Mariela Pajón

“El Estado nacional beneficia a muy pocos y deja muchos afuera”

Nació en Villa María, el 29 de marzo de 1969. Es profesora de Enseñanza Preescolar, educadora de adultos, especialista en Educación Maternal.

Casada, dos hijas. Ingresó a trabajar en la Municipalidad de Villa María en 1990. Sus primeros pasos los dio como maestra de una guardería municipal de su barrio, el Roque Sáenz Peña.

En el año 2000, abrazó la militancia partidaria en las filas del Partido Justicialista local.

Ocupó diversos cargos en el Ejecutivo, fue directora de Niñez, Adolescencia y Familia, subsecretaria de Desarrollo Humano. Actualmente, preside la Subsecretaría de Educación Inicial. Es candidata a concejal en la lista de Hacemos por Villa María que lidera Martín Gill

 

Escribe: Nancy Musa
DE NUESTRA REDACCION

“Las cosas, uno las tiene que hacer con placer”. Una de las frases que define a Mariela Pajón. Inquieta, hiperactiva, apasionada de la educación. Con bajo perfil, se maneja por los barrios de la ciudad. Le encanta el contacto con la gente, establecer lazos afectivos, escuchar, pensar en soluciones para ayudar con los problemas de la vida cotidiana. Tiene la capacidad para trabajar, atender su casa, andar en patines, pasear en bici y deleitarse con las comidas de la mesa grande familiar,  los días domingo. 

Prioriza el diálogo, la tarea en equipo y el fortalecimiento de los valores comunitarios.

Se levanta todos los días feliz, proyectando, soñando con un mundo más justo y menos individualista.

 

-En los años que lleva en la gestión pública, siempre tuvo un perfil bajo ¿le sorprendió que la convocaran para integrar la lista de concejales de Hacemos por Villa María?

-Sí (sonríe). Realmente, para mí fue una sorpresa. Yo siempre he estado acompañando la gestión, haciendo una militancia territorial, desde mi trabajo, desde el lugar que uno conoce a diario y es parte de mi vida.

Más de la mitad de mi vida, hace que trabajo en esto y que me hayan pensado, que crean que puedo aportar algo de lo que sé, desde otro lugar, me sorprende.

 

-¿Cómo se está preparando para el nuevo desafío, si le toca estar en una banca?

-Sí, uno siempre tiene ideas, a mí me gusta proyectar. Soy ariana (se ríe), si no estoy proyectando algo me aburro. Siempre uno piensa “si estuviera en este lugar, haría tal o cual cosa”.

Y sueño, para mí soñar es la base de la vida, hacer cosas pensando en el otro.

 

-¿Tiene algún proyecto en mente, qué le gustaría impulsar si llega al Concejo?

-Sí, una de las cosas que venimos trabajando desde el lugar en que estoy es el proyecto de ordenanza de los jardines maternales, para unificar tanto a los privados particulares como a los municipales. Hoy hay dos ordenanzas, una que regula a los privados y otra que regula a los municipales.

Estamos con un trabajo previo en ese tema y sería importante poder llevarlo a cabo.

Y además, pensando en proyectos que tengan que ver con el derecho de los niños, con el acceso a oportunidades, si tuviera que poner una marca, diría que siempre pensando en la niñez.

 

-¿Cuántos niños concurren a los centros de promoción familiar?

-Aproximadamente, mil doscientos niños. Y uno hace tantos años que está trabajando, vemos muchas familias que eligen este espacio y también vemos la transformación que han ido teniendo los centros.

Me siento parte de este proyecto que se ha ido llevando a cabo a través de los años, que se ha ido transformando y principalmente desde una mirada educativa.

Si bien, tienen un fuerte contenido social, porque están en el territorio y uno de los objetivos es poder brindar a los chicos todo lo que tiene que ver con sus derechos, también sumar la parte educativa.

 

-¿Cuántos centros tienen funcionando en la actualidad?

-Son catorce centros que tienen 54 salas.

 

-Usted empezó en el barrio Roque Sáenz Peña, hace casi 30 años, ¿cuáles fueron los cambios desde esa época a la actualidad?

-Cuando empezaron estos centros tenían que ver con una nueva comunidad que se iba formando con la recuperación de la democracia, después de tantos años de dictadura en que las instituciones comunitarias se habían perdido.

Estos centros nacieron para brindar un espacio a los chicos del barrio, cuyas mamás tenían que salir a trabajar.

Hay muchas instituciones que nacieron de movimientos populares, de centros vecinales, de grupos de mujeres del barrio, en ese momento el objetivo era tener un lugar para cuidar a los niños.

Y se han ido transformando, como se ha ido transformando nuestra sociedad, con el acceso a los derechos, a la educación, a la justicia, el poder brindar herramientas a las familias para mejorar su calidad de vida.

Nosotros que somos un grupo bastante grande, al ser docentes siempre tuvimos esa mirada y fue un logro la Ley de Educación promulgada en 2005, que marcó al jardín maternal como la primera parte de la escolaridad.

Cuando yo estudié era la etapa preescolar, paso previo a la escolarización, hoy la ley plantea que la escolarización de los niños empieza a partir de los 45 días.

Eso fue un gran cambio.

Y en nuestra ciudad, también se fue transformando en centros comunitarios que tienen objetivo social, objetivos en salud, educativos para mejorar la calidad de vida de los niños y de las familias.

 

-¿Encuentran buena respuesta en los padres?

-Muchísima. En la etapa maternal es como que la familia está en comunicación constante con sus niños, entrar adentro de la institución, involucrarse. La docente le pregunta cómo durmió, si le cambió el pañal, hay una comunicación mucho más afectiva porque tiene que ver con la crianza.

Y en este sentido, los padres participan muchísimo.

 

-Usted que conoce bien el territorio y está en contacto con los vecinos ¿cuáles son los principales problemas que hoy le plantean?

-La falta de viviendas, tenemos muchas mamás jóvenes y como docente uno se plantea que hemos fracasado en la educación sexual integral, de poder anticiparnos a los múltiples embarazos. Además, la falta de trabajo, producto de la política nacional.

Desde el municipio se hacen muchas cosas para subsanar el tema de la alimentación, de la educación, nosotros tenemos el proyecto de terminalidad educativa que es una maravilla el acompañamiento que hace el programa para que mucha gente pueda terminar sus estudios.

El estudio es una de las mejores herramientas que le podemos dar a las personas para organizar mejor su vida.

Como dice Pablo Freire, “la educación debe servir para crear personas que se sientan sujetos y estos sujetos que vivan en libertad, puedan ser partícipes de la cultura, de su propia construcción”.

La política nacional, por supuesto, condiciona muchísimo. Hay más pobreza, menos acceso a cosas que antes se llevaban de otra manera.

En Villa María no hay hambre porque hay un Estado presente, pero sí hay mucha necesidad.

 

-¿En los últimos años, se reforzaron los programas educativos?

-Sí, muchísimo. Desde la ampliación de los jardines maternales, cuando arrancamos éramos cinco y fueron creciendo. En la gestión del actual intendente pasamos de 34 salas a 54 salas.

Después, el programa de terminalidad educativa que es maravilloso. Está en el territorio, la gente se siente contenida, en el centro vecinal, en un jardín maternal, en el MuniCerca.

Yo me maravillo con las creaciones educativas y trato de transmitirlo. Una cosa es estar en un escritorio y pensar cosas, pero otra cosa es estar con los vecinos en el territorio, sosteniéndolos, ayudándolos.

 

-¿Eso es lo que más le gusta?

-Me encanta. Y uno tiene mucha gente conocida. Esta mañana (por el viernes), en el acto del 25 de Mayo en La Calera, me encontré con mamás que sus hijos han sido alumnos míos, otras mamás que han sido alumnas mías. Y te saludan con afecto, te da una cosa en el corazón que digo “algo habremos hecho bien”.

 

-Mariela, usted destacó el programa de terminalidad educativa, ¿se entusiasman con la posibilidad de concluir sus estudios?

-Sí. Hace poco se entregaron los certificados de los que terminaron el año pasado, hubo mucha gente, unas ochocientas personas y ver la alegría de recibir su certificado de estudios. Es muy lindo, la alegría se transmite. Es muy lindo formar parte de esto y es lo que me gusta. Martín le ha dado un valor a la educación que tiene que ver con el acceso, con dar oportunidades para mejorar la calidad de vida.

El conocimiento te abre puertas y eso es muy importante.

 

-La abuela del intendente se incorporó al programa con 90 años, ¿atraen a personas de todas las edades?

-Sí, hay personas que han postergado sus deseos de estudiar, ya sea por el trabajo, por los hijos, por los nietos y hoy están estudiando. También, mucha gente joven que quiere concluir sus estudios porque se sienten acompañados.

Es un trabajo hermoso, que trabajamos en conjunto con la Dirección de Adultos, porque nosotros cuidamos a los niños de las mamás que van a estudiar.

El trabajo en equipo fortalece todo.

 

-Entre las cosas que la entristecen, expresó “ver un niño sufrir y no poder ayudarlo” ¿Qué nos pasó para que tengamos un país con tantos niños en situación vulnerable?

-Creo que durante muchos años se vivió en la indiferencia. Yo era muy chica en la época del proceso, pero creo que esos años marcaron a la sociedad, en cuanto a la indiferencia, en no pensar en lo que pasaba al del lado.

Con la recuperación de la democracia, hubo movimientos que empezaron a involucrarse, todavía arrastramos, como sociedad,  en preocuparnos solo con lo que nos pasa a nosotros, en no mirar al otro como un hermano, como un par.

 

-¿En este momento, no siente que el individualismo se va acrecentando?

-Sí, pero creo que el desafío es idear proyectos en común. Yo soy muy apasionada en cuanto a los proyectos que existen, por ejemplo el “Ahora, los chicos”.

Un programa en que los niños piensan cosas para sus pares, que se comprometen con el barrio y la ciudad que queremos.

Esto tiene que empezar desde niños y en los jardines maternales trabajar con los chicos los valores, el compartir la merienda, los cuentos, las rondas. Fueron cosas que se fueron perdiendo y hay que volver a recuperarlas.

Nosotros trabajamos mucho con la familia, todos los días organizamos actividades con la familia, cosechar la huerta y hacer de comer con lo que cosechamos.

Tenemos que trabajar en ponerle valor a lo cotidiano. En el individualismo uno no valora, tenés metas y mirás hacia adelante tus propias metas.

En cambio cuando uno trabaja en comunidad y tenés valores comunitarios, esa es la manera de poder salir como sociedad y es algo que se construye desde chico.

 

-¿Qué siente cuando escucha a un sector de la sociedad, tratar de vagos a los que tienen planes, o decir “se embarazan para cobrar la asignación”?

-Me da mucha lástima. Y me enoja, la gente que critica sin conocer las situaciones o que nunca ha trabajado en estos sectores. Gente que no conoce y lo mira desde su lugar y su individualismo.

Me da lástima, porque desconocen el valor que tiene estar con la gente en un barrio, sentarse a tomar mate, escucharlos y tratar de darle algo mejor.

 

-Mariela, ¿siempre quiso ser docente o cuando era niña tenía otros sueños?

-Cuando era chica quería ser maestra jardinera. Siempre me gustaron los chicos. Porque mi mamá era así, todos los chicos del barrio iban a la casa de la “Pepa”, y nosotros nos criamos así.

Y después cuando hice la secundaria seguí con la idea de ser maestra jardinera.

 

-Cuénteme de su infancia

-Fue muy linda, jugar hasta tarde con los amigos del barrio (Roque Sáenz Peña), tomar la leche con ellos, treparnos a los árboles. Fui a la escuela de barrio, a la Vélez  Sarsfield. Así como te digo que todos los días me levanto feliz, siempre me sentí feliz, desde niña.

Tengo muy buenos recuerdos, hice la Comunión en la capillita de La Calera, nos movíamos siempre en el barrio.

 

-¿A qué se dedicaban sus padres?

 -Mi mamá, la Pepa, era ama de casa, criaba pollos, tenía la quinta. Se llamaba Mercedes, pero una vecina nuestra como no le salía Mercedes, le puso Pepa (risas). Mi papá, Coco, era empleado del Molino, un laburante que trabajó toda la vida para poder darnos una educación. Y mi mamá nos incentivó para que estudiáramos, su mayor orgullo era que sus hijas estudiaran.

 

-¿Cuántos hermanos?

-Somos tres mujeres y un hermano de crianza. Liliana, Andrea, yo y Fede. Somos muy unidos, nos juntamos a comer todos los domingos. Con la familia del marido también. Soy muy familiera, me gusta estar con los afectos.

Siempre compartimos muchas cosas con la familia, es muy lindo.

 

-¿Tiene alguna anécdota de su infancia que le haya quedado grabada?

-Sí. Yo iba a jardín de infantes y me acuerdo que para un acto patrio, mi mamá me había pintado los labios, como era la primera vez que me los pintaba yo pensaba que si juntaba los labios se iba a desaparecer la pintura (risas). Entonces miro las fotos y en todas estoy con la boca abierta, tipo mulatona, y con los ojos bien abiertos por el esfuerzo que hacía para no pegar los labios. Mis hermanas siempre me cargan.

 

-¿Era traviesa?

-Era salvaje cuando era chica. Primero, estaba en todas, fui scout, fui catequista, fui a dibujo, a patín y una vez yo tenía 5 o 6 años me operaron de amígdalas. Cuando volví a casa, llegaron mis tías a verme y la Mari no estaba en la cama. Yo me había trepado por la ventana y había salido a andar en bicicleta recién operada.

Mi mamá sale a la calle, desesperada, y me ve a mí andando en bici, chocha, como si nada (risas).

Siempre, golpeada en las rodillas, me corté la cabeza. Muy salvaje (risas). Otra anécdota que recuerdo es cuando mi papá estaba haciendo la tapia del patio. Habremos tenido 8, 10 años con mi hermana y nos subimos a la tapia, saltamos y se cayó la tapia. Mi papá no lo podía creer (risas).

 

-¿Sus padres hablaban de política en las reuniones familiares?

-Ellos eran peronistas, pero no eran militantes. Amaban a Perón y Evita, pero no participaban activamente en política.

Mis hermanas son radicales, pero siempre fuimos muy respetuosas del pensamiento de cada una, nos queremos, nunca nos peleamos por la política.

 

-¿Dónde cursó el secundario?

-En el Colegio Nacional, siempre fui a escuela pública. Tengo muy lindos recuerdos, fueron muchos años de una educación de calidad, muy buena en el Nacional. Yo hice Bachiller porque ya pensaba en ser maestra. Tengo recuerdos de las estudiantinas, de talleres, fue una etapa muy linda.

 

-¿Qué la motivó a ser maestra?

-Enseñar. Soy la típica maestra Ciruela (risas). Me encanta enseñar. Yo quería trabajar de maestra, ahora hace muchos años que no estoy en el aula porque he tenido diversos cargos, pero yo estuve en el aula, sé los que es estar con los chicos, cambiarle un pañal, hacer una ronda, hacer un sana -sana cuando se golpean.

Estuve muchos años en el aula, siempre con la idea de enseñar y cambiarle la vida a los chicos.

 

-¿Dónde fueron sus comienzos?

-En el Roque Sáenz Peña. Yo me recibí y a los pocos días me golpean la puerta de casa. Eran unas vecinas que formaban parte del centro vecinal y me preguntan si quería trabajar en la guardería del barrio.

Y así empecé, la guardería estaba a cargo de la comisión de damas del centro vecinal. En esa época se hacían los bailes de cuarteto en el Vélez Sarsfield y las mujeres tenían el buffet.

Con eso juntaban plata y me pagaban el sueldo. Después se hizo un acuerdo con la Secretaría de Desarrollo Social, en la gestión de Miguel Veglia, y el municipio se encargó del jardín.

Formamos parte de un programa provincial que se llamaba “Unidades de Centros de Apoyo al Niño y la Familia”.

Después se fueron transformando y se profundizó la ampliación durante el Gobierno del PJ. Y se fueron formalizando.

 

-¿Cuándo decidió comenzar la militancia partidaria?

-En 1999, cuando gana el peronismo por primera vez, sentí que llenaban en mí un montón de cosas, que ya las tenía internamente. Cosas que tienen que ver con el trabajo en el territorio, estar cerca de la gente, escucharla, poder hacer algo para cambiarle un poquito la vida.

Y me empecé a involucrar en caminatas, en actos, en tener un pensamiento más partidario y con la visión peronista.

 

-¿Qué le dijeron sus hermanas cuando se inclinó por el peronismo?

-(Risas). Nada, siempre fueron muy respetuosas y yo he sido siempre leal a mis principios. Encontré a las personas que me pudieron mostrar y acomodar esas ideas, que cuando era más chica no las tenía tan claras.

A mí me encanta todo lo que es popular, me encantan las elecciones, me encanta trabajar con la gente, todo lo que tiene que ver con objetivos comunes.

 

-Usted trabajó para tres intendentes peronistas, Accastello, Bedano y Gill ¿todos con estilos distintos?

-Sí, son distintos estilos. Los tres le dieron importancia a la educación,  pero obviamente se profundizó con Martín que tiene un perfil de lo que implica la educación para la comunidad. No es que los otros gobiernos no lo tenían, pero hoy una de las herramientas fundamentales; para cambiar este individualismo, para mejorar la calidad de vida de los vecinos, para brindar posibilidades; es la educación.


-¿Qué cargos de los que ocupó le gustó más?

-El actual, estar trabajando con la doctora Margarita Schweizer, que es una maestra, es un placer. Y poder ver, desde la visión educativa, toda la vida de una persona. Desde lo maternal, los niños de escolaridad primaria con los equipos móviles para que no haya ausentismo, el acompañamiento a través del apoyo escolar en la secundaria y la terminalidad educativa que es el ciclo ideal.

Margarita es una maestra, nos supo contener a cada uno de nosotros que veníamos de distintos lugares y la conformación de la Secretaría nos ayuda a repensarnos, a hacer y a trabajar en equipo.

 

-Le debe pasar que ha tenido un alumno o alumna en el jardín maternal, cuando  estuvo en el aula, y hoy lleva a sus hijos

-Sí, muchísimo. Y que se acuerdan de vos, te saludan con una sonrisa, creo que ese es el mejor título. Me pasa mucho y me encanta poder seguir viendo a mis exalumnos.

 

-Esa satisfacción que encuentra en poder ayudar, en recibir el afecto de muchos, también tiene su contracara, que son los críticos ¿padece las críticas?

-Sí, y más en el lugar que uno está. Muchas veces tenés que tomar decisiones, sacar gente, decir que no y eso lleva a críticas. Siempre trato de actuar de la manera más sincera y mirando a la cara, pero bueno, eso lleva a tener críticos.

 

-¿Se acostumbró a las críticas o le duelen?

-Me duelen, a esas cosas no me acostumbro. Porque yo trato de hacer siempre lo mejor. Si estoy equivocada sé reconocerlo, pero si el otro está equivocado  también tendría que saber reconocerlo.

 

-¿Es difícil tomar decisiones, las piensa mucho antes de tomarlas?

-Sí, trato de pensarlas mucho porque no me gusta herir a la gente. Siempre trato de no hacer mal, es lo que me enseñó mi mamá. Pero las críticas siempre existen.

 

-¿Tienen programas educativos que vengan de la Nación?

-No, hoy no. En otras épocas sí y muchos de los programas que ahora se siguen son a pulmón. Sí, tenemos el financiamiento de una parte del Gobierno provincial, por ejemplo Salas Cuna y más leche, más proteínas.

 

-El presidente criticó el plan Conectar Igualdad, un plan premiado por la ONU ¿cómo tomó los dichos de Macri?

-Son incoherencias. Todo lo que tenga que ver con el acceso y garantizar los derechos, estoy a favor.

El plan Conectar Igualdad garantizaba en los chicos el acceso a la tecnología, que hoy no lo pueden tener. O el WiFi gratis. Porque mucha gente no lo puede pagar.

El Conectar Igualdad desarrolló en los chicos muchas habilidades, hoy es la era de la tecnología y no todos pueden tener acceso. El Estado tiene que estar para que esa franja de la sociedad tenga iguales oportunidades.

 

-Usted habla mucho del Estado presente ¿qué opina del Gobierno nacional?

-(Pausa). Tengo una opinión, no es que me da bronca, pero yo creo que se ha perdido mucho de lo que se fue construyendo con los años. Y hoy, yo lo veo más como un Estado de negocios, no un Estado que garantice derechos y esté cerca de la gente.

Es un Estado que beneficia a muy pocos y deja muchos afuera. No estoy contenta con esto.

 

-¿Qué expectativa tiene para las próximas elecciones nacionales?

-Mi forma de ser, es por la unidad. Yo creo que la unión es lo que garantiza los cambios en la sociedad, hoy estoy enfocada con la elección municipal que es lo más importante. Para seguir avanzando, para seguir, como dice el eslogan, orgullosos de esta ciudad.  

Creo que la única manera de estar mejor es la unión y no esta grieta de “es blanco o es negro”.

 

-Ustedes en Hacemos por Villa María dicen queremos seguir avanzando ¿qué significa?

-Muchas cosas que uno tiene pensado continuar, en nuestro caso todas relacionadas con el tema educativo, dar más espacios para universalizar el jardín de 3, de 4, la terminalidad educativa que hoy tiene mil alumnos y queremos que puedan terminar su ciclo.

No sabemos, lo que otros candidatos quieren, nosotros queremos avanzar y sentirnos orgullosos de estos mil, del acompañamiento a los mil doscientos niños de los jardines maternales, de las familias.

El intendente tiene muchas cosas para adelante y es una persona que sabe lo quiere y tiene la capacidad para lograrlo.

 

-En el área capacitación pensando en una salida laboral ¿qué programas tienen?

-Hay muchos. Hay un equipo que ahora se trasladó al Centro Cívico que es la Oficina de Empleo. Ellos organizan talleres y cursos brindando herramientas para el acceso al trabajo.

Los talleres para microemprendedores, la Escuela de Oficios que es maravillosa y tiene numerosos inscriptos.

Esos talleres de oficio son acompañados por pequeños créditos que otorga el Gobierno provincial para formar microemprendimientos.

Se está haciendo mucho, en el ámbito del trabajo, y son gratuitos. Y es la misma impronta que Martín le pone a todos sus programas, están en territorio, en los barrios.

 

-Mariela, ¿la grieta se ve en los barrios?

-No, en los barrios no se ve. Creo que es algo para afuera, algo que nos muestran desde Buenos Aires. Por supuesto, en política, uno puede ponerse en la vereda de enfrente de algunos candidatos que vos decís “son parte del Gobierno nacional” y te preguntás qué han hecho por la ciudad, por acercar a la gente soluciones, con traer beneficios para Villa María.

Eso es una grieta, porque nos vemos todos los días y nos pone uno enfrente del otro.

Pero en los barrios, los vecinos son solidarios, están al lado del que necesita y se ve, en la plaza, en el locro, en la mateada.

 

-En tu carrera en la gestión pública ¿cuál fue el momento de mayor alegría?

-(Pausa). Hay varios momentos, pero ayer (por el jueves pasado) cuando el intendente me pidió integrar la lista de concejales fue un momento de mucha alegría. Después de tantos años de trabajo en el Ejecutivo, en un plano que no era expuesto públicamente, que el intendente me tenga en cuenta fue una alegría.

 

-¿Cómo fue la conversación?

-Me habló y me dijo que quería que formara parte de la lista, me sorprendí, le contesté “no sé si ponerme contenta o triste, porque me gusta mi trabajo”. Pero yo voy a estar en el lugar que consideren y me alegró, fue una gran alegría.

Por supuesto, no pienso abandonar el territorio (risas). Es nuestro cable a tierra, estar con la gente.

 

-¿Y el momento más triste?

-La pérdida de mi madre, de mi padre. Mi mamá fue una persona que me marcó muchísimo, muy mamá, que siempre dio todo por nosotras. Y perderla a ella fue uno de los momentos más tristes de mi vida.

 

-¿Qué dice su familia de su actividad política, la acompaña?

-Sí, mi marido Marcelo me acompaña. Trato de hacer todo, voy al supermercado, llevo a mis hijas Paulina y Carmela a sus actividades. Trato de cumplir con todos los roles, quiero ser buena madre, quiero ser buena esposa.

 

-¿Qué sueño tiene hoy?

-Que la gente me recuerde, piense que hice algo bueno y seguir creciendo, seguir abriendo más jardines maternales, dejar un equipo contento, armado.

Seguir con esta relación afectiva con los vecinos, escuchar sus problemas y tratar de ayudarlos.

 

Opiniones

Mauricio Macri

No me gusta el rumbo que ha tenido su gobierno. Creo que muchas de las cosas que se hicieron fueron pruebas de ensayo y error. Propongo esto y si no da, vuelvo atrás y propongo otra cosa.

Las cosas que había que cambiar no se cambiaron y se profundizó la brecha entre el que más tiene y el que menos tiene.

 

Juan Schiaretti

Me gusta, me parece un buen gobernador que ha podido plantear en su gestión todos los ejes que hacen al desarrollo de las personas, que tienen que ver con obras, con garantizar derechos, hizo mucho por Villa María y tiene la posibilidad de seguir construyendo algo bueno para los cordobeses.

 

Martín Gill

Es un maestro, es un educador, una persona muy inteligente que sabe lo que quiere, que da todo,  por lo que quiere, que está cerca de la gente, que se duele del dolor ajeno. Me parece muy importante para un político. Porque eso lo transforma en gestión, en mejorar la vida de los vecinos.

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