Carlos Daniel Airaldi

“Se proyectó mucho ladrillo y me preocupa la infraestructura de servicios”

lunes, 25 de noviembre de 2019 · 11:30

Escribe Nancy Musa De nuestra Redacción

Nació en Hernando, el 7 de septiembre de 1955. Productor, asesor de seguros. Casado, dos hijos. Desde muy joven empezó su participación en instituciones ligadas con el fútbol. En la década del 80 fue uno de los fundadores de AFUCO, una entidad que presidió desde su inicio y durante 17 años. De allí pasó a la Presidencia de la Liga Villamariense de Fútbol, estando en el cargo 13 años. Fue miembro de la mutual de la Asociación Cordobesa de dicho deporte, representante de la provincia en el Consejo Federal de AFA y ocupó un cargo en la Comisión Directiva del Club Sarmiento, entre otras actividades

 

Es un hacedor, desde niño se sintió motivado por realizar acciones en beneficio de un conjunto, dar su aporte a la vida institucional comunitaria. Derrocha simpatía, pone una cuota de humor en la mayoría de las situaciones y le cuesta entender los problemas que enfrenta un país como el nuestro. “Cada 10 o 12 años tenemos que empezar de cero. ¿Cómo se entiende?”, dice mientras compartimos un café en la mañana de sábado.

El canje de Plaza Ocampo fue un tema que siguió de cerca en sus años de dirigente de fútbol. Es un convencido de que la ciudad necesita una infraestructura deportiva que abarque diversas actividades, que la canchita no es útil para este tipo de eventos, no obstante, tiene sus reservas en torno al impacto ambiental que pueda ocasionar una construcción en ese pulmón verde.

 

-Los concejales aprobaron el llamado a licitación para canjear la Placita a cambio de una Ciudad Deportiva, ¿cuál es tu opinión sobre este tema que viene dando vueltas desde hace años?

-La verdad es que necesidad de infraestructura deportiva tenemos. Muchísima necesidad. En todos los años que estuve en el ámbito deportivo, siempre fue la falencia más notable.

Pero están las formas en que se logran las cosas. Cuando yo estaba en actividad, mientras fui dirigente deportivo participé en todos los momentos en que se pretendió hacer este tipo de cambios y siempre había una voz del pueblo que era mayor o hubo hechos que llevaron a frenarlo porque no iba a ser lo que se decía que iba a ser.

 

-Por ejemplo.

-El más notable fue uno en la intendencia de Eduardo Accastello, en que se hizo una comisión con distintas personas de la ciudad que representaban a diversas instituciones.

Formé parte de esa comisión y quien coordinaba las reuniones era Pilar Monesterolo. A Pilar lo conocía del tiempo en que trabajaba en el Club Sarmiento, entonces me sentía con cierta libertad para preguntar cosas. Los proyectos cuando se empiezan a presentar siempre tienen cosas lindas, piedritas de colores que gustan a la mirada, pero después venía toda una parte con respecto a quién hacía toda la obra de agua, cloacas, electricidad, todo lo que va debajo y que no se ve si íbamos a agregar edificios con 600 o 700 personas habitando el lugar.

Creo que fue el primer gran momento en que las cosas comenzaron a pensarse distinto.

Y posterior a eso surgieron los cambios naturales que tiene nuestro país o nos quieren acostumbrar a que sean naturales. Que cada 10 o 12 años, no sé por qué, tenemos que empezar de cero. ¿Quién lo entiende a esto?

Porque si tenemos cerebros que el mundo quiere, porque somos prácticos, tenemos creatividad, no entiendo por qué no nos damos cuenta de cómo mejorar el país para que vivamos todos bien. No se logra.

 

-Vamos de crisis en crisis.

-Sí, todo cíclico. Entonces ahí, la gente que pensaba invertir se retiró, dijo “vamos a esperar un poco”.

 

-¿Te referís a la empresa Teximco en el año 2012?, ya estaba la ordenanza aprobada.

-Exactamente. Se paró porque no había manera de hacer esa obra de infraestructura de servicios. ¿Cómo la Municipalidad iba a hacer esa obra y le iba a dar semejante cantidad de tierra para que hicieran algo parecido a lo que se quiere hacer ahora?

Y hoy, mucho del cuestionamiento de la gente que no quiere ceder la Plaza tiene que ver con el impacto del medio ambiente. ¿Qué pasa con toda esa construcción en un pulmón verde en el centro de la ciudad?

Y me sigo preguntando lo mismo de la obra de infraestructura básica que se necesita. ¿Quién la va a hacer?

Más allá que, te reitero, la Ciudad Deportiva es muy importante para todas las actividades que se pueden desarrollar en ese espacio, que no lo conozco en detalle.

 

-¿No fue a conocer la Ciudad Deportiva que se está construyendo?

-No. Sí sé cuál era la idea del ingeniero Pozzerle que inició la obra. Cuando yo estaba en AFA, él habló conmigo y me preguntó cómo era el tema del predio de AFA. Y me contó que tenía pensada una cosa parecida para que cuando la selección saliera al interior tuviera un lugar donde ir.

Mirá la cabeza de ese profesional, ya miraba una cosa importante para el futuro del deporte.

Lo que no sé es hasta dónde trabajó. Pero por lo que leí del proyecto cuando se presentó está muy parecido a lo que es el predio de AFA. Menos hectáreas, mas chico, pero la parte de recuperación de jugadores, las piletas de frío que acá no existen y él las preparaba.

¿Cuánto de eso hoy está para terminarse como se pensó y cuánto de eso se puede agrandar para que tenga otras actividades? No sé. Porque otra cosa que habría que ver es la extensión. En el proyecto anterior con Teximco lo que se hacía estaba en un lugar demasiado chico, para albergar a todos los que se fueron sumando y queriendo tener un lugar para sus actividades.

 

-¿Años atrás, vos planteaste la idea de hacer una sociedad mixta con los clubes?

-Sí. Recuerdo en un momento, estando Martín Gill de rector de la Universidad le planteé la posibilidad de que se use un pedazo de las 96 hectáreas de la UNVM para que se fueran allá todas las instituciones de fútbol, que tienen tierras, pero están en el medio de la ciudad. Caso Unión Central, River.

La idea era que se pudiera hacer una sociedad mixta con varios clubes, poniendo líneas de transporte que lleven a los niños gratis a jugar al fútbol y hacer todo en un solo lugar.

Pero como era la idea de un tipo que no tenía ningún peso, más que ser el presidente de la Liga, no prosperó.

Y volviendo a la propuesta actual, le veo las mismas falencias. Más allá de que es necesaria la infraestructura deportiva.

 

-¿Tu preocupación es el tema de Plaza Ocampo?

-Sí, me parece que se proyectó demasiado ladrillo y no está preparada la parte que no se ve, la de los servicios. Es mucho tres torres, más una clínica, pero la Municipalidad dice no tener otra cosa para ofrecer a cambio.

La ordenanza pasó por el Concejo, la caja de resonancia del pueblo dijo que sí y ahora habrá que esperar lo que viene.

 

-Se va a llamar a licitación y todavía faltan las tasaciones de los inmuebles.

-Por lo que leí, no sé si están dando los números. Habrá que ver. Además, más allá del precio del inmueble, la Plaza tiene mucho sentimiento arriba y eso es lo que influye, me parece, para que sea difícil de soltar. Vamos a ver cómo sigue.

Repito, me interesa la parte de la infraestructura básica. Y son decisiones muy difíciles de tomar, es fácil juzgar, estar de la vereda de enfrente café de por medio, hay que tomar decisiones.

Tomar decisiones a veces es doloroso, me ha tocado tomar decisiones cuando estuve en una institución y no siempre son felices. Hay que ponerse en el lugar de quienes deben resolver, de quienes hacen cosas y deben aguantar lo que se viene.

Y esto va a ser doloroso, pero las cartas están jugadas.

 

-Carlos, estuviste años presidiendo instituciones, ¿qué balance hacés?

-Al principio duele, porque uno hace un repaso, y si saco cuentas de los 30 años, mi hijo Ariel cumplió 36 años anteayer y hubo muchos cumpleaños que no estuve con él. Mi hija Betina tiene 32 y en un montón de cumpleaños no estuve con ella, en un montón de actos del colegio no estuve con ella.

Muchas cosas no viví con ellos y no las puedo vivir nunca más, no hay manera de volver atrás. Hay un montón de acontecimientos que no viví con mi esposa Alicia (Arrieta).

Visto desde ese lado, hay un montón de cosas de las que debería arrepentirme. Bueno, ya está. Mi mujer me conoció así, me acompañó, Alicia me dio todo el apoyo, de otra manera no lo podría haber realizado.

El día que nació mi hijo me fui a la reunión de AFUCO (sonríe). Yo había estado con Alicia desde las 8 de la mañana, mi hijo nació a las 8.10 de la noche de un lunes y yo tenía la reunión de AFUCO. Cuando vi que Alicia estaba bien, me fui a la reunión, que era en la sede de AMMA a la vuelta de la Marañón.

Imaginate, desde ese hecho, cuánto amor había también en ese otro hijo que era la AFUCO y estaba naciendo.

 

-Te llevo un poco a la historia, ¿qué motivó el nacimiento de la AFUCO?

-La AFUCO nació porque nos juntábamos a jugar al fútbol cien tipos, a la misma hora y en el mismo lugar: el Club Caza y Pesca (risas).

El que llegaba primero armaba el equipo o venían en grupo y había discusiones, entonces pensamos que teníamos que hacer algo. Nos empezamos a juntar en la confitería Cristal, empezamos a organizar, ya había algún movimiento de este tipo con otros muchachos que también jugaban.

Empezamos a darle forma, a redactar el estatuto, porque enseguida nos dimos cuenta de que queríamos que naciera una institución.

El Centro de Empleados de Comercio nos cedió el predio, el José Riesco, nos prestó la sede de AMMA para que nos reuniéramos. Eramos todos veinteañeros, con toda la potencia para hacer cosas y ahí nace y se forma la primera comisión, me eligen presidente por un voto de diferencia con Carlitos Daniel Pogliotto. Se llama Carlos Daniel igual que yo (risas).

 

-¿Quiénes más estaban en la comisión?

-Nelson Pogliotto, José “Pepe” Gómez, Toto Gauna, Osmar Carrera, Hugo Valle, Manolo Magrín, Nelson y Carlos Arce, Rubén Medina, Osvaldo Destéfanis, Héctor Carrizo, José y Jesús Torres.

 

-¿Con cuántos equipos comenzaron?

-Teníamos siete equipos. Y ahí comencé siendo fundador, presidente y estuve en el cargo 17 años. Comenzamos con la idea de jugar al fútbol organizadamente, cada uno tenía su horario, empezábamos a las 2 de la tarde, a las 3 y a las 4. Jugábamos una hora, dos tiempos de 30 minutos. Tipo 6 de la tarde se terminaba la actividad.

Empezaron a aparecer más equipos, pero no teníamos cancha. Y Central Argentino nos presta la cancha donde juega hoy Unión Central.

Usamos la cancha del Club Caza y Pesca, en un tiempo nos fuimos a jugar a La Negrita.

Mientras tanto, yo iba viendo como podíamos hacer con el predio que tenía el Club Sarmiento para poder usarlo.

 

-¿Por qué pensaste en el Club Sarmiento?

-Cuando vengo a Villa María, a pesar de que nunca fui un jugador de fútbol, me anoté en el Sarmiento. Porque vine para trabajar en el Estudio ETIC y uno de los muchachos, Hugo Valle, me invitó a ir al club donde él jugaba al fútbol. Fui, me ficharon y jugué en la Reserva del Club Sarmiento. Tiempo después me arrimé al club y me invitaron a ser miembro de la Comisión Directiva y encargarme de la Subcomisión de Fútbol.

En ese momento, el Sarmiento en el predio de 10 hectáreas tenía tres ovejas y de acuerdo a cómo comían las ovejas había una parte limpia, lo demás era un yuyal (risas).

 

-¿Ahí pusieron manos a la obra?

-En una primera etapa tomamos la parte cercana a la Casa de la Familia e hicimos dos canchas, le compramos los arcos a la cancha del barrio San Martín cuando dejan de hacer fútbol.

Ya teníamos más equipos, posibilidad de crecer, una tierra que podíamos seguir desarrollando, una alegría el sábado, todos felices, éramos amigos. Los asados posteriores, una delicia.

Ya pensábamos en un espacio para dejar las cosas, primero para tener agua, pusimos un bombeador, le hicimos una casuchita con puerta, cada dos por tres nos robaban el motor.

Y después hicimos un saloncito que mi viejo nos ayudó, porque era albañil. Teníamos una obligación, dos personas tenían que ir a trabajar y el que no iba pagaba una multa. Algunos pagaban la multa y eso nos ayudaba para comprar cemento. Así hicimos los primeros 50 metros techados.

Ya teníamos el bufé, y seguimos haciendo canchas. Cada vez más.

Pero no la queríamos dejar crecer tanto para que no se perdiera la esencia.

 

-Pero el niño creció y creció mucho.

-Sí, la fuimos haciendo crecer armoniosamente, sin que fuera una cosa desmadrada, había mucho amor hacia esa entidad que veíamos crecer y tratábamos de contener para que no se nos fuera.

Y el producido de las recaudaciones que se hacía de las inscripciones era todo para estar ahí. Eran muchas ganas de hacer.

Hoy no sé si se podría hacer de esa manera. Hay un montón de puertas abiertas en la sociedad de hoy, cosas que pasan, no sé si podríamos volver a hacer las cosas de la manera que la hicimos.

Bueno, pero la AFUCO creció y cuando estábamos en 56 equipos me convocan a mí para que fuera presidente de la Liga.

 

-¿Te sorprendió la convocatoria?

-Sí, me sorprendió. Me reuní con gente de la Liga para escuchar lo que planteaban. Gogó Musa cuando era el titular de la Liga era uno de los que me invitaba a trabajar.

Yo no quería saber nada. Hablé con los muchachos de AFUCO, les comenté la propuesta de presidir la Liga y les pregunté ¿qué quieren que haga?

Me dijeron que era un orgullo que “un presidente nuestro termine siendo el titular de la Liga mayor”.

Ahí agarré viaje.

Y la AFUCO siguió creciendo, hoy tiene 100 equipos, aquellos muchachos que estuvieron conmigo después fueron presidentes, todos sabían del sentimiento de la institución porque habían participado en su desarrollo, hasta llegar al presidente actual que corta la cadena.

Creo que hoy no es más lo mismo, por el desarrollo, es complicado contener 100 equipos y que todos sean amigos.

Son otros tiempos, todavía tengo amigos de los que conocí hace 36 años por la AFUCO (se emociona).

 

-¿La Liga Villamariense ya fue otra cosa?

-Sí, otra cosa. El primer año yo no sabía dónde estaba, traía gente de la AFUCO para que me ayudara, para tener alguien confiable. Después fui conociendo.

De hecho, fui criticado periodísticamente por alguien que sistemáticamente me criticó todo el tiempo diciendo que yo había hecho en la Liga una sucursal de la AFUCO.

Pero después cambió, fui acomodándome, entendiendo, la mirada de dirigente que yo tenía no existía dentro de la Liga.

Porque la mayoría va representando a un club y cuida su camiseta. La mirada mía era muy distinta hasta que lo entendí y me desempeñé, con todos los errores que he tenido, de la mejor manera posible.

Gestionar la relación con la Liga te abre puertas, pude vincularme con la Federación Cordobesa, tuve la suerte de ser un representante de la provincia de Córdoba interior y Santiago del Estero dentro de AFA.

Todo eso me lo dio la Liga. Siempre busqué la unión, que todo el fútbol estuviera ahí, pero no se puede, no hay manera. El baby es el baby, la AFUCO es la AFUCO y la Liga es la Liga.

No es fácil.

 

-Y políticamente, ¿qué análisis hacés del fútbol hoy?

-Desde que me fui de la Liga, no fui más a la cancha. Soy hincha de Boca y no veo más Boca, menos después de que River nos ganó en España (risas). Nos roban hasta eso, si lo vemos en un movimiento político de los dirigentes, eso lo vendieron ellos, a mí no me convencen que es otra cosa.

No puede ser que nos lleven un evento de esa característica a España. Lo vendieron al mundo e hicieron mucha plata.

Pero el que siente, el que quiere el trapo, no... eso no. A la Liga no fui más, no quiero saber mucho más con el fútbol.

Me gusta hacer para dejar algo a la sociedad, no busco conveniencia, si algo se puede hacer, lo hago. Y formé parte de otras instituciones.

 

-¿Desde niño tenés esas inquietudes?

-Sí, desde siempre, miraba a mi padre que le gustaba lo gremial. Mi padre es albañil y formaba parte de la UOCRA. Y eso me despertaba interés. Cuando vengo a Villa María desde Hernando entro a trabajar en Estudio Etic en mayo de 1975, y en septiembre del 75 son las últimas paritarias nacionales y el convenio que firma Empleados de Comercio sigue siendo el mismo.

Me eligen de delegado mis compañeros del estudio, para mí lo hicieron para sacarse el lazo de encima porque nadie lo quería, y como yo era el nuevo (risas). Pero yo lo quería.

Formo parte de esa comisión que forma Empleados de Comercio con la vuelta de Miguel Olaviaga. Y trabajé un tiempo ahí. Hasta que vi que el estudio trabajaba con el empresariado y yo necesitaba el trabajo, me aparecieron un montón de conflictos dentro mío y dejé de lado la actividad gremial (risas).

Y te cuento que cuando se construyó el barrio Beletti, la familia Beletti era clienta del estudio y a mí me prepararon para hacer la liquidación de sueldos de todos los que trabajaban en la construcción de dicho barrio.

Hice ese trabajo desde el principio hasta el final. Y me sigue gustando liquidar sueldos (risas).

 

-¿Tu familia estaba politizada?

-No, mi papá era un demócrata cristiano, no era de participar partidariamente. Mi mamá tampoco. Y a mí tampoco me llamó afiliarme a ningún partido, porque nunca tuve esa mirada de militancia partidaria, nunca despertó en mí la pasión por la política partidaria.

Y me propusieron varias veces ser y siempre dije que no. Por dos razones: una la que te dije y la otra, mi mujer que no me bancaba que yo hiciera política (risas).

 

-¿Por qué política no?

-Porque me decía que si hacía política, iba a aprender a mentirle. Bicha, no (risas).

 

-¿Hizo relación directa de la política con la mentira?

-La tenía clara (risas), y es cierto porque tenés que aprender a mentir. Nuestro amor está sustentado en la verdad, y tenemos muchos años de casados y no fui político (risas).

 

-¿Qué visión tenés sobre la situación económica?

-Es difícil, muy difícil. La verdad, como te decía hace un rato, me parece increíble que nuestros dirigentes políticos no tengan la capacidad de generar nuestra felicidad. Mi mirada es simple, quiero que se entienda bien, si los argentinos tenemos nuestro plato de comida permanente, la monedita que podamos gastar en los pequeños gustos, una tarjeta de crédito que podamos pagar nosotros viviríamos felices.

Pero si no tenemos nada, y no tenemos posibilidades de tener nada, cómo puede pasar en un país que lo que se cae, brota.

Y nos llenamos la boca que hacemos alimentos para 400 millones de personas y nosotros somos 45 millones y tenemos un 35% o más de pobreza y un porcentaje alto que no come.

 

-Es difícil de entender que no le encuentren la vuelta.

-Miremos la cara de esos niños que les falta la comida, de los ancianos que no tienen medicamentos.

Y tenemos un país glorioso con respecto a la educación gratuita, a la salud, y no alcanza, al jubilado no le alcanza para comprarse los remedios que tiene que tomar.

No lo entiendo, no sé si no le terminan de encontrar la vuelta los políticos o no la quieren encontrar.

Y tampoco puede ser que todo sea Boca -River, que toda la información sea basada en cosas malas, también pasan cosas buenas en este país, no se difunden porque no venden. Ese enfrentamiento que genera el periodismo de la mañana a la noche no sirve, no ayuda. Usemos la cabeza para que la gente viva un poco mejor.

Nuestro pueblo es manso, pero no sé hasta cuándo puede aguantar viendo las cosas que pasan en países alrededor nuestro.

Creo que nos debemos unir para defender lo que logramos, pero los que conducen no son como el perro que se rasca para afuera, muchos intereses creados, presiones de poder, hasta cuándo. Pensé que con Macri, el empresariado iba ayudar, creo que él también lo pensó. Pero, bueno, lo que hizo al final, peor no podríamos haber quedado.

 

-¿Qué expectativas tenés ahora?

-La expectativa de la esperanza, que algo nuevo puede ocurrir. Ojalá no haya venganza, ojalá terminen desarmando esta grieta que se creó. Ojalá, para que Alberto con su gente pueda desarrollar las cosas mejor, más tranquilo y que la mayoría tiremos para el mismo lado.

 

-Hablando de Boca, ¿qué opinás de Riquelme postulado a la Vicepresidencia Segunda en la lista de Ameal?

-Me parece muy coherente ese muchacho, no he seguido la interna. Pero leí que quiere estar en el fútbol, porque no puede ser que Boca tenga 30 o 35 profesionales y no tenga ningún chico salido del club.

Uno lee que salen a probar chicos en esta ciudad y en otras ¿no hay ninguno? Sí, hay muchos, pero está el otro negocio.

Y pasa en la política, también, no se puede estar en una institución para llenarse de plata, el fin es otro.

¿Cuántos tipos están desde el año 1983? Mario Negri es uno y cuántos más metió de él. ¿Cuántos entraron a la Cámara de Diputados que son una baldosa? Baldassi es uno, cuando comíamos los asados que era el árbitro del momento no quería hablar de política. ¿Cuánto tiempo le llevó darse cuenta del negocio y no quererse ir más? Un año y ya no se va más. Y sacó muchos votos.

Esas son las cosas incoherentes, estar en una banca, sacar leyes para todos los argentinos, una persona que no tiene ninguna idea. Como él, un montón más.

 

-¿Cuál es tu sueño en esta etapa de tu vida?

-En principio, seguir teniendo salud y que los míos estén igual.  Seguir teniendo por muchos años a mi viejo, que con 84 años va a todos lados en bicicleta, va todos los días a ver a la mami al cementerio parque,

Y el año que viene me voy jubilar. Espero tener una buena jubilación con mi mujer para que podamos viajar.

Viajar, disfrutar de las cosas que nos gustan, a mí no me interesa tener una cuenta bancaria ni nada.

Sueño que mis hijos se puedan seguir realizando y que me den nietos, que no me los dan (risas).

 

Opiniones

 

Mauricio Macri

Mauricio Macri buscó a partir de Boca generar una imagen distinta, rozarse con el pueblo que no lo tenía. Eso le permitió llegar al Gobierno de la Ciudad, y ahí empezó ese ego que despiertan esas cosas, creyó que podía ser.

Creo que no estaba preparado para ser en ese momento, el pueblo estaba enojado y lo hizo presidente.

Porque cuando le preguntaron de nuevo al pueblo, el pueblo le dijo que no. Más claro que eso.

 

Juan Schiaretti

Una sola vez tuve contacto con él. Vi en él una persona distinta, me parece que es un gran hacedor y que tiene mucha convicción en el diálogo. Hablando llega al consenso. Y es un enamorado de los puentes, cómo le gustan los puentes (risas).

 

Martín Gill

Lo conozco más, yo tenía la oficina frente la casa de él. Conozco al padre, a la madre. Creo que Martín es mucho más intelectual que el político de la batalla diaria. Me parece que tiene mucho para dar desde otro ángulo. Lo quiero mucho, lo conozco de muchos años, la Universidad estuvo en la Liga y ganó los dos primeros campeonatos.

Sí, me duele que no me atienda cuando quiero hablar con él (sonríe).  Eso me duele de todos los políticos.

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