Alberto Trimboli, destacado psicólogo y académico en la materia, vino a dar clases en el marco de la especialización que se imparte en la UNVM

“La Ley de Salud Mental es un gran avance y ejemplo de Argentina para el mundo”

Sus conocimientos sobre esta disciplina, que despliega tanto en el aula como en diferentes organismos nacionales e internacionales de los que forma parte, les dan una gran seriedad e importancia respecto a los puntos que expresa en esta entrevista

Juan Manuel Orbea Especial

 

El currículum de Alberto Trimboli es verdaderamente llamativo y habla por sí solo: es doctor en Psicología y psicólogo clínico, profesor y académico. Fue el primer argentino presidente de la Federación Mundial de Salud Mental (WFMH) y representante oficial en la ONU/OMS por la misma organización. Además, es expresidente y miembro fundador de la Asociación Argentina de Salud Mental (AASM), así como director de la Diplomatura de Políticas, Gestión y Administración de Instituciones y Servicios de Salud Mental (AASM-Isalud). También es presidente de la Sección de Adicciones de la WFMH, secretario científico de la Sociedad Argentina para el Estudio de las Adicciones (SAEA) y exvicepresidente para América Latina de la WFMH.

Trimboli parece multiplicarse porque igualmente es miembro fundador del Consejo Consultivo Honorario de Salud Mental y Adicciones, y miembro del órgano de revisión de la Ley Nacional de Salud Mental (Nº 26.657), y fue uno de principales participantes y disertantes de las discusiones sobre esta ley, que se promulgó en 2020 y que defendió a capa y espada cuando se pretendió suspenderla, en 2017, durante el Gobierno de Mauricio Macri y ahora mismo, ya que también se busca hacer lo mismo dentro de la Ley Ómnibus, aunque en esta segunda versión que llega al Congreso por segunda vez se habría sacado. Además, profesor en varias universidades nacionales e internacionales y autor de varios libros, entre ellos “Consumo problemático de Drogas. Bases para una clínica ambulatoria de inclusión sociosanitaria (2017) y Hospital de Día en adicciones. La subjetividad y la intersubjetividad en la clínica (2018).

La semana pasada estuvo en Villa María para dar clases en la especialización en instancias de posgrado en Salud Mental, dando clases, y elDiario tuvo la oportunidad de charlar con quien tanto ha luchado por lograr una ley que ha sido un verdadero parteaguas positivo en la materia, y que sigue siendo amenazada por ciertos intereses”.

-¿Cómo fue ser parte de la especialización de posgrado en Salud Mental en la UNVM?

-La verdad que todo bien, muy contento de participar en este posgrado. Es muy interesante y sobre todo muy importante que la Universidad Nacional de Villa María haya abierto esta carrera de especialización. Me tocó dos días dar clases, y di la materia de “Estrategias de intervención en Salud Mental”. Esta carrera viene a poner algo muy positivo en todo lo que tiene que ver en esta materia y todo lo que está pasando en el área de Salud Mental.  Esta especialización es  algo inédito en este momento, porque viene a tratar la salud mental desde una perspectiva transversal, es decir, no solo en el aspecto de la salud, sino incluso desde otros campos y saberes, por lo que es integral e interdisciplinaria, así como intersectorial.

-Precisamente, hablás de lo que está pasando con la salud mental, e imagino te referís a  los ataques que ha recibido de cierto sector de la política, específicamente, la Ley de Salud Mental, cuya creación fue un parteaguas, un gran avance, y de la que vos participaste directamente junto a un amplio grupo de expertos en su creación.

-La verdad que estos ataques no son solo de ahora, específicamente con la Ley Ómnibus, sino que venimos desde hace ya 14 años, inclusive, dentro de la discusión de la ley. Estuvimos  luchando contra varios intereses económicos y corporativos, específicamente de los llamados “lobbies”, que se ven afectados en sus intereses. Así que hay que trabajar todo el tiempo, intensamente, y nunca bajar la guardia.

-¿Existe todavía, dentro de ciertos profesionales de  la salud, cierta reticencia a pensar la salud mental como algo interdisciplinario?

-Sí, le sucede a algunos profesionales de la salud. Porque esto no solo se trata de un “cerebro”, o de un malestar mental, sino que también tiene otras necesidades que influyen negativa o positivamente en su salud mental, como puede ser vivienda, trabajo, la vida social, la vida en comunidad, y esto es precisamente el enfoque que venimos a darle a las clases y que tratamos de hacer en todas las áreas de la misma manera, dando un enfoque mucho más amplio y participativo.

-Además de la amenaza constante de ciertos grupos contra la Ley de Salud Mental, hoy se vive una amenaza directa, de hecho, con el gran recorte presupuestario a la educación pública, específicamente a las universidades, ¿qué opinión te merece esto?

-Me parece que estamos, como sociedad, sin poder entender ni reaccionar, porque es una constante de ataques a todo lo que estábamos acostumbrados, como lo son las universidades públicas, y que estas puedan llevar a adelante sus programas en el ámbito de la salud también. Es verdaderamente increíble, y lamentable, que no haya reacciones fuertes, que por lo menos pongan en discusión lo que está pasando. Solo veo la queja de algunos sectores, pero nada más. Es triste. Lo llamativo es que antes eran los estudiantes los que  primero ponían la cara ante cualquier situación que atacara a la sociedad en algunos de sus derechos, y ahora que los ataca directamente a ellos, es como que hay como un silencio muy preocupante.

-¿Será que son demasiadas cosas a la vez, un día es una cosa, y al otro día sale algo nuevo, y así, y no te dan tiempo de reaccionar?

-Exacto, siento que esta pasividad tiene que ver con que no te da tiempo de reacción.  De pronto uno va para una dirección y ya te están haciendo algo en el sentido contrario, y al rato, otra, y al rato, otra, y no terminás de reaccionar con una cosa y ya te viene una más. Espero que la gente reaccione sobre lo que se está haciendo. Por un lado, se está viendo la destrucción de ciertos sectores del Estado, y por el otro, el retiro del mismo, como que no se termina de morir, pero que tampoco está vivo, y eso es paralizante, como estar  en una especie de anomia. Es como que necesitás algo y no está el que firma, o hay que hacer cierto trámite, pero la oficina que lo hace no tiene lo necesario, o de pronto está cerrada para hacerlo. Es realmente lamentable.

-Precisamente, hablado de salud mental, parecería que todos estos eventos que estamos viviendo, a nivel Gobierno,  tiene mucho de irracional, de insanidad mental…

-Sí, es un poco irracional. Yo creo que igual  nos cuesta ver que lo que se está haciendo es algo pensando, algo proyectado, algo que está poniendo en práctica las herramientas para llegar al objetivo. A mí me parece que más bien nosotros lo vemos como irracional, como, por ejemplo, el hecho de que no te van a dar los medicamentos si te estás por morir, y por eso cuesta entenderlo racionalmente. Pero es un plan, lo de ahorrar o no gastar en lo que de verdad importa. Como lo que pasa con el dengue, donde no se gasta un peso sin prever lo que va a pasar si no tenés vacunas ni repelentes, y todo lo que hace a la prevención, lo que termina saturando, ahora, en la próxima temporada de calor, sobre todo, a los hospitales, donde las terapias y los medicamentos son muchos más caros que las mismas vacunas, sacándole, además, la cama a una persona que tiene una enfermedad diferente y quizá más complicada. Es el ahora ahorro y no me importa lo que pase mañana.

-Regresando al tema de la salud mental, ¿vos vislumbrás un retroceso si la ley se cae y, por ejemplo, que regrese el concepto de manicomio, como muchos pretenden que suceda, lo cual sería como volver a la Edad Media?

-Mirá, tal vez sea una exageración, pero sin duda es como un regreso a la Edad Media por la idea. Y esta idea es que las personas que tienen problemas de salud mental, a los que algunos llaman “locos”, son peligrosos y acechan a los, entre comillas, “normales”, por lo que tienen que estar encerrados y excluirlos de todo espacio que supuestamente amenaza la vida de la sociedad…

-Lo cual es una medida punitiva, como si hubieran hecho algo malo…

-Tal cual, e insisto: de protección a los relativamente normales. En esto sí hay una vuelta a tiempos oscuros parecidos a la Edad Media, donde el lugar para la locura era el encierro, y que antes fue la tortura o hasta la hoguera. Pero, en realidad, legalizar los manicomios de vuelta, estando prohibidos como ahora lo están en casi todo el país, imaginate que dejaran de estarlo. De acuerdo a la Ley de Salud Mental, las clínicas psiquiátricas están prohibidas, no son un espacio legal. Si habilitás de nuevo la construcción de nuevos manicomios o neuropsiquiátricos, lo que lográs es legalmente darle vigencia, y eso es absolutamente un retroceso y no entender integralmente el problema.

-Veo que este tema va en consonancia con la persecución que sufren ciertos sectores, como los trabajadores del Estado, los jubilados, los que piensan políticamente distinto o todo aquel que no esté de acuerdo con el actual Gobierno, digamos que se busca perseguir  también a los “locos”, y también a los adictos.

-Sí. Los que la Ley Ómnibus decía, al menos en la primera versión, que no salió en el Congreso, era específicamente sobre las personas que tiene problemas de consumo. Y dice que una persona que tiene este problema puede ser internada a pedido de un familiar. Y que en caso de que el equipo interdisciplinario considere que esa persona no tiene riesgos para sí o para terceros, puede hacer un tratamiento ambulatorio,  un juez se puede oponer. Con lo cual es grave en todo sentido, porque desdibuja la injerencia del equipo interdisciplinario, que es el único capacitado para dictaminar que una persona tiene que estar o no internada. Eso, la ley lo intentaba, y yo creo que aún lo intenta, porque esto todavía no terminó,  porque siguen acechando con cambiarla o anularla.

-Vos estuviste y fuiste parte importante en las charlas para la creación de la Ley de Salud Mental en su momento, ¿qué más decir sobre esta?

-Sí, yo estuve en esas discusiones y fui parte de un amplio equipo de expertos y especialistas, quienes en el Senado hicimos un profundo y exhaustivo trabajo para llegar a lo que finalmente fue la Ley de Salud Mental Nº 26.657.  Y precisamente, lo que hace la Universidad Nacional de Villa María con esta carrera y especialización es cumplir con uno de los requisitos respecto a algo que la ley ordena, que es la capacitación en las universidades; es decir, adecuar la currícula de la casa de estudios con respecto a la Ley de Salud Mental, que tiene que ser algo que se incluya, y que los alumnos, que son los profesionales del mañana, se puedan dirigir hacia adonde apuntan los nuevos abordajes en salud mental.

-Es preocupante que el tema de derogar la ley o modificarla, como pretendía -o pretende-  la Ley Ómnibus, se haga realidad, porque cambiaría algo que costó mucho trabajo y tanto tiempo conseguir, como tantos otros derechos que peligran.

-Yo tengo entendido que no vuelve ahora al Congreso con lo que  estaba escrito en la primera ley, que no pasó en febrero, y que aparentemente logramos que se quite. Porque, de hecho, logramos la intervención de la OMS, de la que formo parte, a través de un documento que señala el retroceso que sería que se lleve a cabo sacar la ley. Sin embargo, se sigue trabajando en esto y hay que estar alerta de que en el último minuto la vayan a incluir en la Ley Ómnibus, que por segunda vez será tratada en la Cámara de Diputados, o que la quieran sacar a través de otros DNU, que puede pasar. De hecho, sé que gente del Gobierno se está reuniendo por el tema de la Ley de Salud Mental. Si así fuera, espero que reaccionemos de vuelta, contundentemente. Porque la Ley de Salud Mental fue y es un avance enorme y un ejemplo de Argentina para el mundo.

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