Dolor por la pérdida de un reconocido profesional de la ciudad

Adiós a Miguel Zandrino, el médico que también supo curar almas

Falleció ayer, a los 79 años. Atendió a miles de villamarienses en el Sanatorio Cruz Azul. Fue doctor especializado en Bioética. Y fue un pastor evangélico que ayudó a mucha gente en la ciudad. Además, ejerció la vicepresidencia del Concejo Deliberante de Villa María
miércoles, 5 de febrero de 2025 · 07:00

Hay personas que marcan su camino para dejar una huella imborrable. Y Miguel Ángel Zandrino es uno de ellos.

El reconocido médico falleció ayer, a los 79 años, y detrás de él dejó un legado tanto en la medicina como en la Iglesia Evangélica que supo defender y hacer crecer en Villa María.

Graduado en la Universidad Nacional de Córdoba, Zandrino se especializó en Bioética.

De joven, estudioso y con ansias de ser profesional, también se comprometió con la situación social y supo atravesar diferentes momentos de la medicina, incluso siendo parte de las tomas del 66 en el Hospital de Clínicas de Córdoba, cuando el país era un hervidero.

Un año más tarde, Zandrino comenzó a trabajar en Villa María y fue uno de los médicos que ayudó a dar a luz a miles de villamarienses, junto a Luis Pérez, otro destacado médico en el Sanatorio Cruz Azul.

Además, Zandrino fue docente de Bioética en la Universidad Nacional de Córdoba, al tiempo que ejerció la presidencia de la Comisión de Bioética del Consejo de Médicos de la Provincia.

Claro que la medicina fue siempre un herencia que supo acunar, ligado siempre a la salud como sus hermanos Norman y Richard.

“Es casi un mandato de la familia. El primer Zandrino que estaba relacionado con la salud fue mi abuelo, que yo no conocí y vino de Torino, Italia; era farmacista (sic) (farmacéutico en italiano) y trabajó en la Farmacia Pinardi”, contó Miguel, en 2016, en diálogo con elDiario.

“De ahí en más, todos estuvimos vinculados a esta área, creo que ser médico es un servicio ante todo”, destacaba.

 

El edil

Como hombre ligado a la política, Zandrino fue electo concejal en 2007 (integraba la lista de José Sánchez en la UCR) y llegó a ser vicepresidente segundo del Deliberante en 2011, acompañando a los justicialistas Javier Suppo y José Escamilla.

Su candidatura fue propuesta por Rosa Cámpora, quien por entonces ocupaba una banca de un bloque escindido.

“Después de tres años todos lo conocemos bien: es un hombre de bien y con apertura social... Zandrino se merece esta vicepresidencia segunda”, expresó Cámpora.

 

El pastor querido

Más allá de su trabajo profesional, Zandrino fue un pastor evangélico muy querido.

Se lo recuerda no solo ayudando a mucha gente a tener una mejor vida, sino también acompañando en el dolor a muchas personas en ocasión de la pérdida de un ser querido.

“En los últimos años, él siempre acompañó a muchas personas en los velorios; aparecía para el último adiós”, contó una vecina que lo quiso destacar.

Como pastor de la Iglesia Evangélica en Villa María, Zandrino bregó por la defensa de la familia, la que supo edificar junto a su compañera Carmen y sus cinco hijos.

 

Vida de médico

En un día del médico, Zandrino respondió muchas preguntas de elDiario.

Parte de esa entrevista da cuenta de lo que fue su vida...

-¿Qué recuerdos tiene de su época de formación?

-La experiencia de irse a Córdoba y vivir la vida de estudiante fue increíble. Estuve en barrio Alberdi, el del Hospital de Clínicas, entre hinchas de Belgrano.

Fue en el 63 que empecé a estudiar y en el 66 estuve en cana porque los médicos habían tomado el hospital junto a estudiantes y enfermeros, toda la gente en la calle y la Policía afuera.

Cuando entran, rompiendo una puerta, los profesionales de adentro decían “resistencia pacífica”, que era la que hacían los hindúes y consistía en no reaccionar ante los golpes de la autoridad hasta que dejen de pegarles. Los policías argentinos te pegan y te siguen pegando (se ríe). Entonces salí corriendo hacia fuera y ahí me agarraron.

Estaba en el Centro de Estudiantes del partido radical; uno ya tenía ideas políticas…

-¿Cómo vivió las distintas etapas de la Medicina desde entonces?

-Yo nací cuando aparecieron los antibióticos, el primero fue la penicilina, y eso cambió la medicina. Hasta ese momento los médicos hacían lo que podían.

En el siglo XIX había un dicho que usaba que decía que los médicos podían curar a veces, aliviar a menudo y consolar.

En el siglo XX aparece lo que se llama Medicina basada en la evidencia, con pruebas, con el método científico, comprobando a través de experiencias.

Se empieza a pensar que toda enfermedad tiene una causa que podía ser biológica, psicológica o sociocultural y después se empezó a pensar en la cuestión psíquica, con el estrés, por ejemplo, o la discriminación y el efecto que eso produce en las personas.

En la historia de toda América, la Medicina, sobre todo en Perú y México, era bastante avanzada. Abrían cerebros y la gente sobrevivía, porque hasta el día de hoy se encuentran restos que tienen soldada una parte del hueso de la cabeza.

Capaz que tenía un dolor de cabeza, o un tumor, pero lo abrían y sacaban lo que tenían que sacar o dejaban “que se fuera el espíritu” que le generaba el dolor; las técnicas eran increíbles.

-¿Cuál fue el aspecto de la Medicina que más curiosidad le generó a la hora de decidirse por este camino?

-La clínica médica es la especialidad que lo ve al hombre entero, a diferencia de los especialistas, es la madre de toda la Medicina. Examina a la persona en su totalidad, desde el pensamiento hasta los hongos de los pies. Eso sumado al mandato familiar, fue quizás lo que me hizo elegir este camino.

-¿Hay una conexión entre la Medicina y la religión?

-Todos confían en algo más que en el médico.

La Medicina de esta parte del mundo deriva más bien de la Mesopotamia, árabes, judíos, luego pasa a Grecia y es ahí donde empieza la Medicina que hoy conocemos, la científica, que no es la misma que la china o la india.

Hipócrates, el del juramento hipocrático, era un médico griego, en realidad de la isla de Cos, y él le dio esa forma a la Medicina, la que hoy llamamos Medicina Hipocrática. Se razonaba todo, no como en oriente o en parte de América donde más bien se pensaba en lo mágico, hasta que empezaron a descubrir el poder de las hierbas medicinales.

-¿Cuáles cree que son las claves de la Medicina del futuro?

-Las tecnologías son fantásticas y van a seguir sorprendiéndonos, pero el tema es la relación médico-paciente.

Yo si veo que el paciente duda mucho conmigo, le recomiendo a otro médico, porque una de las cosas que cura es la confianza, la esperanza.

La mente tiene muchísima capacidad de ayudarte a salir de una enfermedad, los placebos demuestran eso.

-¿Se prioriza esa relación en los médicos de hoy?

-La Medicina cada vez tiene mayores herramientas, lo que pasa es que el médico, además de saber manejarlas tiene que tener una empatía con el paciente.

Yo cuando le digo a un paciente “tomá esto que vas a andar bien”, no le estoy dando una garantía, le estoy dando una confianza para que también actúe. La pastilla que le doy y la esperanza para que ande bien, es increíble.

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