Marcelo Uribarren

“No podemos estar toda la vida discutiendo el valor del dólar, las tasas o la inflación”

Nació en Córdoba el 11 de septiembre de 1964. Casado, tres hijos. Es ingeniero y socio gerente de una empresa local fundada por su familia. Nunca militó en ningún partido político

En 2008 se acercó a la Asociación de Empresarios de la Región Centro Argentina y fue el primer paso para comprometerse con la representación gremial de sus pares. Presidió la mencionada entidad durante dos mandatos consecutivos (2011 a 2015). En julio de 2018 fue elegido presidente de la Unión Industrial de Córdoba, con mandato hasta 2020

 

Escribe: Nancy Musa
De nuestra Redacción

Desde niño sintió el llamado de la responsabilidad con la empresa familiar. Y fue criado a la manera de un padre vasco, duro, que lo formó en la vocación, en la fuerza para sobrellevar la adversidad y en la habilidad de tener los ojos puestos en el presente y la mirada atenta en el futuro.

La familia unida es uno de los pilares de un dirigente que hoy está en la conducción de una de las instituciones más importantes de la provincia. Es reflexivo, tiene una mirada amplia sobre el país y el mundo. Cree en la generación millennial, en la necesidad de una unidad a nivel nacional, en la importancia de dejar atrás los recelos, los enfrentamientos y comenzar a perfilar políticas de Estado con reglas claras.

Marcelo Uribarren es un empresario que confía en las potencialidades que tiene Argentina para salir de la crisis.

 

-¿Qué definición tiene sobre la etapa que está transitando hoy la industria?

-Es la consecuencia inevitable de dejar que las cosas sigan igual, sin generan cambios que lo avalen. Es inevitable. La industria debería ser el objetivo principal para el desarrollo de cualquier país. De hecho, lo es. Los países del primer mundo, los países del sudeste asiático tienen en su misión desarrollar la mayor cantidad de ingenieros y tecnólogos posibles con el motivo de transformar la materia prima lo más rápido posible, eso genera valor y eso se traslada al resto de la sociedad.

Pero sin generación de riqueza es imposible. No se va a dar.

 

-¿El modelo que se estableció en estos años perjudicó al sector industrial o ya venía perjudicado?

-Creo que nosotros lo que generamos son maquillajes a una situación que no cambiamos. Nuestro país necesita reformas estructurales claras porque no podemos gastar más de lo que se gana. Eso es imposible. Estamos convencidos de que esas reformas van a perjudicar la calidad de vida de la población y la verdad que no hemos mostrado que eso sea así.

Cuando uno ve la matriz del gasto público, uno piensa que está lleno de empleados y hay que echarlos, y esa no es la ecuación.

La ecuación es tratar de que el gasto, público, sea razonable.

 

-¿Qué reformas se deberían hacer?

-La reforma previsional, por ejemplo. El ser humano ha aumentado los años de vida y eso hace que la Caja de Previsión no aguante. Hace falta aumentar la edad jubilatoria, como está pasando en varios lugares del mundo, hacer un blanqueo laboral porque tener el 40% de mano de obra en negro es totalmente injusto. Hay que incorporar esa gente al sistema formal, pero luego de una reforma que permita aliviar las arcas del Estado y bajar los impuestos.

 

-Hace años que se habla de una reforma tributaria.

-Hoy tenemos la presión impositiva más alta del mundo. Tenemos que poner en orden esa cuestión porque es fundamental que esas empresas trabajen para ganar dinero y de esa manera derramarla en la gente que la integra.

Si no, es imposible, si no, hacemos magia y la magia no existe. El mundo ya está concentrado en generar riqueza y ser pragmáticos y no está embarcado en discusiones que no llevan a nada.

 

-Hoy, los únicos que parecen estar ganando son los embarcados en la especulación financiera.

-Es que pasa eso. Cuando no tenés, no sos confiable. Cuando no ganás, no sos confiable y entonces te presto, pero como el riesgo es alto te cobro mucho. Como hacemos las cosas mal, beneficiamos a quienes no deberíamos beneficiar.

Los bancos y las financieras prestan dinero y su función es ganar dinero. El tema es cómo están las reglas del juego, y las que tenemos nosotros son siempre las mismas, no han cambiado.

Estoy trabajando en la empresa hace 30 años, y me pasa que estas cuestiones no han cambiado nunca. Podemos cambiar matices, uno lo ve del modelo de izquierda, del modelo de derecha, pero esto no ha cambiado nunca.

Nosotros tenemos que incluir en algo que sea de desarrollo no solo económico, sino además intelectual.

El desarrollo intelectual que se merece un país que está generando valor.

 

-Esta crisis que estamos atravesando, ¿ya la vivió varias veces en su empresa, tiene recuerdos de otras crisis?

-Sí. Lo que pasa es que uno se va endureciendo la piel y acepta la crisis con otra emocionalidad. La devaluación del Plan Austral fue tremenda. Y después 2001, el efecto tequila, el efecto caipiriña y hoy uno se va protegiendo anticipadamente a lo que puede venir.

Eso es bueno para la salud de una empresa, pero no es bueno para el desarrollo de un país. Porque uno pone el freno de mano antes de tiempo, por las dudas, porque cree que las condiciones no son las adecuadas, cuando en definitiva la industria debería tener el apoyo social de ser el lugar desde donde debemos crecer y no estar viendo que lo próximo que venga nos afecte lo menos posible.

Eso no es justamente el criterio que deberíamos tener en un mundo que crece todos los años. El producto interno en el mundo creció entre un 3% y un 4%.

El mundo crece, pero nosotros no. Y eso sí, nos quedamos con el orgullo de decir que este es un país rico y no lo somos.

Este es un país que tiene potencialidades, pero la riqueza se debe poder usar. Y si no se cambian cosas de base, nos vamos a seguir planteando lo mismo.

 

-¿Qué salida tenemos, según su análisis?

-Creo que sería importante que cuando votemos, para que el voto sea útil, y no lo digo desde el punto de vista partidario, primero deberíamos definir qué tipo de país queremos. Para que podamos tratar todos de trabajar y que ese sea el objetivo del voto. No unos contra otros.

Porque no se puede salir a votar contra el otro y el otro contra nosotros. No sirve de nada.

Perdemos todos, si no hay una política de Estado, y que todos nos encolumnemos, unos tendrán un matiz más de derecha, otros de izquierda, pero esos son matices.

Las políticas de Estado son la columna vertebral, es el norte, es el objetivo que uno pone, cuál es el rol que deben cumplir la industria, la educación, las escuelas técnicas.

 

-¿Es importante el rol de las escuelas técnicas?

-Sí. Y nosotros tenemos hoy escuelas técnicas que apenas están preparadas para el trabajo que está pasando y no para el trabajo que se viene.

Cuando nos falta ese norte como país, esos objetivos, hacemos lo que se puede en la base.

Una política de Estado, consensuada por el mayor espectro político posible, nos daría entidad, como por ejemplo para que las finanzas vengan a invertir a bajo costo.

 

-¿La Argentina tiene un bajo nivel de inversión?

-Si uno mira lo que es la inversión en función al producto interno, nosotros hoy estamos a niveles muy bajos, en un 15%, cuando un país en vía de desarrollo está en el 35% o 40%.

Y en Sudamérica, sacando Venezuela, Argentina es el país que menos inversión tiene. Y esto es por falta de confianza, cuando uno no confía, no invierte.

 

-¿Cómo se recupera la confianza?

-Teniendo un norte, cualquier empresario lo primero que hace es saber adónde quiere ir y eso se lo transmite a toda su gente para que sepa cuál es el rol de cada uno para poder lograr el objetivo que nos estamos planteando.

Esto es lo mismo.

 

-Casi todos los candidatos hablan de un gran acuerdo nacional, ¿es posible?

-Creo que habría que empezar a dar señales, porque no se puede lograr de un día para el otro ese gran acuerdo, cuando no hay una cultura para poder llevarlo a cabo.

Creo que habría que empezar a jugar ese partido, para que de a poquito, algún día llegue.

Un gran acuerdo nacional es el punto de partida para que después generemos políticas de Estado y las podamos acompañar entre todos.

Deberíamos dejar de vernos con recelo, habría que lamer heridas, en eso hace falta generosidad y es necesario que eso pase.

Como presidente de una institución importante de Córdoba, creo que hay algo que no respeta Argentina, que es la calidad institucional.

Medido por The World Economic Forum, Argentina es uno de los países que menos calidad institucional tiene en el mundo moderno, estoy sacando los países que por ahí tienen menos desarrollo intelectual.

 

-¿Por qué nos pasa lo que nos pasa en este sentido?

-Por no respetar el rol de cada uno de nosotros, cuando eso no se respeta pasan estas cosas, que los acuerdos no tienen valor porque son papel pintado.

No son acuerdos donde se unen instituciones que representan o que tiene un poder, sino que se juntan personas para ponerse de acuerdo y deberíamos dejar de lado a las personas para poner en foco lo que esas personas representan.

Y seguramente, a cada institución habría que ir limpiándola de a poco para que la representación sea lo más sana posible.

 

-¿Cuáles fueron los errores que cometió el Gobierno nacional y nos llevaron a esta situación?

-Creo que hubo un error de diagnóstico, no diagnosticó bien la situación que recibió. Eso es lo primero.

Lo segundo, una impericia para conducir el país. Tercero, estuvo muy afectado el año pasado cuando empezó la corrida cambiaria con una sequía colosal. Y Estados Unidos aumentando la tasa de interés que hacía que los especuladores se fueran a Estados Unidos. Se dieron los tres elementos.

Ahora el rol del Estado es poder manejar los beneficios y los defectos de la situación que nos rodea con la mayor capacidad posible.

Esa capacidad de gestión, creemos que tuvo fallas que nos han llevado a lo que estamos hoy. De todas maneras, los mercados acompañan y van a acompañar cuando nos pongamos todos de acuerdo.

Cuando uno va afuera, lo primero que te dicen es “cómo van a crecer si están todos peleados”.

 

-¿Y lo positivo?

 -Lo positivo creo que tiene que ver con respetar instituciones, escuchar, creo que en ese aspecto hubo una característica que no fue la del gobierno anterior, al que nosotros criticamos mucho.

Pero en un país pobre la economía es todo y eso lo demuestra el resultado de las PASO.

La industria apoyó mucho a Macri, como viene del lado de la industria, pensamos que era la persona que venía a generar las reformas que estábamos necesitando.

Eso nunca se dio por ese mal diagnóstico del principio, que era el momento para hacerlas porque tenían el caudal político. Después se empieza a complicar.

Pero sí, sentimos el cambio en la forma de relacionarse con las instituciones. Creo que el gobierno anterior tomó nota de eso y esperamos que Alberto Fernández haya tomado nota de esas falencias para no cometerlas si gana las elecciones.

Lo importante sería que cada vez que pasa una etapa haya un aprendizaje de qué pasó. Pienso que Cambiemos debe estar haciendo análisis de por qué no lo apoyaron.

Está claro que la economía manda y más en un país donde la pobreza es tan alta.

 

-¿Qué es lo primero que hizo al asumir la conducción de la UIC?

-Lo primero que hice al asumir mi conducción fue, como la gente siempre juzga al otro y empieza con “son oficialistas o son opositores”, decidir tener información. Hacemos encuestas y nosotros mostramos la foto real de lo que es la industria cordobesa.

Nosotros no opinamos, mostramos lo qué pasa. Salir de la opinión para mostrar lo que pasa, para que la ciudadanía sepa lo que pasa, para que el Estado sepa lo que pasa.

Tener calidad institucional es mostrar las cosas como corresponde y en función de un objetivo reaccionar.

Es mucho más sencillo de lo que parece, pero hay que dejar los egos y los intereses personales de lado.

 

-La hoguera de las vanidades que está siempre prendida.

-Exactamente. Tal cual.

 

-¿Y qué pasa en esos datos que ustedes muestran?

-Esta semana (por la anterior) no la hemos medido. Pero hasta el viernes pasado, desde mayo a julio, la cosecha fue extraordinaria y eso sumado al Ahora 12 que motorizó un poco el consumo en algunos sectores, la curva descendente comenzó a ir a una meseta.

No es que hubo una recuperación, pero por lo menos se dejó de caer. Aunque el pasado lunes cambió todo totalmente, estamos recalculando y tenemos que ver cuál va a ser el valor de la moneda, saber la moneda de referencia para poder saber nuestros costos y a qué precio vamos a vender.

Estamos esperando.

 

-¿Es razonable el valor del dólar para ustedes?

-Lo que no es razonable es la inflación que tenemos, tenemos una tasa de interés colosal y cuando el dólar se escapa va a ir a precios. La inflación es el mal estructural que tenemos, provocado por los problemas que tenemos con el gasto público.

Cuando tenemos un Estado que gasta mucho más de lo que gana, la inflación está ahí a la vuelta de la esquina.

¿Vos me preguntás si es razonable el valor del dólar? Bueno, la medida de eliminar el IVA a los alimentos, habrá que ver si lo logra, es tratar de compensar la inflación que se viene.

Es una medida reactiva a lo que pasó. Pero en este país ya sabemos que el dólar nunca baja. Ya sabemos cómo es.

 

-Pasa que sacar el IVA, después del aumento de los precios, no sé si se sentirá en el bolsillo de la gente, ¿usted qué piensa?

-Lo que sucede es que sacás el IVA para compensar el aumento de los precios. Eso fue la idea, si la idea fuera otra, se podría haber tomado hace un año atrás. Esto fue para mitigar la corrida, lo mismo lo del Impuesto a las Ganancias y tiene un costo fiscal.

 

-Hablan de 40 mil millones de costo fiscal, ¿de dónde van a salir?

-Es más de 40 mil millones. Va a salir una parte de la coparticipación de las provincias y la otra parte habrá que ver cómo se financia, si con un nuevo préstamo o con emisión. No sé.

Vamos a salir del equilibrio buscado a fin de año. Lo importante es estabilizar lo antes posible y después veremos qué pasa con la macro.

 

-Cuénteme un poco de su infancia, de sus padres, de su familia.

-(Pausa, se emociona recordando al padre). Vascos los dos, venidos de allá, toda la familia Uribarren está en el País Vasco, y mi mamá y toda su familia están acá. Tuve una infancia muy linda, fui al Colegio Rivadavia, hoy me sigo juntando con una buena parte de mis compañeros de esa época, somos muy amigos.

Fue una infancia hermosa, Villa María es un lugar maravilloso, es una ciudad muy linda.

 

-¿En qué barrio transcurrió su infancia?

-En barrio Parque. Ahora sigo viviendo en barrio Parque cerquita del río. Villa María es un lugar donde la amistad es fácil mantenerla y cuidarla. Ese es uno de los aspectos fuertes que tiene nuestra sociedad, que la amistad se mantiene con mucha fuerza. Tuve la dicha de tener una familia unida. Tengo dos hermanas y soy el menor.

 

-El benjamín, mimado, seguramente.

-Sí, muy mimado, siempre nos llevamos muy bien; me casé con mi mujer que tiene una familia unida también. No es fácil en esta época y tengo la dicha de tener una familia propia y heredada de mucha unión.

 

-¿Era soñador, ya soñaba con ser ingeniero?

-Creo que no, estaba tan incorporada la empresa en mi casa, la vivíamos tan a flor de piel a la empresa. Nunca pensé que podía ser otra cosa más que ingeniero para trabajar en la empresa de mi padre.

En esa época el objetivo era muy directo entre el padre y lo que podía ser el hijo. Ahora dejamos que nuestros hijos decidan, dejamos que vuelen.

Mi padre siempre generó cosas que a veces me hacían bien y otras mal, pero ambas cosas lograban, en el sentido de la reacción, fortificarme para poder lograr ese objetivo.

Eso se daba mucho en los inmigrantes, mi padre era un tipo duro, pero te azuzaba porque decía “yo te voy a hacer”.

 

-Y “lo hizo”, al parecer.

-Sí, fue así. Soy una persona que no le tiene miedo a las contingencias, sí preocupación para poder solucionarlas y con mucha vocación. Soy un enfermo de la vocación, es muy loco, pero permanentemente nosotros estamos en la pelea, a pesar de que fabricamos lavarropas en un país agrícola.

Muchos me dicen: “¿Qué hacés fabricando lavarropas industriales? Tendrías que estar fabricando maquinarias agrícolas”. Capaz que hubiese sido mucho mejor (risas).

Pero en ese contexto de adversidad, la vocación por lo que uno hace lo lleva a seguir haciendo cosas para poder superar ese escollo.

Y aquí estamos, en la pelea siempre, con alegría.

 

-¿Qué lo motivó a acercarse a AERCA años atrás?

-Siempre le decía a mi padre que vivíamos en una burbuja. Soy un tipo muy sociable. Cuando me acerqué a AERCA, empecé a encontrar gente que tenía los mismos problemas que yo. Eso me hizo quedarme y un día me di cuenta de que era presidente, sin que me lo haya propuesto.

Cuando fui a la UIC, donde eran todos industriales, ya me encontraba no con problemas parecidos, sino que eran un calco de lo que me pasaba.

En esos lugares se aprende de los éxitos ajenos y de los fracasos ajenos. Es muy inspirador trabajar en este tipo de asociaciones.

Vos estás mirando que nadie la tiene fácil. A nosotros nos encanta juzgar como sociedad, decir “aquel qué fácil que la hace”, o “la plata que tiene”, siempre estamos poniendo motes sobre el otro.

Y, en realidad, cada uno de nosotros tiene un montón de inconvenientes para poder conducir lo que tiene entre manos.

 

-¿El mundo va cambiando con las nuevas generaciones?

-Los millennials están cambiando la humanidad y no debemos resistirnos a eso. A veces escucho decir que no son comprometidos, que no tienen ganas, y en realidad lo estamos viendo desde un punto de vista personal, creemos que la acción del otro nos tiene que dar satisfacción de como lo haría yo, pero con 20 o 30 años de diferencia.

El cambio de costumbres es tan grande, que lo que tenemos que hacer es interpretarlos y motivar esa interpretación.

La acción tiene que ser fruto de lo que nosotros hagamos y vamos a lograr un compromiso que no nos imaginamos. El mundo es distinto.

 

-El mundo es distinto y estamos ante una generación educada en democracia.

-Totalmente, educada con todas las libertades, con la libertad de pensar. Nosotros estamos llenos de esquemas, de límites, ellos no los tienen.

 

-¿Qué mirada tienen sobre las pérdidas de las fuentes de trabajo?

-La situación que estamos pasando es muy compleja y se soluciona con más nivel de actividad. Uno puede generar acciones que mitiguen o minimicen los efectos de la crisis, pero en algún momento hay que salir de la crisis.

Porque nadie tiene capacidad para soportar en eternum este tema. Teníamos cierta esperanza en los últimos meses, hasta que pasó lo que pasó.

Argentina se ha caído y se ha levantado muchas veces. Lo importante, que de una vez por todas aprendamos de nuestros errores y nos levantemos a conciencia que no se va a parar más.

Para eso sería bueno tener una mirada mucho más amplia. Creo que la generación que viene la tiene, no mirar hacia el costado y pensar que los países que se están desarrollando están creciendo de manera exponencial.

 

-¿Los países asiáticos?

-Sí. Estoy hablando de los países del sudeste asiático, China, India, y que están poniendo condiciones al comercio mundial tan duras en lo que es la competitividad, que nos aggiornamos o nos aggiornamos.

El libre comercio está a la vuelta de la esquina. No es una cuestión ideológica, vamos a tener que aceptarlo, pero primero tenemos que prepararnos porque hay una gran oportunidad para nosotros.

El mercado es la humanidad, con lo bueno y con lo malo, por eso tenemos que salir de la coyuntura de una vez por todas. No podemos estar toda la vida discutiendo el valor del dólar, la tasa de interés o la inflación.

Esos son elementos anacrónicos para cualquier sociedad medianamente moderna. Y eso se resuelve con unión, no veo otra manera.

 

-¿Cuál es el camino para cerrar la grieta que nos divide?

-Creo que el camino para resolver esta grieta es la institucionalidad. Si uno piensa que las instituciones están manejadas por gente que trabaja gratis. Eso ya le da un viso de valor. Ese es un punto de esperanza, todas las instituciones tienen errores, pero hay que respetarlas.

Y en este punto de la grieta me pregunto ¿qué pasa con el Poder Judicial? Creo que los poderes deben ser independientes, tenemos que tener una Corte Suprema valorable, porque es el lugar donde al final se dirime todo.

Tenemos que tener un Poder Judicial respetable, tiene que mejorar internamente y si lo intervenimos, no va a salir nunca de la grieta.

Después está la población que juzga quién tiene que estar preso y quién no. Pero es de gente que no tiene idea.

Respetar al otro, respetar los intereses ajenos es la base de una buena democracia.

 

-¿Qué esperan los industriales de la reforma laboral?

-Te voy a dar datos aislados. La reforma laboral se va a hacer de acá para adelante, no se va a hacer para atrás. La legislación actual lleva 50 años y representa a esa sociedad con características totalmente diferentes a los millennials. La que está vigente es absolutamente anacrónica. Y esto no tiene nada que ver con los derechos de los trabajadores.

Otro tema para tener en cuenta es que cuando salgamos a competir en el mundo, mi producto con sus costos, flete, energía, gas, la carga impositiva más alta del mundo, costo laboral, los impuestos laborales son altísimos, entonces cuando salgo con ese producto voy a competir si tengo posibilidades en el precio.

Entonces tenemos que poner todos los elementos en el monedero para saber cómo jugar, porque si el mundo juega de una manera y nosotros de otra, va a generar que yo como empresa no tenga futuro.

 

-¿Qué se debe tener en cuenta para analizar una posible reforma?

-Cuando hagamos un análisis de la reforma laboral, tenemos que pensar cómo son las legislaciones laborales del mundo y no pensar que la nuestra es la única que funciona.

En este mundo que se viene, que es mucho más competitivo que cinco años atrás, tenemos que empezar a jugar esas cartas.

Y con respecto a la indemnización, que es un tema que genera inconvenientes. Esa discusión, si nosotros no nos hemos puesto de acuerdo en qué país queremos, y la vamos brindar ahora en medio de la crisis, no tendremos resultados.

Y cuando hablemos de la indemnización tampoco, porque vamos a opinar de ambos lados de la grieta. La grieta va a ser empresarios contra empleados, y no es así. La realidad es que a una empresa la forman los empresarios más sus empleados.

Te puedo asegurar que no hay ningún empresario hoy que quiera trabajar sin empleados. Una empresa sin empleados no existe.

Me parece que hoy no es el contexto ideal para hacerlo. Cuando estos análisis se hagan, hay que sentar a todos los sectores.


-Se habla del “mercado” como si fuera palabra mayor, ¿qué es el mercado?

El mercado tiene esta influencia en los países de riesgo. Porque si no fuera así no hablaríamos del mercado, hablaríamos de tasas de interés bajas y el mercado sería el mismo.

Nosotros hablamos del mercado como si fuese un fantasma provocado, justamente, por el riesgo que tenemos.

Entonces las reacciones del mercado son provocadas por ese riesgo. Nosotros tenemos que lograr algún día que las reglas de juego sean convenientes para el trabajo, para la producción o para el desarrollo de cualquier actividad, no de la financiera.

Las finanzas deberían servir para desarrollar trabajo, no para generar un dinero per se.

 

-¿Va a costar recuperarse de esta crisis?

-Por lo que dicen todos, esta es una crisis en que el sistema financiero no está quebrado como pasaba en 2001. Y en 2002 la recuperación fue muy positiva y bastante rápida.

Argentina tiene un potencial para desarrollar, la minería, la energía, combustible y alimentos, es potencia mundial en todo eso.

 

-¿Por qué siempre pensamos en lo primario y no le damos valor agregado?

-Vos transformás un elemento primario y le das valor cuando el resultado es lo suficientemente seductor para poder invertir en eso.

Porque si no, volvemos a culpar. Somos juzgadores seriales en eso.

Para transformar soja y producir leche de soja, en lugar de importarla, hay que hacer una inversión muy fuerte que se tiene que amortizar en un plazo razonable.

Pero con estas tasas de interés, con el riesgo país, con el déficit volvemos a lo mismo.

Si nosotros pudiéramos desarrollar Vaca Muerta, el potencial que tiene la minería sustentable, el potencial en turismo que es tremendo. Si en algún momento pudiéramos generar medidas para que eso se desarrolle, las posibilidades de Argentina serían ciertas y rápidas.

Es ponernos de acuerdo, nada más.

 

-¿Cuál es su sueño hoy?

-Que mis hijos disfruten del país que disfrutó su padre y sus abuelos.

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