Las calles - Alberto “Tito” Suárez

El herrero que forjó un festival

La arteria “Paseo Alberto Tito Suárez”, recorre solo cien metros desde Elpidio González, hasta convertirse en Salomón Gornitz, costeando la ribera del río
domingo, 2 de febrero de 2025 · 08:30

Había nacido el 5 de septiembre de 1928 y sus padres eran Eleuterio Suárez y Honorida Gómez. Tenía además cuatro hermanos: Adolfo, Marisa, Eleuterio, Delia. Durante su infancia cursó sus años de primaria en el colegio Agustín Álvarez y la escuela José Bianco.

Al inaugurarse el paseo, estuvo presente el mismo Otero Wilson, creador de la letra de la zamba dedicada a Villa María, inmortalizada en la voz de Hernán Figueroa Reyes, la que lo nombra en sus versos

Al dejar sus estudios trabajó de cadete en "La Tropical" (luego, tienda Baravalle). Desde los 16 años tanto la guitarra como los fierros fueron sus compañeros de camino.

Es quizás el villamariense más nombrado, más cantado a través del tiempo cuando en una juntada musical se entona guitarra en mano la zamba que lo inmortalizó en la década del 60 (ver recuadro).

Juan Carlos Seia, de la Redacción de elDiario, escribió oportunamente recordándolo en su partida: “Su casa de calle Rivadavia recibió la visita de incontables nombres famosos, que no solo recalaban allí para enero, sino cada vez que pasaban por la ciudad.

El primero fue Eduardo Falú, a quien conoció siendo Suárez integrante de Los Arrieros.

Enamorado de las cuecas, no se perdía festivales de Mendoza y San Luis, donde cultivó la amistad de muchos cuyanos y de artistas de todos los lares.

Tito joven, martillo en mano, en el taller ante la atenta mirada de su padre

Así fue que en los comienzos del festival peñero, Suárez quedó encargado de las contrataciones de artistas y de ordenar  la entrada de ellos al escenario.

Con el correr de las décadas, la fiesta criolla a orillas del río que él soñó, cambió de estilo y, entonces, solo fue espectador de algunas noches. ‘Han renegado de la esencia del Festival, esto no fue lo que creamos’, decía con cierta amargura.

El emblemático folclorista había declarado a la prensa en 1967, en ocasión de cumplir nuestra ciudad sus primeros cien años, que el Festival “será un verdadero impacto en Villa María porque se lo proyecta para que sea y tenga carácter de verdadero Festival, no solamente en lo artístico sino porque ya se ha creado en el ambiente la emoción y el entusiasmo de algo que se perfila hacia lo que significa un gran acontecimiento nacional, y el monumental Anfiteatro será testigo reverente de vertientes cantoras y guitarreras que llegarán a Villa María para saludarla en su centenario.

Los protagonistas de los nuevos tiempos fueron otros, y haciendo gala de pragmatismo, le sumaron otros géneros musicales, una infraestructura mayor, y lo convirtieron en una sólida atracción turística. Al precio, claro, de dejar afuera a las delegaciones de peñas de otras provincias y de priorizar a los números más festivos del momento.

El folclore no fue su única labor pública, ya que demostrando un fuerte interés por la vida social, presidió el Club Central Argentino, el Tiro Federal, y participó del Villa María Golf Club”, señalaba Seia.

Por su parte el historiador y también colaborador de este matutino,  Rubén Rüedi, evocaba los inicios de la fiesta mayor de la ciudad, a partir de largas charlas con Tito Suárez. “Se trató de una iniciativa comunitaria -señalaba Rüedi- que no tuvo apoyo estatal. La comisión que se formó ad hoc para aquella ocasión juntó los fondos de los vecinos y de empresas que apoyaron la causa. Cuando se terminaron las obras, la comisión entregó el Anfiteatro al municipio para que se utilizara para eventos, como el Festival. Aquellos hombres se reunieron más allá de sus banderías e ideologías políticas”.

Tito Suárez falleció el 4 de diciembre de 2007.

En uno de los primeros festivales acompañando a “Los Indios Tacunau”

Música, amistad y fierros

Ligri Suárez, una de sus hijas y colaboradora permanente de esta columna nos indicaba que “era hijo de españoles, el cuarto de 5 hermanos, 3 varones y 2 mujeres. Era herrero y trabajó hasta que se enfermó. Le encantaba la música cuyana, iba a las fiestas de Mendoza y Villa Mercedes, a la “Fiesta de la Calle Angosta”.  Todos los días de su vida terminaba de trabajar y agarraba la guitarra, creo que se relajaba tocando y cantando. Por nuestra casa han pasado muchísimos artistas, asado, empanadas, vinos y mucha guitarreada: Los Trovadores, Los Quilla Huasi, Jorge Cafrune, Antonio Carrizo, Falú, Jovita Díaz, Waldo Belloso, Norma Viola, Los Tacunau, Marcelo Simón y otros.  Cuando era chico mi abuelo no lo dejaba tocar la guitarra (tenían mala fama parece), entonces iba a una pieza arriba y le ponía un pañuelo a la guitarra para que no sonara y así practicaba. Siempre contaba eso. Para Año Nuevo y a la madrugada del 1 de enero, o en fechas especiales, iba a buscar a los hermanos Juárez y daban serenatas a los amigos”, concluía.

 

Cuando le dijo NO a un gobierno autoritario

En la edición de 1971, llegaba a la ciudad el entonces gobernador de facto Carlos Caballero. Cuando este se enteró de que entre los números se encontraba Horacio Guarany, llamó al comisionado municipal para decirle que si actuaba “ese personaje”, él no asistiría. Suárez puso el tema a consideración de la comisión, para luego dar a conocer su posición. Como consecuencia, las butacas de las autoridades provinciales estuvieron vacías.

 

“PARA VILLA MARÍA”

Zamba

Letra: Hernán Figueroa Reyes

Música: Otero Wilson

Si me preguntan cuál es

la niña que yo más quiero,

es cordobesa y nació

a orillas del río Tercero.

 

Cuando el verano está en flor

El aire se vuelve menta

Y de balcón en balcón

La copla se vuelve fiesta.

 

Estribillo

Si para enero anda cerca

Y quiere alegrar la vida

Déje las penas por ahí

Y dentre a Villa María.

 

Yo que en sus calles viví

Todo el calor de la tierra

Que Tito Suárez cantó

En noches serenateras.

 

Cuando me alejo de allí

Se hace paloma el recuerdo

Por sus mujeres, su sol

Y sus sueños de guitarrero.

 

Nota: la versión actual remplazó

el enero original por febrero, con el consentimiento del autor, pero se canta siempre en la versión original.

 

Otero Wilson por esas  cosas del destino, falleció en nuestra ciudad,

exactamente en la casa de los nietos de Tito Suárez, cuando residía

en el barrio Rivadavia.

 

Aclaración

La lectora María Cristina Seppey se comunicó con nuestra Redacción para señalarnos un error en la edición de  “Las Calles­” del domingo 12/1/2025. En dicha publicación nos indica que, quien estuvo a cargo de la Intendencia de nuestra ciudad desde 1963 a 1966 era su padre Porfirio Juan Seppey y anterior a él, lo había hecho el comisionado Alfredo Vijande y no su padre.

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