Juan Alberto Quiñones

“Son mentiras que hay que sufrir ahora para ser felices mañana”

Nació en Villa María el 16 de julio de 1948. Es licenciado en Desarrollo Local y Regional. Casado, 2 hijos, 2 nietos
lunes, 6 de mayo de 2019 · 11:06

Empezó su militancia siendo muy joven en el campo gremial, durante la dictadura de Juan Carlos Onganía,  en el ámbito de la CGT de los Argentinos, presidida en ese momento por uno de los sindicalistas principales del Cordobazo, el gráfico Raimundo Ongaro. Fue ferroviario, luego carpintero y dedicó horas de su tiempo para estudiar las problemáticas de tránsito y el transporte. Simpatiza con el peronismo, participó de la actividad política en el Frepaso y actualmente está en el espacio de Unidad Ciudadana

Ama el tango, todavía recuerda con emoción la primera vez que vio a Mariano Mores y su orquesta sinfónica hace muchos años atrás. Es aficionado a la lectura, al análisis, al bien común. Tiene claro que la Patria es el otro, que el respeto es esencial en una sociedad, tan esencial como el aprendizaje de la historia.

Es sociable, directo en sus apreciaciones, defensor acérrimo de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Su afán por adquirir conocimiento lo llevó a participar de distintas organizaciones, congresos, foros, principalmente con relación a encontrar soluciones para evitar los siniestros viales. Tiene trabajos sobre la lógica del espacio urbano y la conectividad del transporte público de pasajeros  y numerosos escritos sobre el tránsito, desde la mirada política y social.

Y pone las manos al fuego por Cristina.

 

-¿Cuál es su análisis con respecto a la situación actual del país?

-Todo el mundo sabe que esto se va al diablo. Hay mucha gente que confunde los diagnósticos que pueden dar las ciencias naturales, por ejemplo, si no hay nube, no llueve. Y trasladan a eso a las ciencias sociales. Y no es así. En las ciencias sociales llueve sin nube y cuando llueve sin nube...

Si te fijás en las altas tasas de interés que se pagan para retener los dólares, eso te está dando la idea de que más temprano que tarde se va a ir todo al diablo.

Entonces, esa sería una profecía autocumplida que se genera en la capacidad que tiene el ser humano de saber lo que va a pasar en el futuro, si las cosas siguen como están.

 

-Si el diagnóstico es correcto, ya se sabe el desenlace.

-Claro, no es lo mismo que las ciencias naturales. Y eso me espanta porque estamos o ante un gobierno dogmático que cree en lo que está haciendo o estamos ante uno muy salvaje que sabe que va a arruinar el país. Tal vez ese sea el propósito, arruinar el país y la vida de la gente.

 

-¿Usted piensa que vinieron a hacer lo que están haciendo o fue producto de la improvisación o de las “cosas que pasaron”?

-Pienso que vinieron hacer esto. Es muy clara la política, reducir los salarios,  porque el propio Macri dijo que el salario es un costo. Ellos no ven la economía como una alimentación del trabajo de todos. Ellos ven su propio beneficio y por eso están jugando para el sector financiero.

Hasta algunos sectores del campo ya están descontentos, porque no cumplieron con lo que le prometieron.

 

-¿Este círculo vicioso de la especulación financiera ya se puede saber cómo termina?

-Por supuesto, porque al no tener actividad económica el país no tiene forma de adquirir los dólares que necesita. Estos tienen el viejo esquema escrito, de destruir la industria, destruir todo lo que sea desarrollo. En los años 70 nosotros le vendíamos locomotoras a China, ahora ellos nos venden a nosotros.

Ellos se industrializaron y nosotros nos quedamos en el tiempo y a eso no se vuelve fácilmente.

Lo mismo está pasando con la ciencia, habíamos crecido, se estaba logrando unir la producción científica con el desarrollo tecnológico y eso era muy importante.

 

-Una de las cosas que nos repiten desde hace años es que hay que ajustar, sacrificarse, para tener en un futuro un país en serio, ¿usted qué piensa?

-(Sonríe). Las cosas se mejoran de a poco, son mentiras que hay que sufrir ahora para ser felices mañana. La vida es una sola y hay que vivirla lo mejor posible. Es un planteo falaz decir que cuando venga el derrame, cuando tengamos una economía sana. ¿Qué es tener una economía sana para ellos? Que los obreros no tengan derechos, que ganen tres pesos, que ellos puedan hacer lo que quieran.

Macri pensaba que porque él era rubio, de ojos azules y cumpliera a rajatabla con la maximización de las ganancias iban a venir las inversiones. Y las inversiones no vienen por eso.

Aun cuando les ofrezcas el oro y el moro no vienen, porque están esperando otra cosa, siempre tienen otro negocio en vista.

Todas las crisis tienen más o menos la misma copia.

 

-Este Gobierno culpa de las crisis a Cristina por la pesada herencia del pasado y a Cristina por si vuelve en el futuro.

-Es muy gracioso eso. No tienen ningún argumento, ahora quieren hacer un acuerdo de diez puntos, señalan que hay que reducir el déficit, pagar la deuda, es lo mismo, no se modifica nada y con ese documento quieren enganchar a parte de la oposición.

Acá hace falta un cambio, no pedir más dólares prestados, restringir la fuga de capitales y otras cosas más.

Lo que han hecho con la Justicia también es importante, la persecución política. Ellos que se decían los defensores de la República son los primeros en extorsionar a jueces para que renuncien, en presionarlos para que no dicten sentencias en su contra y ahora felizmente se van descubriendo muchas cosas con la causa que tiene Ramos Padilla.

Creo que esto va a servir para hacer una reforma en la Justicia y democratizarla.

 

-¿Usted cree que Cristina es una perseguida política, que no tiene nada que ver con hechos de corrupción?

-Absolutamente nada que ver. Si tuviera algo que ver, ya estaría presa, si hubiera robado un peso, estaría presa. Estuvo dos años sin fueros. Y no le pueden hacer nada porque no le encuentran pruebas, a pesar de que le están inventando causas.

Por Cristina pongo las manos al fuego.

 

-Lo voy a llevar a su infancia, el día que le dieron el golpe a Perón en 1955 usted tenía 7 años, ¿le quedó algún recuerdo de esa fecha?

-Sí. Fui a comprar pan a una señora que era alemana y le decían doña Pocha. Vivía en calle Müller y había un busto de Evita en la costanera y lo arrancaron. Vinieron con un camión, lo ataron con unas cadenas y lo arrastraron. La brutalidad, el odio, la barbarie.

Una vez Dino Calvo me preguntaba datos sobre los 70. Y yo pensaba que no iba a vivir más de 40 años porque habíamos tenido el bombardeo en Plaza de Mayo, el fusilamiento en José León Suárez. Antes mataban a una persona y a nadie le importaba.

Se abusaba normalmente de las personas. Mi mamá era muy consciente de eso y veía las injusticias.

A Evita la odiaban por eso, por el voto femenino, por todo lo que se había logrado.

Y por otro lado, Perón era el del régimen y había ganado las elecciones.

A Perón, más allá de sus errores, le debemos las conquistas sociales y el ingreso de la clase obrera a la política. Hizo cosas buenas y malas como cualquiera.

Y creo que cuando volvió en 1973, no entendió lo que pasaba en el país. No se puede justificar la presencia de López Rega en el gobierno.

 

-Tenemos una historia de violencia política, usted empezó la militancia en 1966, con el golpe de Estado a Arturo Illia y bajo la dictadura de Onganía.

-Sí y en ese momento parecía que los golpes de Estado no iban a parar nunca. Por eso surge la lucha armada, porque la gente no veía otra salida. Y la salida se vio mirando lo que pasaba en ese momento en otras partes del mundo.

La resistencia peronista se agarra mucho de la guerra de Argelia. Uno se había hecho la idea que en cualquier momento te mataban.

Mi abuela me sabía decir: “No hay que ser muy bueno en la vida, porque si sos muy bueno te pasa lo de Cristo”.

Por supuesto, hoy en el contexto que vivimos hablar de esto parece una cosa de locos, pero en aquel momento no era de locos.

 

-Ahora, la memoria de los pueblos tiene un doble juego, hay un sector de la sociedad que no olvida la violencia peronista, pero sí olvidó la violencia contra el peronismo o la justifica. ¿Qué nos pasa a los argentinos con la memoria?

-Creo que en cuanto a la violencia, a la injusticia, hay mucha historia. Me imagino lo que debe haber sido vivir en la época de los conservadores que hacían lo que se les cantaba. No respetaban nada. Las personas valían menos que una mosca.

 

-¿Conoció muchos líderes importantes durante su militancia gremial, comenzó con la CGT de Raimundo Ongaro, el sindicalista de los gráficos?

-Sí, empecé repartiendo el diario. Ongaro vino dos o tres veces acá, andaba en un colectivo de los azucareros de Tucumán. La CGT de los Argentinos, acá funcionaba en el local de La Fraternidad en San Martín al 300.

Un día vino, se presentó, la casa estaba llena de gente y había muchos afuera. Habían puesto un cordón policial en calle Tucumán, y entra un tipo con un grabador que parecía un ladrillo, con cables, que había venido a grabar el discurso, de alguna agencia de espionaje.

Ongaro decía en su discurso una frase que no me la olvido: “Este gobierno que no eligió nadie” (en referencia a Onganía).

Lo agarraron a este espía que estaba adentro y se lo entregaron a la Policía “cagado a trompadas”.

Vos te dabas cuenta, desde el vamos, que la cosa tenía que ser así. Si te enfrentabas con un Policía, te iba a moler a palos y por lo tanto vos te tenías que defender.

Todo eso va creando un clima y un círculo vicioso porque tampoco es la solución. Pero de eso nos dimos cuenta después.

 

-¿Nos cuesta aprender de nuestra historia?

-Y... acá los tipos que enseñaban historia, que analizaban la historia estuvieron presos o desaparecidos. Por ejemplo, Eduardo Requena. Y precisamente los encarcelaron o los desaparecieron porque la historia enseña mucho. Pienso que fueron perseguidos porque le enseñaban a la gente. Y estos tipos son amigos de la ignorancia, de la manipulación. Habrá que seguir luchando y esperar que esta crisis que viene, que es peor que la de 2001, nos sirva para aprender.

Y lo que más preocupa es que Estados Unidos se está metiendo directamente en nuestra política interna.

Se metió siempre, pero no tan abiertamente como ahora. Está prestando plata, le exige al Fondo que siga apoyando a este Gobierno porque está alineado con ellos. Eso me preocupa mucho porque estos tipos te crean una guerra en dos minutos y con cualquier excusa.

 

-¿Cuál es camino para salir de esta crisis?

-Se sale poniéndonos de acuerdo, no tanto los dirigentes, sino el pueblo. El pueblo se tiene que dar cuenta que todos tenemos que estar bien, que se necesita generar trabajo, que no se arregla todo con la represión y generando violencia. Se arregla trabajando. La gente pide tener una vida digna, nada más. Poder sostener su hogar,  dar educación a sus hijos, son cosas simples, básicas, elementales.

-¿Qué le preocupa de la ciudad?

-Lo que me aflige en la ciudad es el problema del tránsito, es gravísimo lo que está pasando. También lo que está pasando con el transporte público. Es muy malo el transporte, habría que tener otra forma de diseñar la ciudad, que es un pedido que se hizo en el Foro de Brasil.

Que el transporte público se proyecte desde la periferia de la ciudad, no desde el centro.

Ya tendríamos que tener un transporte público rápido, con ruta propia.

 

-Durante años usted se dedicó a estudiar las cuestiones relacionadas con  tránsito y transporte.

-Sí, siempre me preocupó. Cuando estaba Accastello se creía que el tema del tránsito era un problema técnico y no es así, es un problema político, que nos concierne a todos.

Pensaba que lo solucionaba con la foto multa, y eso no soluciona nada. Creían que si les tocaban el bolsillo se iban a cuidar. Y no ocurrió así.

Fijate,  entre 1993 y 1995 pasamos de 20 muertos por mes a 22 muertos por mes.

Aumentaron las multas, se mantuvieron estables por diez años, o sea que a la gente no le importaba pagar una multa porque se habían perdido los valores.

En esa década del 90 estaba el individualismo extremo, el darwinismo social, sobrevivía el más vivo, el que hacía más trampa.

 

-No cambió mucho en la actualidad.

-Sigue existiendo, porque se han ido perdiendo los valores. Porque lo único que prima es el libre mercado, la concepción del individualismo y ocurren estas cosas.

Argentina antes de los 90 ni figuraba en el ranking de países con problemas de siniestros viales. Y durante el gobierno de Menem, los accidentes de tránsito se convierten en la primera causa de muerte.

Por eso digo que es un problema social, político, no técnico. Hay que ponerse de acuerdo con la sociedad. Recuerdo que en una oportunidad fueron 50 motociclistas a pedirle a Accastello que no les quiten las motos, ellos iban a respetar las normas, pero necesitaban el vehículo para ir a laburar.

El tipo ni los atendió. El Estado no se puede poner en contra del laburante, hay que volver al respeto.

 

-¿El problema también está en las organizaciones dedicadas a la materia?

-Sí,  el problema se ve también en las organizaciones. Estuve en contacto con varias de ellas. Viste la publicidad de Luchemos por la Vida, dice: “Lo que mata es el teléfono”.

No, el teléfono no hace nada, el que mata gente sos vos, el que se mata sos vos.

Me parece más convincente la de la otra ONG, que habla un chico y pide respeto por el otro, si no querés que te pase a vos.

Respeto por el otro hace falta,  que no vean al inspector como el enemigo. Una vez me pararon y me pidieron el seguro del auto, les muestro la póliza y que el pago es por débito automático, significa que estaba pago y el tipo me quería llevar el auto. Eso no puede ser.

Ellos están para cuidarnos a los ciudadanos, no para jodernos o tratarnos como delincuentes.

El policía de tránsito debería ser una persona con formación, respetada por todo el mundo.

 

-¿Por qué no se logran soluciones efectivas?

-Porque no se animan y les parece una cosa menor darle igualdad de derechos a la gente. Y aquí entra el transporte. Si tengo buen transporte público, voy a tener derecho a la educación, al esparcimiento, a ir a trabajar. El transporte público debe ser rapidísimo, esta ciudad con Villa Nueva ya tiene 100 mil habitantes.

Hacer una ciudad más justa, que todo el mundo tenga acceso a un transporte público eficiente. El peor servicio tenemos en Villa María. Parte del centro, para irte al barrio Sáenz Peña y tarda cinco minutos, ahora el mismo colectivo de ese barrio al centro tarda 45 minutos.

Te llevan hasta Vista Verde, pasás por el Mariano Moreno y recorrés la costanera.

 

-¿Es un sistema mal diagramado según su evaluación?

-Le falta conectividad. Nosotros tenemos una ciudad que es octogonal en la mayoría de los casos. Y estos tipos para diseñar el servicio cortaron la ciudad en porciones como si fuera una pizza. En cada porción hicieron una línea. Y el colectivo en cualquier ciudad del mundo va y vuelve por la misma ruta.

Y si la calle no es doble mano, vienen por la otra calle paralela. Además van derechos, no van haciendo piruetas, curvas, porque eso demora mucho tiempo.

Y no hay forma de que entiendan. Tienen una universidad, gente que les podría hacer una ciudad nueva y desaparece todo este problema de tránsito.

Porque a nadie le gusta una ciudad tapada de autos. Si uno reniega cuando va al centro, no hay lugar para estacionar, con un buen transporte de colectivos muchos optarían por ese servicio.

 

-¿Para usted, un transporte público eficiente y con mayor continuidad sería parte de la solución a la problemática del tránsito?

-Sí, seguro. Pero tendría que ser un sistema integrado con Villa Nueva. Las dos ciudades tendrían que tener un servicio en común. Otra cosa, el precio del boleto, cómo vas a pagar 25 pesos, tendría que ser diferenciado. Hay que cobrar de acuerdo a la distancia que la gente recorre.

El recorrido tendría que ser dividido en secciones con distintos precios. El boleto único se implementó cuando el costo era bajo y entonces se financiaban los recorridos más largos.

Pero ahora la ciudad se agrandó y este esquema no sirve.

Es elemental, además, que en una ciudad cuadriculada los colectivos vayan y vuelvan por la misma ruta. Este sistema que tienen está previsto para una ciudad con diagonales.

 

-Villa María ha crecido.

-Villa María ha tenido un crecimiento muy grande y el centro ha quedado descentrado.

Ha crecido más del lado Buenos Aires que del lado Córdoba. Y eso ocurre en casi todas las ciudades, van creciendo al lado de las rutas más importantes, que son las vías rápidas para llegar al barrio.

Se hicieron muchas cosas bien hechas, la prolongación de bulevar España, eso está perfecto, pero hay que colocar más líneas de colectivos para que se termine el quilombo de tránsito.

Y hacer una ciudad comprometida con su gente, con el ambiente. Eso se está haciendo en muchas ciudades.

Y otra de las cosas que se hacen es el desarrollo policéntrico.  Areas con desarrollo comercial cada dos barrios, para evitar la concentración en el centro.

Eso cambia la circulación.

 

-¿En qué estado se encuentra Unidad Ciudadana en Villa María?

-Unidad Ciudadana a nivel local es una especie de rejuntado porque no tiene conducción. Para poder juntar todos los grupos se pensó que lo mejor era hacer una cosa horizontal, donde todos hablan, pero nunca se decide nada. Y eso no sirve para la organización, en el idealismo de izquierda es muy lindo, pero no sirve para la práctica. Los partidos, las organizaciones deben tener una conducción. Puede ser colegiada, pero tiene que tener un conductor, uno, no diez. Porque así no se avanza en nada.

Nos seguimos juntando y seguiremos las órdenes de Cristina.

 

-¿Para usted Cristina va a ser candidata?

-Creo que los liderazgos no se pueden decidir, pienso que es una necesidad también de Cristina, ella lo debe sentir como una obligación moral.

Pienso que lo mejor que le puede pasar a los argentinos es tener esa conducción. Ella en Córdoba retiró la candidatura de Pablo Carro para que gane Schiaretti y no ganen los candidatos de Macri. Esas son las cosas de la política que debemos entender, muchas veces hay que tragarse sapos y esta vez hay que tragarse el sapo o dos sapos (risas). No sé.

Pero, lo importante es que gane Cristina y que el peronismo que vota a Schiaretti la vote a Cristina.

 

-¿Piensa que Cristina puede ser prenda de unión en el peronismo o hay diferencias irreconciliables?

-Creo que si es presidenta de nuevo, se van a tener que ordenar todos los planetas. Así como se pusieron alrededor de Macri y le votaron todas las leyes, espero que lo hagan después si gana Cristina.

 

-¿En Villa María apoyan a algún candidato en especial?

-El criterio es que cada uno vote lo que quiera. No hay un acuerdo, pero me parece que el peronismo va a ganar en toda la provincia de Córdoba. Y eso es importante, después veremos.

Eso de cambiar las cosas para siempre no existe, se cambian de a poco. Eso que dice Macri de “cambiar la historia para siempre” no existe. Pero me hace acordar un poco al dogmatismo de la izquierda, las revoluciones también tienen un límite.

No es que se haga una revolución y de pronto cambia todo. Acá se hizo una revolución el 25 de Mayo (1810), cambiaron algunas cosas y otras siguieron, tuvimos 70 años de guerra civil para ponernos de acuerdo en qué tipo de gobierno queríamos.

Y al final pusieron la mitad de uno, la mitad de otro para llegar a un acuerdo. Es difícil, esos que prometen cambiar la historia, no. No se puede cambiar así. Eso lo debe tener claro la gente.

 

-Al gobierno que venga, gane quien gane, le va a ser muy duro salir de la situación actual.

-Sí, pero creo que si la gente toma conciencia del gran fracaso, de todo el daño que han hecho estos tipos, vamos a entender que debe volver la política, que es lo que importa.

La política tiene que estar en primer lugar, porque la economía no garantiza que vamos a estar mejor.

Tiene que estar primero la gente, el bienestar de la gente, y para eso es necesaria la política.

Después de esto, pienso que los muchachos de Camioneros no van a cometer el error de enojarse porque le sacan dos pesos, que los de ANSES se aviven y pongan lo suyo. La clase trabajadora tiene que ser la columna vertebral del movimiento, la que dé el ejemplo, la que ceda parte de sus intereses para el bienestar general. Eso hay que hacerlo, porque si no se hace eso, no entendemos nada de nada.

 

-Me dijo que le enoja la ignorancia, ¿a qué se refiere particularmente?

-A la gente que no trata de informarse por sus propios medios. De leer un libro, y eso que nosotros tenemos bastante cultura. Todo ese tipo de  cosas que te ayudan a pensar. La televisión es terrible en eso, no te ayuda a pensar; la gente cree que la televisión dice la verdad y repite lo que dice la televisión.

Siempre me acuerdo del libro “Fahrenheit 451”, que controlan a la población con paredes que son televisores y los bomberos, en vez de apagar los incendios, queman libros.

 

-¿Cuál es su sueño hoy?

-Mi sueño siempre ha sido lo colectivo. Hacer algo que sea bueno para la comunidad, servirle a los demás, morirme con la conciencia tranquila pensando que hice algo bueno por los demás.

 

-Si  lo convocaran para trabajar en gestión de gobierno, ¿aceptaría?

-Me siento capacitado para la gestión, en esa parte chiquita que sé por haber participado siendo ferroviario. Trabajé diez años en Buenos Aires en el ramal Retiro-Tigre, ahí conocí a mi mujer, tuve a mis hijos, y nosotros hicimos un proyecto y recuperamos el ferrocarril.

Desde esa época participé en muchos congresos de transporte y aprendí desde la tarea más ingrata que es realizar los horarios de los servicios, hasta cómo multiplicar servicios a determinados horarios para que la gente viaje cómoda. Llegamos a correr 500 trenes por día y a reparar los trenes.

 

-En este tema, ¿qué es conveniente para Villa María?

-Acá en Villa María convendría un transporte de ómnibus eléctricos, que pueden ser troles, por lo menos dos líneas con ruta exclusiva, que recorran desde la parte (ruta a) Córdoba hasta la parte (ruta a) Buenos Aires por vía rápida. Y debería haber un colectivo cada cinco o diez minutos.

Entre esas dos puntas es donde se desarrolla la mayor cantidad de actividades económicas y de servicios de la ciudad. Tenemos las instituciones más importantes, hospital, universidad, en la periferia, las empresas más grandes están en la periferia.

Ha cambiado mucho el movimiento de la gente, no tiene sentido que para pasar de un barrio a otro tengas que pasar por el centro, demora mucho.

 

Opiniones

 

Mauricio Macri

No. ¡Qué no se vuelva a repetir!

 

Juan Schiaretti

No acuerdo,  pero como reconozco el liderazgo de Cristina, voy a seguir sus indicaciones.

 

Martín Gill

Ha hecho una buena intendencia, pero falta que la peguen con el tránsito y el transporte.

Accastello cometió un gran error al privatizar el tránsito, fue un error gravísimo.

 

Emoticones

 

Me gusta

El tango, el folclore, toda la música


Me divierte

Estar con los amigos, con la familia

 

Me entristece

La pobreza y los niños que no tienen comida

 

Me enoja

La ignorancia, no poder tener un diálogo maduro

 

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