CARTA

No todo jubilado provincial cobra $700 mil de mínima

Aunque haya atendido durante 15 años los consultorios odontológicos de Arroyo Cabral (mi pueblo), Luca y La Palestina, viajando semanalmente en mi automóvil, recibiendo como único pago, el gasto de nafta. Y aun cuando hubiera sufrido un aneurisma disecante de aorta  torácica, mientras realizaba una intervención quirúrgica del tercer molar incluido en una paciente, una mañana calurosa de enero, sin ayudante ni instrumental adecuado, en una sala sin aire acondicionado, que por los esfuerzos requeridos aumentó mi presión arterial, hasta que estallara la aorta. Origen de mi Jubilación por Invalidez. Alegría de salvar la vida y decepción de no ser reconocido por el Seguro de Accidentes del Trabajo.

Y si le agregamos que poco antes, dada la resolución del gobernador Ramón Mestre, para la municipalización de los servicios provinciales, el intendente local me aplicó una reducción del haber mensual a la mitad, desconociendo los antecedentes que los sucesivos jefes de Zona Sanitaria N° 5 -doctores Damia e Ibarra- fueron mejorando mis sueldos iniciados con la retribución mínima, con legítimo abono por horas trabajadas, hasta que aparecieran nuevos concursos. Fue difícil acostumbrarse a un ingreso menor y tampoco fácil encontrar un nuevo proyecto de vida, cuando lo único hecho era ejercer tu profesión, mientras superaba todos los pronósticos de continuarla. Si bien, ayudado por las intervenciones médicas de colocación de Endoprótesis, después de un nuevo aneurisma de la aorta abdominal, reparadas por el doctor Hugo Londero en el Sanatorio Allende. Milagro que dos obras sociales, Apross y Anses se pusieran de acuerdo para el pago de las costosísimas prótesis, internaciones y a los profesionales, solamente posible por las gestiones del senador provincial doctor Raúl Costa y el director del Hospital Domingo Funes, con llegada al Directorio del Apross, doctor Gustavo Dellamaggiore.

A lo largo de los años, varias fueron las consultas a distintos abogados, para conocer las posibilidades de recuperar lo perdido. Todas terminaban en hacerle juicio a la Municipalidad, que no se hizo cargo lo que su aseguradora no había respondido. Situación a la que no había querido llegar, por sentir que siempre había colaborado, hasta he intentado conducirla tras elecciones perdidas.

Ahora, cuando el tiempo de la resignación había llegado, una esperanza final surgió al escuchar los anuncios del Gobierno provincial, reconociendo los sueldos tan bajos e incrementarlos. Pero, parece que a mí no me toca. Quizás sea obstáculo que tengo la jubilación del arte de curar, que por 33 años de aporte, me permite disponer de otro haber mensual de $525.000. O sea, que poco más, y soy millonario cada mes.

 

Leo Ambrosino - DNI 6.589.626

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