LOS LECTORES ESCRIBEN

A Miguel Veglia

Recordar la fecha de nacimiento de una persona es motivo de alegría, goce, felicidad. Es poder entonar la canción “Feliz Cumpleaños”. Ese acontecimiento tan especial, que es el nacer de un ser humano, hoy trae a mi memoria el día del natalicio de Miguel Ángel Veglia: 15 de abril de 1950.

Ahora nomás, en un par de días, será el aniversario de Miguel, quien fue elegido intendente de nuestra ciudad en tres oportunidades, entre 1987 y 1999.

Su Currículum Vitae es frondoso, lleno de vivencias que afloran, tanto en lo público como privado.

Tengo fresco los conceptos de su hermano Carlos, médico, cuando nos relató, con motivo de agregar el nombre: “Intendente Miguel Ángel Veglia” al entonces “Palacio Municipal 27 de Septiembre” (Ordenanza 6.800, del 17/07/2014). Su enfoque fue: “El niño y el adolescente”, remarcando la capacidad de liderazgo con respecto a sus amigos del barrio y sus compañeros de la escuela primaria. También puntualizó, en esa instancia, su primer trabajo, como cadete, en el comercio “Casa Diva” a los 13 años, dato corroborado por su propietario, Isaac Gornitz.

Como político, sus prioridades fueron los barrios, el microcentro, guarderías, jardines de infantes, escuelas, universidad, centros vecinales, atención primaria de la salud, mantenimiento de los edificios y espacios públicos, viviendas, pavimento, recolección de residuos, riego, cuidado de calles de tierra, fomento de la economía social a través de cooperativas. Proyectó y abrió “la costanera”, desde el puente de la ruta 2 hasta el puente Andino en la ruta 158. Cuando necesitó el apoyo de los empresarios o industriales locales, los convocó a la tarea mancomunada, transparente, precisa, con reglas, concursos, decretos y ordenanzas, que respaldaron el accionar de su administración. Además, tuvo fluido diálogo con colegios profesionales, instituciones deportivas y culturales.

Con el temor a ser imprudente, olvidadizo, ingrato, me cuesta un poco mencionar a vecinos villamarienses que tuvieron un alto grado de acercamiento con Miguel. Pero no puedo obviar, en este relato, a título de memoria, que con su accionar y gestión relevante, ayudaron a un crecimiento y desarrollo de la ciudad.  

El contador y empresario Juan Carlos Quaglia, de la firma Musicalísimo, lo convenció y propuso un cambio y enfoque totalmente renovado del Festival de Peñas. Era necesario un “aggiornamiento” más amplio, en el repertorio musical. Había que remodelar y ampliar la capacidad para contener mayor número de espectadores en el Anfiteatro.

La empresa Musicalísimo Producciones estuvo dispuesta a invertir en la obra civil, y que la Municipalidad le cediera por diez años la explotación. Las partes, tanto pública, como privada, firmaron los convenios y se logró el objetivo: se transformó en “Festival de Festivales”, compitiendo de igual a igual con los otros eventos culturales de la provincia: Cosquín y Jesús María. Finalizado el contrato de explotación, la Municipalidad recuperó el manejo del mismo.

Era otra administración. Otro partido político el que conducía los destinos de la ciudad. Soplaban nuevas posibilidades y los recursos que llegaban de la Nación eran tan cuantiosos, como las aguas del río Tercero. Alcanzó para techarlo y otras mejoras. Se transformó en el “Coloso” de nuestros días.

Otro amigo fue el empresario industrial Aldo Fernando Montagner. Lo iba a visitar a su despacho por las tardes. No pedía, ni necesitaba tener audiencia. Subía directamente al segundo piso. Miguel en ese horario, por lo general, tenía la puerta abierta de su oficina, que daba frente a las escaleras y ascensor. En cuanto lo veía, lo invitaba a ingresar. Las conversaciones, mientras tomaban café o mate cocido, era fluida, respetuosa, pero el carácter simple, sin protocolo, espontáneo de Aldo, agregaban un condimento propio a sus locuras. En uno de esos encuentros, el intendente le comenta la necesidad de resolver y adecuar la estructura de la Escuela Granja, al fondo de la calle Vélez Sarsfield. Respuesta inmediata: “Contá conmigo para lo que necesites”. Apoyó con su empresa y materiales a solucionar el problema de su propio bolsillo.

El hijo menor de Montagner, Pablo, era aficionado a las motos de agua. Su papá, en unas de sus visitas, le pidió a Miguel que autorice el uso del Balneario “Bombero Comisario Juan Carlos Mulinetti”, para su práctica y navegación. El mandatario le responde: “Las compuertas están rotas; cuesta accionarlas y sus cadenas no levantan”. En un segundo le responde: “Te doy las chapas y las arreglás”. Meses después Montagner (h) corrió una carrera en el Balneario.

Desde 1996 hasta la fecha han funcionado correctamente las compuertas, pero ya tienen varios agujeros y están muy oxidadas y deterioradas. Ni Miguel ni Aldo viven para arreglarlas.

Un vecino ilustre, que nació en la localidad de Cintra y que de joven se radicó definitivamente en Villa María, fue Gregorio Felipe. Correligionario y amigo de Miguel, que estuvo a su lado, primero en la militancia y después elegido concejal en las elecciones municipales el 6 de septiembre de 1987.

Cabe destacar que don Gregorio fue un importante puestero del Mercado de Abasto.

Asimismo tuvo, una vida comunitaria muy activa, tanto vecinal, cultural y social. Impulso y logró que se creara en Villa María la regional de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), la que presidió en sus comienzos (su hija Ester y su yerno Luis Mónaco fueron detenidos y luego desaparecidos por la atroz dictadura 1976-1982).

Ahora, una anécdota a rescatar en estas jornadas en las que nos acercamos al aniversario de su nacimiento: como Felipe integró la lista de concejales de Miguel, sin proponérselo, ni siquiera imaginárselo, faltando 24 horas para la presentación de la “Lista N° 4” (la cortita), se reunió un grupo importante de correligionarios en el domicilio de Albor Munch. Ramón “Chiche” Zabala tomó la iniciativa y propuso a don Raúl Pidoux en el primer lugar y a continuación surgieron los nombres de Juan Carmona, Eldo Tappero, Albor Munch, que tuvieron el consentimiento de los presentes, sin objeciones. En el momento de completar los cinco primeros lugares expectantes de la lista, se produjeron unos segundos de silencio y Miguel, que se había mantenido callado en las nominaciones anteriores dice: “Si me permiten tengo el nombre de un vecino que, por integridad y prestigio, puede integrar la lista y es don Gregorio Felipe”. De inmediato se aprobó la moción.

El resto de los concejales titulares de la lista fueron: Horacio Storani, Carlos Fernández Voglino, Héctor Cohen, Ana Angeli, Lorenzo Gilli y Cristina Sorzana.

El 7 de junio de 1987 “la cortita” Lista N° 4 ganó la elección interna de la UCR. Fue el primer escalón para catapultar a Miguel Veglia a ocupar por primera vez al “Sillón de Viñas”.

R.A.Y. - DNI 6.650.375

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