La despedida de un símbolo del Festival de Peñas y de muchas otras fiestas populares

Borsatto cantó “las 50”

La decisión del locutor y animador de dejar los escenarios repercutió en la ciudad y en la región. Ayer dio sus motivos en el estudio de nuestra emisora 90.1
miércoles, 5 de febrero de 2025 · 07:00

Con un dejo de nostalgia, pero con la tranquilidad que aporta la seguridad sobre la decisión tomada, la de bajarse del Festival de Festivales, para el que trabajó durante 50 años “con el corazón abierto”, Miguel Ángel Borsatto charla en un estudio de radio, un espacio que es algo así como su segunda casa. “La vida es así. No es tan fácil siempre; tiene obstáculos. Este no es un obstáculo, es más bien una de esas circunstancias de la vida que llevan a tomar decisiones. Y esta es una decisión de vida. Considero que es el momento de dejar de cumplir este rol que empecé hace 50 años y que la gente ha valorado y que las diferentes organizaciones del Festival han mantenido y respetado. Entonces, no hice más que sincerarme y dejar paso a nuevas generaciones. A esta altura de mi vida lo sentía necesario, así que, bueno, es lo que anuncié públicamente. Meditado, por supuesto; conmovido, por supuesto. Convencido, eso sí”.

En nuestra Redacción se recibieron llamados desde La Carlota, por ejemplo, donde animaba la Fiesta de la Tradición, y desde otras ciudades... “¿Es verdad lo de Borsatto”, querían saber...

-Recordás con quién compartiste escenario la primera vez?

-Sí, el comienzo de mi tarea en el Anfiteatro fue derivado de mi impronta de locutor. Yo tuve inclinación por esta actividad ya antes de la aparición de la radio en la ciudad de Villa María. Yo trabajaba en locuciones de las orquestas. Fui una de las voces de Villa María del tiempo de los altoparlantes, cuando no existían radios y siempre tuve la inquietud de hacer locución. Entonces, cuando hacía muy poco que trabajaba en la radio, el intendente Carlos Pizzorno me identificó con una actitud y tal vez imaginó que yo era capaz de algo en un escenario. En esa época estaban Marcelo Simón, Carlos Franco conduciendo el Festival y empecé a hacer bocadillos. Me permitían de vez en cuando entrar al escenario y hacer algo, y yo siempre hacía algo de más. Pero no renegaban de eso, sino que lo festejaban y la autoridad, la organización, observaba eso como positivo. Los colegas, que eran los conductores en ese momento, lo miraban como un aspecto atrevido y entonces en algunos momentos empecé a salir solo, porque la rutina en el escenario tiene varias dinámicas y hay momentos que se satura un poco, entonces el que está como titular por allí no tiene tantas ganas de salir y te pide que lo hagas, y uno aprovecha y dice algunas cosas y, bueno, me fui consolidando en ese espacio y un día Pizzorno ya me contrató.

-Pero también empezaron a venir figuras nacionales para engalanar el escenario y vos siempre les transmitías la idiosincrasia de la fiesta, les explicabas cómo eran las cosas... Siempre te pusiste al lado, nunca por delante, de Julia Zenko, Cecilia Bolocco, Valeria Lynch, Soledad Pastorutti... Era como que repartías el juego y las dejabas ser...

-Sí, tenés razón. Mi rol era ese. Pero no era algo forzado. Se daba naturalmente. Ninguna organización le puso roles a los locutores; nunca nos dijeron vos vas a hacer tal rol, vos tal y vos tal. Discurría libremente y yo me transformaba naturalmente en el rol que vos acabás de describir, pero sin imposiciones que viniesen de afuera. Notaban que yo era una persona aceptada, que era un líder del público, y nos encolumnábamos naturalmente. No había que discutir nada.

-Viviste todas las etapas del Festival...

-En estos 50 años que a mí me tocó actuar, el Festival pasó de lo ortodoxo, a la etapa media y al actual.

-¿La etapa media sería la de Juan Carlos Quaglia?

-Sí, la media sería la etapa bisagra. La ortodoxia había caducado. Hubo noches con 150 personas dentro del Anfiteatro. Con la impronta de Juan Carlos se vio que otro festival era posible, pero que había que cambiar la música y la audacia que tuvo Juan Carlos fue esa: poder transmitir la idea de la necesidad de que el Festival de Peñas podía ser folclore y mucho más, aunque aún hay gente que reniega de eso. Pero, atención “peña” no es más que reunión de amigos, etimológicamente. Vos te podés reunir con amigos con una guitarra, un vaso de vino y cantar Zamba para olvidar y te podés reunir a cantar otros géneros. Y pasó a ser internacional, que es la etapa de ahora.

-¿Qué presentaciones de artistas recordás especialmente?

-Recuerdo a Mercedes Sosa, al mismísimo Hernán Figueroa Reyes, a Maná, a Juan Luis Guerra, que hizo un show excepcional y recuerdo una edición, cuando a las ocho menos veinte de la madrugada, estaba presentando a los Cantores del Alba. Y a mis compañeros de tarea, claro; con quienes más disfruté fue con don Antonio Carrizo, porque en el caso de Rony Vargas, él ya es una figura pero más cordobesa. En cambio, lo de Carrizo era muy nacional. Antonio era de las figuras de renombre, mirado como una figura nacional de la radio. Después bajó a Córdoba como radio y después a Villa María. Y esa figura del locutor de allá, de Buenos Aires no era otro que Antonio. Y recuerdo a otro, Cacho Fontana, pero como una gran decepción como persona y como profesional. Pero son esos  pasajes que tiene la vida en una tarea como la que me tocaba.

-Mirando hacia atrás en este gran recorrido, ¿qué cambios viste en el público?

-El público no cambia. Es el Festival el que se adecúa al público. El Festival no hubiese subsistido si no se adecuaba a la demanda del público. Suponte que cambie, te lo acepto, pero no es más ni menos que el cambio de gusto musical entre un abuelo y su nieto. La manera de hablarle al público es diferente para el locutor, pero el público no cambia; el público demanda y si no te adecuás a la demanda, corrés una suerte diferente a la que posiblemente correrías si lo escuchás. Al camino lo marca el público.

-Este nuevo Festival, que pone un género una noche, otro género otra noche, tiene que ver con lo que decís...

-Sí, eso es estar respondiendo a la demanda del público. No se hace porque hay un señor grande, imponente, que dice viene tal el viernes, el sábado tal, el domingo tal y el lunes tal. Bueno, no es así. Hay una demanda del público que hay que satisfacer y hay que encontrar al artista que está para meter esa noche y en las cinco noches armar las grillas que satisfagan al público. Y no es fácil.

-Nombraste artistas desde Mercedes Sosa a Maná. ¿Quiénes te dejaron mejor sensación y con quiénes te pasó lo contrario?

-Bueno, Maná fue bravo, porque fijate que a Juan Luis Guerra lo percibí como el latino más allegado. En cambio, Maná es más yanqui. Si bien México está dentro de nosotros, de América Latina, tienen mucho del país del norte. Después, los europeos, que en la locución siempre tenés que afinar la palabra y el concepto, tenés que prepararte para poder presentarlo con la mayor propiedad que amerita el artista. Del mismo modo, cuando  hay una noche pensada para chicos jóvenes, tenés que hablar con propiedad de Nicki Nicole, el Duki o cualquiera de ellos. En mi apertura yo no podía desentonar para ese público, que es el que demanda y al que hay que responder. Y me sentí muy bien o me hicieron sentir muy cómodo. La verdad que me enseñaron bastante.

-¿Las ediciones co-conducidas con la Sole...?

-Una señora arriba del escenario, animando a la gente, compartiendo la escena; una persona cercana. Una mujer con todas las letras, porque ella concibe primero la maternidad y en segundo lugar lo artístico, y creo que eso ya la define. Ella tenía que dividir su aspecto artístico con el de animadora y siempre  aceptó el rol de par, lo que habla de su grandeza.

-Bueno, lo escribimos en elDiario el domingo último y te lo decimos ahora personalmente. Se te va a extrañar...

-A mí me enorgullecen esas palabras, que agradezco, y ahora porque vengo a una radio. Para mí  significa mucho, porque vengo acá invitado por el tema del Festival, pero lo precede la radio: tengo 52 años de radio y 50 del Festival de Peñas. Que me inviten a la radio es como tocar la fibra íntima del locutor y del periodista y me encanta ver gente tan joven trabajando. Sigan en esta profesión, porque nunca nos van a silenciar. 

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