Cristina habló y copó el centro de la escena

“El país de las oportunidades prometía más igualdad. El país de las personas con agallas solo puede ofrecer más desigualdad”. Zygmunt Bauman
lunes, 9 de mayo de 2022 · 11:07

Estamos viviendo una época en que las palabras tienen mucho peso, tanto que por momentos superan a los hechos. Un tuit, un título, un comentario polémico se cotizan más alto que las acciones humanas más meritorias.

Los logros, generalmente, son tapados por los escombros de frases explosivas tendientes a ensordecer el pensamiento y de discusiones fogosas que nublan la razón. Todo parece armado para que “quien quiere oír, no oiga y quién quiere ver, no vea.”

Es una época de abundantes frases superficiales y escasas ideas.

Una época de libretos mediocres y puestas en escena dignas del olvido.

En este viaje rumbo a lo desconocido gira el mundo y mareada por sus vueltas va la humanidad. Los argentinos, como el resto del Planeta, somos arte y parte de esa vorágine “líquida” (palabra usada por el filósofo y sociólogo Zygmunt Bauman para describir esta modernidad).

De pronto, nos encontramos inmersos en una grieta peligrosa que no se puede rellenar fácilmente y necesita un enorme esfuerzo de toda la población.

La semana que pasó tuvo como protagonista central a uno de los cuadros políticos con mayor capacidad para dominar la escena, las palabras y describir este tiempo de intereses, sin ideología y sin sueños.

Cuando ella sale a escena, la mayoría de los medios de comunicación y de la dirigencia política está pendiente de sus expresiones.

Parece extraño que, en este mundo tan frívolo, tan complicado, el poder mediático y económico de Argentina, tan patriarcal, esté atento a la ponencia de una mujer. Una mujer que los tiene obsesionados, tanto con su silencio como con sus expresiones.

La primera mujer, y única, electa presidenta del país en dos períodos consecutivos. La mujer que, según sus palabras, pasó ocho años atajando penales en la Rosada.

La que sufrió las consecuencias de sus acciones. Fue insultada, agredida, perseguida judicialmente.

Después de una serie de fuertes críticas, pasadas de vueltas, al presidente por parte de dirigentes del espacio mayoritario del Frente de Todos, habló Cristina.

 

“Un mundo sin ideología”

En la universidad Nacional del Chaco Austral, recibió el doctorado Honoris Causa y brindó una conferencia bajo el título: “Estado, poder y sociedad. La insatisfacción democrática”.

Una exposición apelando a la historia, repitiendo sus conceptos sobre el mundo capitalista signado por los intereses y llevando un mensaje a sus seguidores.

“¿Por qué digo que (el mundo) se ha independizado de las ideologías? Bueno, porque capitalista es el sistema de producción de bienes y servicios de Estados Unidos, nadie lo duda. Es una democracia muy parecida a la nuestra, casi igual, presidencialista, división de los tres poderes, etc. Pero en China también el sistema de producción de bienes y servicios es capitalista. ¿Y quién gobierna en China? El Partido Comunista Chino a través de un sistema de gobierno, un sistema político de único partido como obviamente tienen todos los partidos comunistas del mundo. Con lo cual, esto de que cuando uno tiene ideas acerca de la justicia social, de la distribución del ingreso, que es zurdo o comunista, ¡por favor! Encuentren una mejor argumentación porque eso se terminó, eso se terminó.”

Ocupó un buen tramo de su disertación para hablar del mundo actual globalizado, de la concentración de la riqueza y de los obstáculos de los Estados para dar respuesta a las necesidades de la sociedad.

 

“El capital va donde le conviene”

“Cuando Perón gobernaba la Argentina en los 50, Mao llegaba en el 49 a Beijing, en la Argentina producíamos aviones, locomotoras y en China hambrunas; 70 años después los que nos venden locomotoras son ellos y los que nos quieren vender aviones también. ¿Qué pasó? Y la verdad que hay una cosa como un latiguillo, ´¿no? Porque las inversiones solo van a lugares donde hay seguridad jurídica, donde esté la división de los tres poderes…´ Bueno, ¡Hola! ¿Qué tal? Las mayores inversiones de las últimas décadas de las empresas globalizadas de todo el mundo, telecomunicaciones y de todo tipo se dan en China. Entonces, hay una segunda conclusión: el capitalismo va a dónde gana plata y a dónde le conviene. No es una cuestión de ideologías, ni de posiciones internacionales, ni nada.” Otro de los conceptos dejados por Cristina el pasado viernes en Chaco, que no tuvieron demasiada repercusión en los medios, ya que la mayoría de los grandes grupos comunicadores pusieron énfasis en destacar “la interna entre ella y el presidente”.

En la modernidad líquida, vende más la “pelea” que la reflexión.

La exposición de la vicepresidenta fue clara con respecto a la geopolítica y a los problemas de las democracias.

“Hoy los Estados carecen de instrumentos adecuados y apropiados para dar respuesta a las múltiples necesidades que tiene la sociedad. Yo hablaba de la crisis democrática y además, también es inevitable la profunda concentración, cada vez más acentuada, de la riqueza en todo el planeta”, expresó, remarcando la importancia que tuvo la presencia de los Estados durante la pandemia para salvar vidas. “Si estamos vivos todavía es porque hubo Estados que intervinieron y pusieron plata en los laboratorios para que investigaran y fabricaran vacunas.”

 

“No es un problema de buenos y malos”

Otro de los puntos interesantes de su alocución fue el marcar la preponderancia de los intereses en este sistema global. “Esto no es un problema de buenos y malos, es un problema de intereses, siempre, en el orden global, en el orden nacional, en el orden local, en la vida. En tu vida cotidiana en el barrio…

 No tenemos que tenerle miedo a la palabra ‘intereses’, quienes nos quieren presentar todo como maravilloso y divino, es para que no nos demos cuenta de que hay intereses. Y tenemos que asumir que hay intereses, porque cuando uno asume que hay intereses, que por ahí están en contradicción con los suyos, tal vez tiene otra mirada de la vida, de las cosas y del Estado también.”

Como es previsible, en esta época, las definiciones de la vicepresidenta fueron interpretadas de distintas maneras, acorde al gusto y placer de los oyentes.

Los que esperan una fractura del Frente de Todos y agravian al presidente, consideraron que ella “embistió sobre la figura de Alberto y cuestionó su gestión”.

En realidad, Cristina es parte del Ejecutivo y planteó “diferencias” aclarando que “no son peleas”.

Es obvio, que existen diferencias entre los que pretenden un ritmo más acelerado en la distribución y consideran inútil el diálogo. La situación económica es la principal fuente de esas discrepancias en el frente gobernante.

Lo ideal sería que las distintas visiones se resolvieran en una mesa privada de discusión y no en fuegos artificiales en los medios, llevando incertidumbre a la mayoría de la sociedad.

Una de las frases que, considero, fue poco feliz es la siguiente: “Hoy hay una insatisfacción democrática grande, la plata no alcanza, no llega a fin de mes y se produce un fenómeno que no habíamos conocido que es el de los trabajadores en relación de dependencia pobres. Esto nunca había pasado en la Argentina.”

Los argentinos, sabemos muy bien desde hace años, lo que significa “no llegar a fin de mes”. Enfrentamos la hiperinflación más despiadada, la crisis de 2001, por nombrar algunos momentos en que los “salarios subían por la escalera y los precios por el ascensor”.

El “nunca había pasado en la Argentina” fue un desliz que no estuvo a tono con la profundidad de su análisis sobre el mundo, el país y las desigualdades que genera el sistema capitalista globalizado.

Como bien definió Bauman: “El país de las oportunidades prometía más igualdad. El país de las personas con agallas solo puede ofrecer más desigualdad.”

El capitalismo actual y la igualdad son términos contradictorios.

En este sistema, la esperanza es lo último que debemos perder.

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