Roberto Lavagna

“La situación es delicada, en lo económico y en lo político”

Nació en Buenos Aires, el 24 de marzo de 1942. Economista. Casado, tres hijos y cinco nietos. De ideología peronista, ocupó diversos cargos públicos y privados a partir de 1973
miércoles, 7 de agosto de 2019 · 09:00

Fue integrante del Gabinete de la última presidencia de Juan Domingo Perón, secretario de Comercio e Industria en la gestión de Raúl Alfonsín, participó en misiones diplomáticas y se hizo cargo del Ministerio de Economía de 2002 a 2005, entre otros. En 2007 se postuló a presidente por la concertación UNA. Hoy, es precandidato a presidente de la Nación por el frente Consenso Federal


Escribe: Nancy Musa
DE NUESTRA REDACCION

Estuvo unas horas en Villa María, habló con los medios y compartió un almuerzo con empresarios. Apenas arribó a la ciudad, pudimos charlar mano a mano. La economía, la política, un par de recuerdos, su hobby, sus preocupaciones, su humor “ácido” (tal como lo define), estuvieron en la mesa compartida en el bar de un hotel. Tranquilo, de hablar pausado, diplomático. Roberto Lavagna confesó su tristeza por la situación del país. “No nos merecemos esto”, remarcó.

 

-¿Qué lo motivó a salir de su tranquilidad y entrar en este desafío que es la campaña electoral?

-Empezó todo de manera casual, un encuestador de Argentina volvió de Estados Unidos, esto me lo contó después, donde había visto que Joe Biden (exvicepresidente de Obama) iba a ser candidato a presidente, tiene más o menos mi edad.

Y me dijo que hizo un “retrato robot”, de quien en Argentina se podía parecer a Joe Biden.

Y apareció mi nombre. Entonces me metió en una encuesta que para sorpresa de él y mía también salió que los únicos dos políticos, aunque yo no me considero político, que aparecieron con valores positivos eran (María Eugenia) Vidal primero y yo segundo.

Al cabo de dos o tres meses, el gobierno empezó con los problemas cambiarios de marzo de 2018, Vidal cayó y yo quedé al tope de la lista.

A raíz de eso hubo algunos sectores sindicales, empresarios, intelectuales, amigos que vinieron a verme y mi respuesta fue que estaban completamente locos.

Y les dije textualmente que le tocaba a la generación siguiente a la mía. Ahí se fueron.

 

-¿Pero, después volvieron a insistir?

-A los dos meses volvieron (sonríe) porque las encuestas seguían dando bien, incluso mejor, y los más jóvenes no arrancaban en esas encuestas. Y acá estoy. Y no me arrepiento para nada porque creo que la situación de Argentina es bastante delicada.

Y repetir este esquema de 2015 donde uno tiene que elegir entre dos polos, los otros días una revista decía lo peor o lo malo, en el orden que usted quiera, claramente hacía falta una fuerza del medio.

 

-¿La fuerza del medio nació con una gran expectativa?

-Al principio nació con una gran expectativa, pero después los problemas de la política se fueron encargando y algunos se fueron yendo, pero yo estoy contento de lo que hemos hecho.

No existía hace un año y medio un espacio del centro y quienes estamos acá, bueno los dos que nos mantuvimos en nuestras convicciones, con nuestra conducta, fuimos coherentes: Juan Manuel Urtubey y yo.

Hemos dado esta batalla electoral, con programas, con ideas, poco marketing, pocos recursos. Y acá estamos.

 

-Usted dijo que la situación de Argentina estaba mucho más delicada de lo que se supone ¿qué soluciones se pueden dar a corto plazo?

-La situación está muy delicada, no solo en lo económico sino también en lo político. Porque la polarización va a generar cámaras totalmente divididas, sin grandes mayorías y ahí es donde un sector del medio puede ayudar, ser un poco un eslabón entre estos dos sectores más grandes.

Y ¿qué se puede hacer? Nuestra propuesta plantea que de esto no se sale sin un gobierno de unidad nacional. Unidad nacional no significa unanimidad, significa una masa crítica política importante.

Yo me inspiro en lo que me tocó vivir a mí, en 2002, cuando el expresidente Alfonsín, el presidente en ese momento Duhalde, la Iglesia Católica, el resto de los credos, empresarios, sindicalistas se hizo un acuerdo que permitió salir de la situación que era peor que esta.

Y ahora es un poco lo mismo, la situación es delicada en lo económico, pero en realidad es más delicada en lo político que en lo económico.

Y se sale poniendo en marcha recursos que los tenemos, recursos naturales, humanos, de capital, muy importantes y están parados.

Estoy cansado de visitar fábricas de los más diversos sectores, las dos últimas una inyectora de plástico con dos máquinas funcionando y cuatro paradas, un gran centro textil que tenía 220 personas y quedaron 90 con máquinas tapadas y paradas. Eso está ahí, para ponerlo en marcha.

 

-¿Cómo se pone en marcha?

-Poniéndole plata en el bolsillo a los argentinos. Y esto no es una broma. Porque en el último año y medio han perdido entre el 16% y el 20% de su poder de compra. Lo tuvieron y lo perdieron. Bueno, hay que reintegrárselo, de una manera gradual, sin grandes shocks, sin grandes locuras y hay caminos para eso. Subir el salario mínimo vital y móvil que después sube todo lo demás, eliminar al Impuesto a las Ganancias para los trabajadores, devolver el IVA para quienes compran con tarjeta, eliminar el IVA para productos de primera necesidad.

Para la clase media, indexar todos los créditos, los UVA y demás, por salarios y no por variables financieras que es una cosa de locos.

Cada una de estas cosas, lo que hacen es mejorar un poco la capacidad de compra de la gente. Y esa capacidad de compra se mueve y eso mueve la economía.

 

-¿Y por qué para el gobierno actual, lo que se está haciendo es el único camino?

-Por razones ideológicas. Este gobierno es un gobierno de derecha, conservador, muy ligado a los intereses de las finanzas, nada más.  Si existen tasas de interés del 60%, incluso en algunas tarjetas de créditos llega al 140%, no cabe duda que si el gobierno no hace nada contra eso es porque de alguna manera responde a esos sectores.

 

-¿Hay maneras de desactivar la bomba de las Leliqs, que tiene un alto costo en intereses diarios?

-Sí. Si usted se acuerda un poquito, en el año 2002, no teníamos las Leliqs pero estaban las cuasi monedas. Había 15 monedas distintas y las fuimos absorbiendo paulatinamente. La condición es que la economía camine, si la economía camina aumenta la demanda de dinero inmediatamente, por razones de transacción, y al aumentar la demanda de dinero genera el espacio para absorber las Leliqs, en este caso.

 

-La inflación, que se suponía fácil de combatir, ¿por qué cada vez está más alta y qué la genera?

-La inflación genera todo tipo de desorden en la economía. Se la combate con más producción y no con menos. Este programa, en realidad, la quiere combatir poniendo tasas de interés muy altas, y las tasas de interés muy altas achican la producción, sobre todo la de las Pymes. Y esto es lo contrario de lo que hace falta.

Por lo tanto, hay que volver a plantear la manera de poner en marcha la economía, poniendo plata en el bolsillo y ayudando a las Pymes a reconstituir su capital de trabajo, las máquinas las tienen ahí. Si se reconstituye su capital de trabajo, la economía se pone en marcha.

 

-Usted habló de una situación delicada en lo político ¿Esta grieta, este enfrentamiento que existe en la sociedad, es fácil de solucionar?

-Eso es lo más preocupante de todo para mí. En ese sentido lo económico es menos grave que en 2002, lo político es más grave que 2002. Porque en 2002 hubo voluntad para un gobierno de unidad nacional, ahora no se ve.

Pero, hay que trabajar para eso, nosotros trabajamos para eso. El éxito lo veremos.

 

-¿Se sintió defraudado por la actitud que tomó el gobernador Juan Schiaretti con respecto a alternativa federal?

-(Sonríe). A ver, uno hubiera preferido que apoyara. Pero, por otro lado, uno puede entender, los gobernadores tienen siempre algunas necesidades de llevarse bien con el gobierno central. Además, esa es la realidad y hay que aceptarla. En todo caso, Córdoba es muy importante para la política argentina. El peso de Córdoba en lo político, en lo cultural es enorme.  Schiaretti es un gobernador que ha sido ratificado, de manera muy amplia, por la población cordobesa. En consecuencia, todo el respeto. Hubiera preferido lo otro, pero hay buenas relaciones con él. Estuvimos reunidos en el otro viaje que hicimos a Córdoba y él tomó la decisión que consideró mejor para Córdoba.

 

-Roberto ¿desde chico quiso ser economista o tenía otras aspiraciones?

-No. Yo pertenezco a la primera generación de economistas profesionales de Argentina, porque no había carrera de economista. Había carrera de Contador, y un gran rector de la Universidad de Buenos Aires, que fue Risieri Frondizi, hace una reforma e introduce carreras que no existían: Sociología, Economía.

Y ahí me animé, Contador no me satisfacía, y me metí en Economía. Y estoy encantado de haberlo hecho.

 

-¿Por qué se sintió atrapado por el peronismo, o no es peronista?

-(Risas). Sí, por supuesto que sí. Lo que pasa es que hay distintos tipos de peronismo, si usted me pregunta si soy peronista de Menem le digo que no, muy a la derecha (risas). Peronista de Kirchner, es muy a la izquierda (risas). Yo me siento peronista de lo que fueron los valores fundamentales del peronismo, en temas de igualdad y demás. Pero, más en el centro, una mezcla de social cristianismo, de social democracia, para comparar con lo que existe en el resto del mundo.

Así que sí, soy peronista. Y me atrapó en la época de Onganía, después Lanusse, estábamos todos hartos de gobiernos militares y ¿cuál era la gran opción?

 

-El regreso de Perón

-Sí, el regreso de Perón. Y ahí arranqué y después trabajé muchos años con Antonio Cafiero.

 

-¿Qué recuerdos tiene del regreso de Perón?

-Una ilusión enorme, que después la realidad se encargó de demostrar que tenía su límite. El estaba en condiciones de salud que no eran la mejor. Pero fue una gran ilusión frente a un gobierno militar desgastado.

 Y antes de ser peronista, lo voy a decir, casi fui frondizista. Yo sigo siendo un admirador de Frondizi.

Creo que Argentina ha perdido dos oportunidades tremendas. La primera con el derrocamiento de Frondizi y la segunda cuando Néstor Kirchner cambia la política y se pasa a una cosa más de centro de izquierda.

Fueron dos grandes oportunidades para Argentina, en el caso de Kirchner nosotros habíamos dejado superávit fiscal, superávit en la cuenta en dólares, la deuda totalmente renegociada, la economía creciendo por cuarto año consecutivo, casi 9% por año, cifras chinas para Argentina.

Tres o cuatro años después todo eso no existía.

 

-Estos días subió el dólar, las tasas de interés y culpan a China y su guerra comercial con Estados Unidos ¿Es culpa de China?

-No, al revés. Si uno tiene que decir de las cosas que pasaron en el mundo la última semana, fueron a favor o en contra. Fueron a favor de Argentina. Porque Estados Unidos bajó la tasa de interés y para un país endeudado y que necesita fondos, como nosotros, eso es enormemente importante. Y además el conflicto China y Estados Unidos, en el caso particularmente nuestro hace que probablemente nos compren más soja, más productos agrícolas.

El que se haya devaluado el yuan un 1%, para el mundo tiene otras complicaciones, pero para Argentina no tiene ningún significado.

Así que el cuento de China, es un cuento chino.

 

-¿Los resultados de las PASO pueden influir en la situación, puede haber una corrida, puede haber miedo?

-No, creo que es al revés. Las PASO, que sirven de bien poco porque las fórmulas presidenciales ya están decididas. Pero, justamente, el hecho que esté definido el tema de las fórmulas y que no se elige a nadie en esta ocasión, le da la posibilidad a que la población pueda votar tranquilamente por lo que tiene ganas. Por lo que cree que es bueno.

Toda la idea del voto útil, todo lo demás, déjenlo en todo caso para la primera vuelta. Ahora, la sociedad puede expresar a su estricta voluntad sin ponerse a hacer cálculos políticos.

 

-De cualquier forma, hay una campaña del miedo.

-Eso lo dice el gobierno y del otro lado le contestan de la misma manera. Eso, son ellos. Los argentinos tenemos que comprender que afuera de ellos, hay mucha gente. Hay un 40% de la gente que dice que no le gustaría tener que votar, de nuevo, por una de estas dos alternativas.

Bueno, ahora está la posibilidad de demostrarlo, porque eso después va a tener incidencia política, incluso en la elección, cuando llegue el momento, de diputados.

 

-Roberto ¿qué le gusta hacer, en su tiempo libre?

-Yo soy un gran plantador de árboles. Vivo plantando árboles (risas), a punto total, te lo cuento como anécdota, que mi mujer me prohibió ir a los viveros porque siempre terminaba volviendo con un árbol y ya el jardín no daba más.

Después lo resolvió un buen día y dijo “vamos a comprar una chacrita, así podés plantar todos los árboles que quieras” (risas).

Y lo hizo, debo llevar plantado ahí trescientos árboles.

 

-¿Es una persona divertida, usted?

-(Pausa). No me animaría a decir que soy divertido, tengo un humor un poco ácido. Tengo humor, pero bastante ácido y algunos son víctimas de mi humor ácido (risas).

 

-¿Qué cosas lo entristecen?

-Ahora, la verdad, me entristece esta situación del país. La economía argentina hace ocho años que no crece, absolutamente nada, cero. Estoy hablando con cifras oficiales. Cuatro años del gobierno anterior que fracasó y cuatro años de este gobierno que fracasó, con políticas distintas y además opuestas. Uno, más bien populista y este otro más ligado a los intereses financieros.

Y no merecemos esto.  El último dato es que el 51% de los jóvenes menores de 17 años están en situación de pobreza. Digo, no merecemos esto. Argentina tiene todas las posibilidades del mundo, no puede ser que los que nos rodean hayan estado creciendo.

No hay economías en el mundo, en zona de paz por supuesto, que durante ocho años no hayan crecido. No puede ser, me da mucha bronca que no seamos capaces, Argentina puede crecer tranquilamente, 4% por año, y eso nos cambiaría la vida a todos los argentinos.

 

-¿El dólar está en un precio acorde?

-No, todos los precios están mal. Cuando la economía no camina es porque los precios están desordenados. Y cuando digo los precios, hablo del dólar, salarios, tasas de interés, el impuesto que es un precio implícito, las tarifas. Están todos para una economía de finanzas nada más, no está para una economía de producción.

 

-¿Qué opinión tiene del presidente Mauricio Macri?

-No me gusta juzgar personas, prefiero juzgar resultados. Y los resultados son malos, punto.

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