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No ceda el dintel

Realmente, pensaba que las potencias internacionales y las impotencias singulares habíamos aprendido la lección y no incurriríamos más en estos nefastos avatares.

Pero parece que otra vez me equivoco; a porfía, por mi incredulidad y el dulce veneno que esgrimo para apostar siempre por la redención, por el aprendizaje marcado a hierro por el dolor y las consecuencias.

El momento que se vive a nivel mundial es preocupante y también a nivel local. Nuestros cuidadores del orden público también hacen uso y abuso de su lugar, y de sus monedas en pos de un mesías que les ofrece el 7,5% o el 10%, en dólares, y como estipendio mensual.

Se abrió el juego y la mesa está servida.

En esta confusión que no delimita claramente lo que está bien de lo que está mal y que para colmo de males no es un videojuego, sino que nos jugamos la vida; ojalá no ceda el dintel.

María Rosa Bamonde

DNI 6.200.070

 

Nota: la expresión “no ceda el dintel” era usada en el campo cuando había temblores o ciclones que llevaban techos de casas, generalmente de chapa, y la gente se afirmaba bajo los marcos de las puertas, bajo el dintel, que decían era lo último en caerse.

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