tercerizado, fue siempre ágil y normal”.

“Eso fue hasta el 20 del mes pasado, cuando pedí la medicación como siempre a través de mensajes que, en este caso, ni les llegaban. Probé con el 0800 y tampoco atendían, así que hablé a Oncología del Pasteur, donde nos informaron que no estaban entregando”.

“Como cortaron toda comunicación con los pacientes, fuimos a hacer el reclamo a la Dirección, para que se eleve de manera conjunta las necesidades de todos los pacientes que estamos en la misma situación”, agregó.

Espera también una pronta respuesta para algo tan vital como un remedio para seguir viviendo con salud.

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