A 36 años de la muerte del Mula Mulinetti

Homenaje: palabras desde “su” cuartel

miércoles, 23 de octubre de 2019 · 11:00

Escribe Dr. Miguel Angel Sponer

Recuerdo aquel 30 de octubre de 1983. Elegíamos presidente. El clima de volver a la democracia era emotivo... Veníamos, además, de sufrir la guerra de Malvinas. Recuerdo todo lo que trabajamos en el cuartel desde el comienzo del conflicto bélico, porque vos, jefe, querías enlazar nuestro equipo de radio y de esa manera estar cerca de los chicos, allá en Puerto Argentino, como finalmente se hizo.

En este cuartel nos enseñaste a no bajar los brazos; eso, jamás. Fue todo trabajo, mates, aprender y compartir con los muchachos. Fue tener a un jefe distinto: compañero protector, segundo padre y, sobre todo, un ser humano excepcional.

Tanto se escribió, se filmó y se contó sobre aquella fatídica tarde del domingo 23 de octubre. El Ctalamochita fue cómplice de un momento trágico y las compuertas del Balneario Municipal que hoy lleva tu nombre, las testigos eternas.

El calor era sofocante. La ciudad se transformó en una lágrima desabrida. La Villa se detuvo cuando corrió la noticia de que tu corazón ya no latía.

En ese preciso momento comprendimos que vos pasabas a la dimensión de héroe. Vos lo fuiste, lo sos y lo seguirás siendo. Los grandes nunca desaparecen. Habías nacido para ser bombero y, además, voluntario. Lo seguís siendo en cada uno de nosotros.

A veces nos preguntamos con los muchachos si aparecerá otro como vos; enorme, desinteresado, solidario, leal, de convicciones, sin claudicaciones, padre y amigo (tengo siempre presente una frase que ronda en el patio del cuartel: "Estudiá, pibe").

Hoy tengo también la certeza de que no te gustarían los homenajes ni las crónicas que hablan de tu persona, pero sí saber que siguiendo tu ejemplo, quienes habitan el cuartel lo llevaron a ser uno de los más importantes de la provincia y el país.

Cuando vamos al Balneario le contamos a los jóvenes que ahí nadabas y enseñabas, que eras un educador que formaba y disciplinaba a sus bomberos. Y lo decimos con el orgullo de alumnos que aprendieron la lección, para que los más chicos reciban tu impronta.

Iba a decirle, Mula, me vinieron esas ganas. Pero, no. Solo le digo: “Ya ve, seguimos juntos, jefe”.

 

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