Aniversario - Tras conmemorarse 72 años de su fallecimiento

La voz de Eva Duarte

Sus inicios en radio marcan una nueva forma de poder de convocatoria. En esta reflexión, un repaso por lo que significó Evita desde el mundo del éter
martes, 30 de julio de 2024 · 09:44

En el marco del Seminario Procesos Sociales y Subjetividad, del Doctorado en Comunicación Social de la Facultad de Comunicación de la UNC, y a la luz de las teorías de Comunicación Social, se reflexiona en particular sobre la importancia de la radiodifusión en Argentina y se interroga inicialmente sobre el rol que tuvo la voz de Eva Duarte en el paisaje sonoro radial para el clivaje del movimiento justicialista y sus implicancias políticas del primer peronismo.

Es pensar en la voz de las mujeres, no solo en términos de lenguaje y discurso, de ser así, se caería en una comprensión parcial de la trascendencia de esas voces para forjar movimientos sociales y políticos, identidades culturales. Porque fueron voces que pusieron a temblar valores y estructuras instituidas androcéntricas y oligárquicas.

La contundente oratoria de Eva Duarte estaba tensionada al mismo tiempo entre su autenticidad por su cadencia de provincia y origen humilde que la unían íntimamente al pueblo y, en el otro extremo, también intrínseco a su militancia, la confianza de su rol de conductora compañera de Perón desde su praxis locutoria, ilocutoria y perlocutoria potente y memorable. Esa voz que resulta atractiva escuchar una y otra vez, ya que devela su longevidad y ductilidad como paisaje sonoro y matriz del primer peronismo.

Tomando la noción de Angenot (2010) acerca de que el discurso social re-significa, mediante las prácticas, los límites históricos de lo pensable y lo decible, (presente en la repetición y reiteración como acto performativo) es, pues, la noción de género -como parodia incoherente, ininteligible, inadecuada, desplazada de lo performativo donde reside su subversión. Es decir que, desde sus tensiones y sus pliegues, las prácticas sociales intentan deshacer el género, en su concepción de práctica sexual social, para constituirse en sujeto político.

Según Olea (1991) es precisamente desde las producciones discursivas y las prácticas políticas de las mujeres en interlocución con otras propuestas críticas y con el sistema de representaciones vigentes que legitiman a las mujeres desde su propia identidad y subjetividad, que se construyen en el conocimiento de la palabra del imaginario femenino con el propósito de resignificar en lo social, los signos y los significados de la cultura patriarcal.

 

Una huella indeleble

A través de las complejas y evocativas cualidades de la voz humana, la radio crea una intimidad que la convierte en un poderoso vehículo para forjar nuevas ideas de identidad y comunidad.

En el inicio de la radiodifusión, en la década de 1920, existió un monopolio de voces masculinas, por lo que la irrupción de las voces de mujeres en el éter en los años 30 puede considerarse de carácter plural y desconcertante, generaba disonancia y exigía la atención auditiva de los oyentes, desafiando al paisaje sonoro existente. El impacto fue profundo y contradictorio por la presencia casi excluyente en la severidad paternal asociada a la voz masculina.

Fue en 1943 que comienza el ascenso de Eva Duarte como la voz de una nueva manera de militancia popular. Un claro ejemplo del poder de convocatoria de la voz femenina de la historia en Nuestra América, en ella convergieron el auge en Argentina del radioteatro y los movimientos populares.

Su voz irreverente dejó una huella indeleble en el paisaje sonoro que la convierte en un hito en la historia de las voces femeninas de la radio argentina y fue su particular timbre y pasión el cordón umbilical del movimiento popular peronista y mediante su ingreso en el escenario político como fulgurante oradora.

Ehrick (2021:142) considera al peronismo como un “fenómeno sónico”, en el cual figuraba preeminentemente la voz femenina mediante la propalación por ondas hertzcianas y en actos públicos. Duarte materializó con su voz y sus palabras la invocación de la emoción del drama popular; en primer lugar, entre 1943 -1945, y luego en sus discursos oficiales entre 1946 y 1952.

La radio ocupó un lugar preponderante en el reordenamiento del paisaje de género sonoro, tanto en la importancia del sonido y la escucha, como para dar forma a las percepciones del género en la construcción del rol de la ciudadanía y de la esfera pública.

Eva llegó a Buenos Aires apenas superando la adolescencia con el sueño de convertirse en estrella del espectáculo, inició su carrera en roles secundarios en radio y su primer contrato exclusivo lo firmó en 1941, por cinco años, con el fabricante de jabón Radical y con el patrocinio de esta empresa protagonizó radioteatros. (Borroni y Vacca, 1970:64).

En estos inicios, su voz aún contaba con la cadencia provinciana propia de su juventud. Uno de sus biógrafos describió que cuando comenzó su trabajo en radio su voz era “aguda y, al mismo tiempo, quebrada, cándida y dolorosa. Una voz torpe, pueril y sin pretensiones, semejante a todas las voces” (Dujovne Ortíz, Alicia, 1996:74).

Debe destacarse que, si bien la oratoria de Eva se fue puliendo de manera permanente, el “grano” de su voz se mantuvo y esto es lo que prolongó su credibilidad y autenticidad para un amplio sector del pueblo argentino.

Al finalizar su contrato con radio El Mundo, Eva presentó una idea al oficial a cargo de Radio Belgrano para realizar una serie de documentales sobre mujeres de la historia, utilizando el formato de radioteatro. En octubre de 1943, por esta emisora de perfil popular y en horario central de audiencia, comenzó el ciclo “Mujeres famosas”, a las 22.30, de domingos a viernes y comenzó a tramar su vida pública a través de las ondas hertzianas y el pueblo argentino.

Por otra parte, Eva Duarte fue presidenta de la Asociación Radial Argentina, el sindicato de trabajadores radiofónicos en julio de 1943 esto describe un compromiso político anterior a su relación personal con Juan Domingo Perón.

Dando voz a esas mujeres, es el momento en que la voz de Eva comienza a afianzarse hasta consolidarse como la potente oradora que se escucha en sus discursos posteriores. Puede leerse en este paisaje sonoro con la voz protagónica de Eva Duarte un punto de gestación del clivaje del peronismo y su vinculación con la radio y las clases trabajadoras, incluso antes del inicio de la presidencia de Perón.

En las memorias Perón recuerda el primer encuentro con Eva y relata “estaba casi subyugado por el valor de su voz y su mirada. Eva era pálida, pero mientras hablaba su rostro se encendía como una llama” (Fraser y Navarro (1996:33).

En 1944, Eva comenzó un nuevo formato radiofónico: “Hacia un futuro mejor”, en radio Belgrano, a las 10.30, los lunes y viernes, con oyentes preferentemente de género femenino; en el cual se entramaba el drama radiofónico y la propaganda política, entrelazando representaciones dramatizadas de los lineamientos del Gobierno para favorecer a los trabajadores con comentarios directos de Eva Duarte y del mismo Juan Perón. Fue ella quien en una entrevista de septiembre de 1944 manifestó: “Aún estoy convencida en forma absoluta de que (el radioteatro) es un conducto directo para llevar nuestra emoción a toda clase de auditorios y, sobre todo, salvando las distancias más imposibles”.

En agosto de 1944, ese mismo formato, “Hacia un futuro mejor”, se trasladó a Radio del Estado, los lunes y sábados, de 19.55 a 20.25, expandiendo la audiencia del programa. La conductora Eva Duarte fue presentada como la voz de la Nación: “Aquí está la voz de una mujer del pueblo -masa anónima, ella misma- en cuya voz venía día a día descubriendo la índole trascendente…, que hay en esta revolución salvadora!... La voz de esta mujer, que es la voz de la calle de una gran ciudad, dirigida a todo el país, está proclamando hoy el origen directo y extraordinario de los hombres predestinados que han hecho posible este movimiento de redención nacional... ¡Aquí está esa calle, y aquí está esa mujer! (Borroni y Vacca 1970:75-76). En esta primera etapa, Eva alentó y exhortó a las mujeres a usar su voz, aunque inicialmente de manera privada, porque hacía referencia a “líderes vigorosos” de la “revolución”.

Una nueva etapa se abrió a fines de 1945 cuando se retira de la radio y junto a su libretista, Francisco Muñoz Azpiri (1915-1968), quien la acompañó en su forjamiento discursivo mediante los libretos radiales, primero, y los discursos políticos, después, que la identifican como una oradora contundente que resuena en los ecos de la historia. (Ulanovsky,1995:98).

Como en su vida política, también en cuanto al uso de su voz, Eva encuentra adhesión y aversión.

Multitudes oyeron redención, empoderamiento y una promesa de justicia social en su voz, otros como Sebreli (2008:79) describen la combinación de “su voz áspera, enronquecida” y el “ritmo salvaje” de su oratoria, salpicada por “arrebatos de ira” y “sollozos entrecortados”; o la de María Flores- Mary Foster Main- (1955:174), quien se refiere a ella como “melodramática”, “histérica” y “tan áspera como la de los canillitas que pregonan en la calle Corrientes”.

  • En 1944, Eva comenzó un nuevo formato radiofónico: ‘Hacia un futuro mejor’, en radio Belgrano, a las 10.30, los lunes y viernes, con oyentes preferentemente de género femenino.

La indiferencia en la figura de Eva no es posible, en su frágil figura física se depositaron y depositan amores y odios que seguro van más allá de lo que fue ella como persona, sino fundamentalmente en su condición de mujer, además de pobre, de hija adulterina de don Duarte, artista de radioteatro y revista en una sociedad androcéntrica y conservadora.

Un discurso ferviente, disruptivo en boca de una mujer, comprometida con sus luchas e ideas; obstinada hasta el límite de dejar el cuerpo por la justicia social. Porque la pobreza en toda su dimensión fue una huella indeleble en Evita, nadie se la contó, sobrevivió necesidades, subvirtió los estigmas de las personas que fueron permanentemente excluidas, su autopercepción de mujer la encontró en la praxis constante de mejorar la vida de los sectores más desposeídos, de voluntad y fe inquebrantables; voz cautivante y mirada subyugante; intransigente; impetuosa; irreverente, que utilizó su voz como herramienta militante encarnizada.

La voz de Eva fue un componente clave en el llamado “Puente del Amor”, que ella representaba entre Perón y las masas trabajadoras. Es a través del cuerpo de Eva que se consuma la unión entre Perón y su pueblo, y es a través de su voz que se propaga ese acto casi mítico.

*Periodista, investigadora y docente de la UNVM

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