La odisea de un proveedor municipal

Juan Gabriel Hernández vio un coche antiguo estacionado frente a la Municipalidad y pensó, con humor, que bien podía ser un proveedor que esperó años cobrar.

Con esa imagen, se animó a escribir una carta en la que cuenta su experiencia. Este es el texto:

“Me acerco con humor a una situación a la cual nos hemos malacostumbrado y es a la falta de respeto al trabajo y dignidad de los ciudadanos, proveniente de una institución que debería asegurar su estabilidad y no entorpecerla.

Por falta de respeto me refiero a la forma de pago que tiene el municipio con los proveedores, siendo la misma a los tres o cuatro meses, con suerte, y con un cheque a 60 o 90 días.

‘La Municipalidad se maneja así’, ‘siempre fue así’, ‘pagan tarde, pero pagan’, responde más de uno, desde afuera o desde adentro, resignado a lo que el sistema propone.

Una persona que brinda un servicio a la Municipalidad es un vecino que tiene algo que la ciudad requiere para su funcionamiento, y merece equitativamente cobrar en el momento que se realiza el intercambio. Quien compra alimentos no los paga a los seis meses, y es un maltrato que el vecino que ya cumplió con su parte tenga que consultar repetidas veces para saber si hay novedades.

No señalo a nadie en particular, pero quien se sienta incómodo con este reclamo, quizás pueda formar parte de la solución.

Si alguna persona que está en la gestión en este momento puede proponer una Caja para Proveedores coherente a los tiempos que corren, sería un buen inicio.

Mi nombre es Juan Gabriel Hernández, soy proveedor de la Municipalidad de material audiovisual.

Esta situación me genera sentimientos contrapuestos; por un lado, estoy agradecido de que me tengan en cuenta para difundir proyectos que considero relevantes para el cuidado del ambiente, como es el Centro de Gestión Ambiental; y por el otro, el enojo que me genera la forma en la que se manejan con los proveedores de la ciudad.

Actualmente, espero el pago de un trabajo que realicé en julio de 2023, y quería asentar con humor y reflexión lo que me genera esta situación:  ´pasaba en bicicleta frente a la Municipalidad y la escena que vi me hizo parar y tomar la fotografía. Me acerqué al hombre que estaba apoyado en la pared, de pies cruzados, vestido a la altura de su auto impecable, y le pregunté si era suyo, a lo que me respondió que sí, y que estaba esperando a unos novios. Le dije que pensé que era un proveedor de la Muni, y soltó una carcajada”.