Noelia Carolina González

“Sigo sosteniendo a este gobierno y a este presidente”

Nació en Puerto Belgrano (Buenos Aires), el 1 de agosto de 1975. Es abogada. Casada, dos hijos. Se encontró con la militancia en el campo de lo social, una actividad que la apasiona. Hace un par de años se involucró en el PRO, a través de la oportunidad que le dio el legislador provincial Darío Capitani. Fue coordinadora de un centro interdisciplinario de delitos contra la integridad social. Está a cargo del Centro de Acceso a la Justicia. Milita para prevenir y erradicar la violencia de género y el abuso infantil. El pasado 23 de junio fue electa concejala por el frente Vamos por Villa María.

 

Escribe: Nancy Musa (de nuestra redacción)

¿Quién es Natalia González? Es una apasionada de su trabajo, incansable, disfruta de la tarea en equipo y hace pocos años comenzó a recorrer el intenso camino de la política. Se define, y lo repite, como una persona simple, deseosa de aprender, admiradora de los que saben, respetuosa de los que piensan distinto. Le encanta recorrer el territorio, escuchar a los vecinos, comprometerse con su tarea. Soñadora y simpatizante de la utopía. Es profesional, política, esposa, madre, hija, hermana, amiga. Una mujer pulpo que puede hacer varias cosas a la vez

Una feminista que aclara que el movimiento pretende igualdad, equidad y no enfrentar al hombre.

Es una futura concejala de la ciudad, con ganas y esperanza.

-¿Cómo te preparás para este nuevo desafío que es estar en una banca en el Concejo Deliberante a partir del 10 de diciembre?

-Bueno, volví a mi trabajo habitual como siempre. El contacto con la gente para mí va ser algo fundamental, es uno de los ejes en que pienso pararme de cara al Concejo, escuchando a los vecinos, mirando los barrios. Es todo muy rápido, pero lo que pienso hacer es ir a visitar algunas sesiones, escucharlas, observar cómo se manejan, ir a conocer el espacio físico en que vamos a estar y empezar a tener reuniones de equipo para preparar el trabajo del año que viene.

-De cualquier forma, vas a estar rodeada de personas experimentadas en el ámbito legislativo.

-Sí, principalmente Karina (Bruno) que me abrió mucho camino en esto y me ayuda a tener distintas miradas. Pero sí, son todos profesionales de años, excelentes y con diferentes carismas que es lo que enriquece el espacio.

-¿Te sorprendió que te convocaran para integrar la lista de concejales?

-Todo es parte de un agradecimiento, me sorprendió, me enorgullece y espero así cumplir mi cargo. Claro que me sorprende, porque uno no espera, trabajo todos los días, soy muy responsable con mi trabajo, soy muy perfeccionista y uno trabaja por eso, no trabaja por un cargo.

Sí, me sorprendió, creo que es un reconocimiento al trabajo que desde hace tres años vengo realizando en la ciudad.

-Vos sos una trabajadora en el tema de violencia de género, ¿tenés pensado algún proyecto relacionado con la problemática?

-Soy una convencida que el cambio debe ser educacional y cultural. Creo que lo que falta es articulación de muchas políticas, falta mucho trabajo en red, y sí tengo pensadas cosas específicas para tratar.

-¿Cuál es tu opinión sobre la ley que se aprobó estos días, con relación al resarcimiento a las víctimas de trata?

-Me parece bárbaro, me parece que es un reconocimiento al trabajo que vienen haciendo los colectivos de víctimas. Tuve la oportunidad de conocer a varias, a Vivian Perrone, a María Luján Rey, Nilda Gómez que es mamá de una de las víctimas de Cromagnón. Hace poco tuve una jornada de acceso a la justicia en Buenos Aires y me conmueve escuchar a personas que han perdido a lo más valioso de la vida, que es un hijo, que pongan todo a su disposición para que no vuelva a suceder lo mismo, para que otras personas no pasen lo que ellas pasaron.

Que otras personas no vuelvan a pasar por esta soledad, por la ausencia del Estado cuando más necesitaban. Con esta ley de víctimas se intenta reparar todo eso.

Y con respecto a las víctimas de trata, es importante que lo que se va a secuestrar en ese delito, que es una de las peores torturas, y podemos ver que sigue vigente la esclavitud femenina, sirva para recuperar mujeres que se han logrado rescatar.

-El movimiento feminista viene peleando hace años, pero hoy tiene cierto rechazo en nuestro país ¿qué análisis hacés?

-Tenemos que entender. Esta semana tuvimos muchísimo trabajo, estuvimos trabajando en las escuelas con relación a la ley que dispone que, una vez por año, las escuelas tienen que hacer una jornada sobre prevención y erradicación de la violencia de género.

Nos han convocado de varias escuelas, debemos entender que el machismo no es la contraposición del feminismo, el feminismo lo que pretende es la igualdad.

Se han tergiversado muchas cosas, se han politizado muchas cosas.

Como sociedad tenemos que entender que buscamos una igualdad, y esa igualdad la trabajo desde mi casa. Vivo con tres varones y se trabaja desde la casa, es una construcción del día a día.

Y es como más involucrada me siento para trabajar, al vivir con tres varones. Te obliga a pensar que la enseñanza viene desde la casa. Hoy hay posiciones encontradas, pero es buscar la igualdad, la equidad, siempre.

Pero hay un bagaje cultural que nos marca como sociedad, el machismo, el patriarcado, por eso estoy convencida que se logra a través de la educación.

Desde la casa y desde el jardín que es donde un niño empieza a socializar.

-En parte las mujeres ¿hemos contribuido al machismo?

-Hace unos años atrás hice un diplomado en género en la universidad y tuve la genialidad de preguntarle al profesor ¿quién es más machista el hombre o la mujer? El profesor se rió y me dijo que el machismo dependía de las personas y de cómo nos han criado.

Pero, a veces uno se pone a pensar y es como las mujeres replicamos esto, como que la mochila de las cosas del hogar es nuestra, la mochila de preparar las cosas de la escuela es nuestra, y en la vorágine diaria es como que lo hacés todo rápido y te olvidás de ir marcando el camino, porque es un aprendizaje para ellos. De pedirle que te ayuden a tender la cama, la mujer ha replicado bastante esta cuestión.

-Venimos de siglos de una mentalidad en que la mujer era para la casa y punto.

-Y eso que en Argentina estamos mucho más avanzados que en otras culturas, culturas en donde la mujer no puede ejercer su propia sexualidad. Nosotros venimos avanzando en ese aspecto, lamentablemente hoy seguimos viendo que cada 30 horas tenemos una mujer muerta por la violencia machista. Lamentablemente, debemos seguir apostando al cambio cultural, al cambio en la educación.

Hay leyes, hay programas, debemos seguir trabajándolos.

-El abuso sexual infantil es un tema que, lamentablemente, también vemos diariamente.

-El tema del abuso sexual infantil es terrible. Hay científicos que han comparado el abuso sexual infantil con las torturas de guerra. He trabajado en un espacio que se dedicaba a esa temática, y sabemos que la mayor estadística es terrible, porque es intrafamiliar.

Un gran porcentaje se da en el círculo íntimo del niño y la niña. Porque lo primero que se hace es abusarse de la situación de confianza, la jerarquía que hay sobre un niño para abusarse de su cuerpo y anular su identidad.

Soy una convencida que cuando un niño relata una situación de abuso, nunca miente. Porque el niño puede fabular que ve volando un elefante por la ventana, pero no puede fabular cosas sobre el sexo porque no las conoce.

Es muy grave, son muy graves las estadísticas.

-¿Cuál es el camino para evitar esta situación tan grave?

-Educar en educación sexual integral en las escuelas y en la casa. Enseñarles de su intimidad, cómo proteger su intimidad. Educar a los hijos en respetar su cuerpo y su intimidad.

Y en las escuelas se debe hacer un trabajo acompañando esto. Hay personas que tienen rechazo a la educación sexual integral, que es obligatoria. Eso puede abrir la cabeza a muchas cuestiones, cosas que se hablan después de una charla de educación sexual integral en las escuelas.

El segundo lugar que el niño tiene de confianza es la escuela, y si en la casa está padeciendo esta situación, el lugar para hablar es la escuela, es su salvación.

El maestro no sabe de qué tormenta vienen los niños. Y hoy, los docentes son muy valientes, porque lidian con cada problemática social, que no pasa por si no sabe en la prueba de matemática.

Y como sociedad, como instituciones, como actores sociales o políticos, debemos estar acompañando esto.

-En nuestro país, el cincuenta por ciento de los niños están en la pobreza, o sea que tenemos los niños en riesgo y el colegio tiene que contener también a chicos que no han comido.

-Sí, hay un montón de problemáticas sociales. Sostengo que el apoyo a las maestras, a la escuela, tiene que ser de todo el territorio.

-¿Qué clase de trabajo hace el Centro de Acceso a la Justicia?

-Es una oficina que con la gestión del legislador Capitani se logra instalar en Villa María hace dos años y medio. Depende del Ministerio de Justicia de la Nación, en el país hay 90 CAJ. Y tiende al trabajo con personas en situación de vulnerabilidad, desde el asesoramiento legal gratuito hasta el acompañamiento psicosocial. Tenemos un equipo interdisciplinario, en nuestro centro somos dos abogadas, una trabajadora social y una psicóloga.

Cuando decimos acceso a la justicia, a veces la gente lo relaciona con Tribunales y nada que ver.

Está para lo que la gente necesita saber, conocer y poder llevar a cabo. Es una oficina de información, empoderamiento y asistencia.

-¿Qué problemáticas atienden?

-En Villa María tenemos muchas consultas con respecto a relaciones de familia, divorcios, cuidado parental, régimen asistencial, filiaciones. Y se les informa a las personas cuáles son sus derechos, dónde reclamar, cómo reclamar.

Y muchas veces esa conflictiva trae otras problemáticas, como que se le cortó una asignación, o algo que no pueden resolver.

Tenemos consultas en cuanto a viviendas o la reparación histórica o a la cuota alimentaria.

Y nosotros vamos a los barrios, el trabajo en territorio. Hemos logrado articular con merenderos, con los centros de jubilados ya que jubilados es otra población vulnerable. Y muchas veces la familia los pone en esa situación, muchos hijos, aunque no lo creas Nancy, usan los créditos Argenta y lo terminan pagando los abuelos.

Es hermoso el trabajo con el abuelo, ellos se sienten acompañados.

-Hablando de vulnerabilidad, los jubilados de la mínima quedaron bajo la línea de indigencia este mes ¿eso es un problema serio para un adulto mayor?

-Sí, muchas veces la plata no les alcanza.

-¿Qué mirada tenés sobre la situación económica que atraviesa el país?

-Nadie puede desconocer lo que está atravesando el país. A todos nos pasa por encima porque somos laburantes. Yo soy una esperanzada en que salgamos de esto. Soy una convencida de muchos cambios que tenían que darse y otros que arrastran mala toma de decisiones.

Soy una esperanzada que vayamos solucionando esas cuestiones, que salgamos de la crisis, tal vez no he sido testigo de otras crisis, en 2001 recién me estaba recibiendo y estaba sobre el ala de mi padre.

Pero creo que hoy, en lo personal, tengo la esperanza que se va a encontrar el camino.

 

-Hablaste de tu papá, contame de tu familia, de tu infancia.

-Mi papá es militar marino retirado. Por eso nací en Puerto Belgrano. Mi mamá es maestra, ellos son de acá, se casaron y mi mamá lo siguió a mi papá en su derrotero por todos lados. Vivimos en muchos lugares, con mi hermana mayor nacimos en Puerto Belgrano y la más chica nació en Trelew.

El último lugar donde vivimos fue Azul. Luego mi papá decide un retiro anticipado y vuelven a su terruño.

A los 13 años vine a vivir a Villa María y luego me fui a estudiar a Córdoba.

Soy la hermana del medio, la más sufrida (risas).

 

-Todo para la más grande o la más chica.

-(Risas). Sí, y fui como el varoncito, era tremenda. Era la que se golpeaba, la que caía con la ceja rota, la rodilla cortada (risas). Mis hijos son varones y cuando mi mamá los ve me dice “qué escuela tienen”.

Era la que acompañaba a mi papá a ir de pesca.

 

Me gusta: Las cosas simples, el mate, la familia, leer un libro, mirar una película. Me encanta: disfruto mi trabajo. Me divierte: la ocurrencia de los chicos, la juntada con mis amigas. Me entristece: las injusticias. Me enoja: la impuntualidad, la hipocresía y la soberbia.

 

-¿De qué manera viviste ese ir de un lugar a otro, el desarraigo, dejar a los amigos?

-Cuando sos una niña no lo padecés. Yo sacaba la bici y me iba a recorrer el barrio. No lo padecí, incluso cuando me vine a vivir acá, a los 13 años, no lo padecí.

A veces pienso en mis viejos, en lo que debe haber significado irse, después de hacer sus afectos. Ellos siempre estuvieron muy solos y siempre la remaron. Mi papá tuvo otros trabajos para el día a día y ellos siempre relatan que estaban muy solos en la diaria.

Y tienen y resguardan amistades de su juventud.

Por ahí pienso en ellos, en esos cambios, de embalar todo y volverlo a guardar en el camión y no saber cuántos años te va a tocar.

Nosotras no, lo vivimos con felicidad. En Azul vivíamos en una base militar que era un oasis, no pasaban autos, no había peligro, era disfrutar de la calle, de los árboles.

Tuve una infancia deliciosa. Mi hermana más grande lo padecía. Azul estaba lejos de la base, y si tenía una salida con amigos lo padecía.

 

-Cuando eras niña y te preguntaban ¿qué vas hacer cuando seas grande, que decías, sobre lo que soñabas ser?

-Mujer policía, soñaba ser la Mujer Maravilla. Me armaba en papel glacé las estrellitas y las armas. Pero después de los 12 o 13 años tuve muy clara mi vocación, nunca dudé que quería ser abogada.

 

-¿Qué te motivaba a ser abogada?

Creo que los ideales de justicia. Eso siempre lo he llevado conmigo. En algunas cosas soy utópica, soñadora, obviamente con los pies en la realidad.

 

-¿En tu casa se hablaba de política?

-No, no fueron de hablar de política.

 

-¿De dónde prendió la idea de militar partidariamente?

-Creo que fue por mi gran mirada en lo social, me gusta involucrarme en las cuestiones sociales y estando sentada en mi casa o en mi estudio no lo podía resolver. Sentía que me faltaba el contacto con la gente desde otro lugar y es un aprendizaje esto de trabajar con personas de la sicología, del trabajo social, ellas me han enseñado a formar mi perfil social, a mirar desde otro lugar.

Este trabajo a mí me ha servido.

 

-¿Por qué el PRO?

-Siempre sostuve que había que hacer cambios y me identifiqué con cosas de esta línea política y no con la otra, con la antítesis. Y en ese momento me quise involucrar, tuve la suerte que Darío me dio una oportunidad, vio mi Currículum, vio lo que podía dar y creo que trabajé desde ese lugar y sigo apostando a ese espacio.

Y soy muy agradecida de lo que me dio, para mí es un referente. Es una persona que aprecio mucho, me ha enseñado mucho y me sigue enseñando en este camino. Voy a seguir aprendiendo.

 

-¿Qué opinión tenés del resultado de las elecciones locales, lo veían venir?

-Es difícil ganarle al oficialismo, es una realidad. Hicimos un trabajo, lo tomamos muy a pecho, obviamente que la resiliencia nos enseña que las elecciones se ganan y se pierden. Uno trabaja para ganar, pero hay que respetar el voto de la gente. Vivimos en una democracia y yo soy muy respetuosa de lo que la gente elige.

A la gente no se la puede cuestionar por su voto, vota lo que quiere votar. Creo que somos los actores políticos, los que debemos pensar qué faltó.

También debemos preguntarnos ¿qué le pasó al sector que no fue a votar?

Y además, creo que se puede trabajar en el disenso, debemos construir otra forma de cara a lo que necesita la gente.

 

-¿Y qué expectativas tenés para las elecciones nacionales en un contexto complicado?

-Sí, está todo muy difícil, no se puede negar, pero las expectativas mías son con relación al presidente actual. Sigo sosteniendo este gobierno, a este presidente, por supuesto hay cosas que no se hicieron bien, hay una cantidad de obras buenas que se han hecho y no se informaron.

Y creo que también que hacían falta varios cambios que se están haciendo.

-Vos dijiste que no querías volver a lo anterior, ¿cómo te cayó la noticia de la candidatura a vicepresidente a un peronista como Pichetto que fue una figura clave en el gobierno anterior?

-Me sorprendió. Pensé que iba a ser un radical. También soy nueva en esto y hay cosas que voy aprendiendo. Son cuestiones que todavía voy aprendiendo, en la medida que voy escuchando, me voy nutriendo con gente que sabe.

Me parece que no hay que caer en la soberbia y que estamos todos implicados en que un país salga adelante. Podemos sumar cada uno desde lo suyo.

-La división en la sociedad, sigue, no se ha cerrado a pesar que deberíamos unirnos para sacar el país adelante ¿cuál es la causa de este desencuentro?

-La famosa grieta. Creo que la grieta es una falta de respeto. La he padecido. Mirá, cuando milité como abogada feminista, cuando fue el primer femicidio tan público, el de Claudia, ese día me fui sola a la marcha, y empecé a tener relación con personas de diferentes ideologías políticas, pero me sentía que marchábamos por una causa común.

Y en las últimas no fui, por las cosas que gritaban contra el gobierno actual. Y yo me pregunto si no sabían las leyes que se dictaron en este tema, si sabían que fue el primer presidente que largó el debate por la ley del aborto, aún sin estar de acuerdo.

Y que siempre en su agenda, estuvieron los temas del género.

Me sentí rechazada por pensar de otra manera y nunca fui de faltar el respeto al que piensa distinto.

-Mencionaste el aborto ¿cuál es tu posición?

-Con relación al aborto en sí, no estoy de acuerdo. La primera vez que quedé embarazada perdí mi bebé y tuvieron que hacerme un legrado. Y me costó mucho salir de eso.

Pero sí creo que es un tema que se debe pensar porque hay mujeres que por eso se mueren. Entonces la legalización es un paso que en algún momento lo vamos a tener que dar, porque hay mujeres que hoy se nos mueren.

-Vos estás en contacto con los jubilados y su problemática, mucho se habla de la reforma previsional, de extender la edad ¿te parece viable?

-(Pausa). Me parece que la edad laboral se ha extendido unos años, pero creo que eso no lo verán nuestras generaciones. Creo que deberíamos ver cómo son los proyectos, hacer una buena lectura, no me animaría a dar una opinión sin analizarlos.

-¿Y a la Justicia cómo la observás, cómo ves su actuación?

-Es difícil (pausa). Creo que somos todos prisioneros de una mora en la Justicia. Creo que a veces el sistema en sí, nos ha llevado a esto. La justicia que llega tarde no es justicia. Y nosotros los abogados nos vemos involucrados en eso.

Hay cosas que uno las mira y no las entiende, pero no sé, tiempo al tiempo será.

-¿Tenés alguna aspiración en el marco de tu carrera política?

-No, todavía es muy pronto. Al otro día después de las elecciones recibí mensajes afectivos de mucha gente. Pero sigo trabajando el día a día, desde mi oficina, y las aspiraciones son hacer un buen trabajo, desde el compromiso, la responsabilidad, la honestidad, el cara a cara con la gente.

Uno no aspira a los cargos, uno aspira a poder hacer algo que le cambie la vida a la gente, en lo diario. Que pueda aspirar a tener una vida mejor.

Para mí esto es una materia nueva, soy muy respetuosa de la gente que sabe, soy una aprendiz, me considero una persona humilde desde ese lugar. Me gusta escuchar y conocer las diferentes miradas.

-¿Cómo cayó en tu partido la ruptura que decidió parte del radicalismo y el Frente Cívico con ustedes?

-No es algo que me toca de cerca, no estoy en el Concejo y no sé cómo se ha vivido internamente. No soy radical y no lo puedo mirar desde ese lugar.

Pero sí lo he escuchado en la gente. Esto del asombro, del porqué se desunieron.

Y soy respetuosa de las decisiones que se han ido tomando. Además, tenemos radicales entre nosotros, gente muy bien, con experiencia, con diferentes carismas, creo que vamos a constituir un buen bloque.

-¿Cuál fue la reacción de tu familia cuando decidiste meterte en este terreno pantanoso de la política?

-(Risas). Mi papá es un orgulloso de sus hijas, siempre anda con su pecho lleno, hablando de sus hijas. Mi mamá me dijo, si son tus convicciones dale para adelante, con la frente en alto y que no te saquen de tu sencillez. Mi marido me bancó, no le gusta, pero me bancó. El me apoyó todo este tiempo desde casa, tengo mis hijos chicos.

Y los chicos me acompañaron, iban conmigo a los barrios, me ayudaban a repartir folletos.

Y el más chico me dijo “cuando esto termine, podemos ir a ver Toy Story” (risas).

Y el domingo cuando llegué a casa, casi a las 11 de la noche, recién a esa hora me pude abrazar con mi marido, entre la tristeza de haber perdido y la alegría de este camino nuevo.

Los chicos me estaban esperando y pensando que ahora voy a estar más tiempo en casa y podemos tener una tarde de cine (risas).

-¿Qué mirada le aporta la mujer a la política?

-Esta mirada pulpo, que puede estar haciendo varias cosas a la vez y hacerlas bien. Como mamá también me lo planteo, porque ese es el gran oficio, hacer las cosas bien como mamá. Y guiar a tus hijos por el camino de ser honestos, emprendedores, solidarios.

La mirada de la mujer tiene que ser valorada igual que la del hombre.

¿Cuál es tu sueño hoy?

Poder seguir haciendo y construyendo como madre, como esposa, como profesional. Seguir construyendo por el bien común, por ahí es un sueño un poco utópico, pero esa utopía se puede construir en el día a día. Es esa botella que podemos ir llenando diariamente en el trabajo con la gente.

 

Opiniones

Mauricio Macri: es una persona que ha logrado algunos cambios institucionales que se veían necesarios, ha logrado abrir la Argentina hacia el exterior. Hoy estamos aplaudiendo el libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur, lo cual va a traer muchos beneficios. Y es un presidente en el que yo sigo apostando, sigo esperanzada en que podamos salir de una situación que nadie puede desconocer.

Juan Schiaretti: creo que la gente ha aprobado su buena gestión, su administración, ha hecho muchas obras importantes. Es el gobernador reelecto de Córdoba.

Martín Gill: al intendente no lo conozco personalmente, he estado en muy pocas oportunidades y hay cosas que desde mi trabajo en lo social veo y me gustaría modificarlas. Cosas que veo en la gestión y deberían ser distintas. Y ojalá que, desde el lugar que me va a tocar trabajar, podamos cambiarlas. Trabajar para eso.

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