Mano a mano

Un nuevo año nos invita a recuperar la utopía

¿Qué nos faltó para que la utopía venciera a la realidad? ¿Qué derrotó a la utopía? Andrés Rivera
martes, 3 de enero de 2023 · 09:15

(Edición impresa). En 1992, Andrés Rivera recibió el Premio Nacional de Literatura por su novela "La revolución es un sueño eterno". Hoy, mientras levantamos nuestras copas para brindar por un nuevo año, recordé una de sus preguntas claves.  “¿Qué nos faltó para que la utopía venciera a la realidad?  ¿Qué derrotó a la utopía?

No es simple buscar una respuesta a semejante interrogante. De una forma u otra, todos y todas soñamos con un mundo mejor. Todos y todas, en algún momento, soñamos con cambiar el mundo y transformarlo en un Paraíso.

Por supuesto, no todos y todas, tuvimos las mismas inquietudes. Somos seres individuales que nos cuesta pensar en colectivo. Cada humano de este planeta tiene su propia versión del Paraíso, del mundo ideal o de la utopía.

Pero, siempre hay un pero, la mayoría sabemos que la vida no es un lecho de rosas. Entendimos, a fuerza de vivir, que la alegría y la tristeza bailan de la mano, que las risas y las lágrimas se atraen magnéticamente y que en todo balance hay ganancias y pérdidas.

Sabemos, aunque nos cueste reconocerlo, que el individualismo y la solidaridad caminan por rutas paralelas. Y también sabemos, aunque miremos de reojo, que los intereses materialistas son contrarios a los intereses espirituales.

Entonces, de pronto nos preguntamos. ¿Somos seres materiales o seres espirituales?

Y la respuesta no es tan clara, es como todas las incógnitas de la vida. Nada es blanco o negro, nada es amor u odio, nada es bueno o malo. Porque en el medio, en el trayecto, en el camino, en la búsqueda están los grises, los colores, los indiferentes, los regulares.

Porque en el camino de la vida, están las justicias, las justicias a medias y las injusticias. Las igualdades, las desigualdades a medias y las desigualdades. Los corruptos, los corruptos a medias y los incorruptibles. Los políticos, los políticos a medias y los antipolíticos.

En ese camino, están las estructuras mafiosas, las estructuras haciendo malabarismo y las estructuras sin poder intentando la utopía.

Esa utopía que Andrés Rivera hace 20 años se preguntó quién la derrotó.

Esa utopía que Eduardo Galeano la definió de la siguiente manera:

“La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar”.

Esa utopía que José Ingenieros la consideró: “En la utopía de ayer, se incubó la realidad de hoy, así como en la utopía de mañana palpitarán nuevas realidades”.

 

Hoy nos volvimos a ilusionar.

La utopía nos sirve caminar, decía Galeano. En la utopía de mañana palpitarán nuevas realidades, decía José Ingenieros.

La verdad, en los últimos suspiros del año 2022, los argentinos cantamos con toda la pasión: “Muchachos, hoy nos volvimos ilusionar”. Y en esa expresión de deseo, musicalizada, tuvimos la alegría más grande de los últimos 36 años.

Los negativos de siempre dirán y a quién le importa una Copa de fútbol. Ellos no quieren al país. Lo odian, ellos solo quieren seguir acumulando ganancias en sus arcas de Noé.

La mayoría del pueblo sentimos que Argentina volvía a ser campeón mundial y admirado por muchos pueblos, y amados por muchos pueblos.

Tal vez la Copa nos encontró con nuestra esencia, con nuestra hermandad. La Copa nos sacó de la grieta, nos invitó a abrazarnos y a despertar el orgullo de ser hijos de esta tierra tan maravillosa y bendecida del sur del mundo.

Esta Copa nos motivó a cantar el Himno con toda nuestra voz, a portar nuestra bandera con todo nuestro amor, a sentir que más allá de todas nuestras diferencias somos un pueblo feliz de vivir en nuestro país, aunque a veces lo critiquemos.

 

¿Dónde está Messi?

A la política le falta un par de “Leo Messi”, me dijo un amigo en el saludo de fin de año. Lo reflexioné y creo que tiene razón. Más allá que el fútbol es un deporte, hoy necesitamos más políticos capaces de jugar para un equipo, dejar de lado los egos y que ofrezcan su talento para que el gol lo hagan los otros.

Leo tuvo más asistencias que goles. ¿Pueden entenderlo los políticos y políticas que siempre hablan de su “Yo” o de lo que hicieron o de lo que dijeron y acusan a los demás de los errores?

Hoy, la selección de la política no puede ganar una Copa. Porque la mayoría no piensa en el país. No todos son iguales, lo aclaro para no tener problemas.

Llegó un nuevo año y estamos todos y todas prisioneros/as de una interna del “nunca acabar”. La historia sin fin.

El año que se fue, sin tantas bombas de estruendo, nos mostró la peor cara de algunos integrantes del Poder Judicial y del Legislativo.

Dejó al descubierto lo peor de un sistema que lleva años haciendo lo que quiere, lo que sabe hacer y lo que más le gusta.

Un sistema que no tiene ideología, que no tiene utopías, que no tiene sueños. Lo único que le importa es lo material.

Un sistema no democrático.

 

Bienvenido 2023

Te damos la bienvenida con muchas ansias 2023. Millones de personas esperan un cambio en el sistema que nunca cambia. Millones de personas esperan que la utopía no sea derrotada, que los sueños tengan un lugar privilegiado en tu maleta, que la esperanza sea la flor que nos impregne con su perfume.

Millones de personas, esperan y esperamos, que llegues con tu luz a iluminarnos para que la paz, el amor y la solidaridad reinen, de una vez, en este mundo loco.

Bienvenido 2023, llegaste después de un enloquecido 2022 y sus antecesores. Llegaste después de siete años de “vacas flacas”.

En este rincón del sur, nos endeudaron por cien años, nos quitaron la alegría. Quisimos recuperarnos y llegó la pandemia, luego la guerra y las peleas ideológicas para arrebatarnos la esperanza, para derrotar la utopía.

Bienvenido 2023, esperamos que con vos lleguen los siete años de “vacas gordas”.

Lo merecemos.

Merecemos volver al ilusionarnos. Merecemos la alegría de levantar la Copa de campeones mundiales.

Y merecemos que los políticos dejen de lado sus ambiciones personales y se decidan a cumplir los sueños de todos y todas.

Tienen la oportunidad, un nuevo año los invita a reflexionar sobre su misión.

Un nuevo año los invita a recuperar la utopía “derrotada”.

Feliz 2023.

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