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Los sueldos de la clase política
Durante estos días se ha hablado mucho de cuánto gana la clase política y se les ha reclamado a los funcionarios y legisladores nacionales ser los primeros en dar el ejemplo de solidaridad y bajarse el sueldo. Al respecto, y ya aprobado el proyecto de ley de Solidaridad y Reactivación, quiero decir varias cosas, con la idea de darle un enfoque más racional al tema.
1) Primero me resulta sospechoso que esta discusión se dé ahora, cuando el nuevo Gobierno lleva pocas semanas desde que asumió. Durante cuatro años vimos a un presidente irse de vacaciones, mientras sus políticas hacían estallar el país, y los sectores que ahora encabezan el reclamo de ajustar los sueldos de la clase política jamás le reclamaron nada. Tampoco escuché a esa gente cuestionar el sueldo del expresidente, ni el de sus funcionarios.
2) Respecto a los sueldos políticos quiero dar algunas precisiones. El presidente percibía a principios de 2019 unos 268 mil pesos por mes aproximadamente, un senador unos 198 mil pesos por mes, y un diputado unos 150 mil pesos por mes. Tienen la responsabilidad de legislar y ejecutar medidas y políticas que deben velar por el bienestar de 40 millones de personas. El salario del gerente comercial de una multinacional en Argentina ronda los 238 mil pesos por mes. El salario de un CEO (gerente general) va de 300 mil a 400 mil pesos por mes y si es CEO de una empresa energética puede llegar a percibir alrededor de 700 mil pesos por mes. Es decir, la persona que tiene a cargo la política comercial de la filial de una multinacional gana apenas un poco menos que la persona que tiene a su cargo la Jefatura del Estado. El que tiene la responsabilidad de dirigir una empresa energética gana más de dos veces que quien tiene la responsabilidad de dirigir los destinos de la Nación. Ni hablar si lo comparamos con diputados y senadores que tienen la responsabilidad de establecer leyes que impactan en la vida de millones de personas.
3) Si los sueldos de los funcionarios públicos de mayor rango son reducidos, habría que mantener una escala salarial medianamente lógica, por lo que también deberían reducirse los de menor rango (secretarios, subsecretarios, directores, asesores técnicos, etcétera), de tal manera que un ministro o un diputado no perciba más que el presidente. El sector privado muchas veces compite con el sector público en lo que refiere al contrato de recursos humanos y técnicos. El riesgo que se corre recortando salarios de funcionarios públicos de menor grado abocados a la parte técnica en el diseño de las políticas públicas y leyes, es que opten por la actividad privada, vaciando al Estado de calidad técnica.
4) Que el país ande bien o mal y que uno este conforme o no con las políticas instrumentadas desde el Estado no tiene que ver con el salario que percibe un funcionario ni con su calidad técnica. Eso es ideológico: lo que a un ciudadano le gusta a otro puede no gustarle y viceversa. También es preciso advertirnos a quienes abogamos por un proyecto político nacional, popular, con justicia social, que tampoco es fácil mejorar la situación del país de un día para el otro porque el Estado no juega solo ese partido: el establishment económico, financiero, comunicacional, las potencias extranjeras, organismos multilaterales etcétera, también juegan y defienden sus privilegios.
5) El famoso dicho de que los sueldos de los funcionarios públicos salen de la plata de los impuestos que pagamos todos es cierto. Los ciudadanos les pagamos a los funcionarios a cambio del servicio de gestionar e implementar políticas públicas que nos faciliten y mejoren la vida. Pero también el salario de los que trabajan en la actividad privada y las ganancias de los dueños salen de nuestro bolsillo cuando pagamos bienes y servicios en las empresas y comercios en los que consumimos. Es prácticamente lo mismo: también en ese caso “otros viven de la plata de nuestro bolsillo” a cambio de que nos provean de un bien o un servicio, y eso es porque no somos individuos aislados sino que aún en el capitalismo estamos en interrelación económica y social permanente y vivimos en una sociedad de intercambio.
6) Tomando el salario del presidente como referencia del denominado gasto político, está por debajo de los salarios que perciben muchos presidentes de países de la región y obviamente muy por debajo de lo que perciben los presidentes de los países desarrollados.
7) La incidencia del salario de los funcionarios del Estado en el gasto público es ínfima.
8) El proyecto de Solidaridad Social y Reactivación Productiva causó polémica y muchos salieron a esgrimir que los funcionarios y legisladores que lo idearon piden la solidaridad de todos menos la de ellos y que deberían recortarse el salario. En realidad, todas las medidas impositivas se aplican a los funcionarios públicos: Alberto Fernández y Cristina Fernández, van a pagar más impuestos a los bienes personales, en ningún lado el proyecto dice que quedan exentos. También si desean vacacionar en el exterior deberán pagar un 30% más para la adquisición de dólares. Si algún funcionario tiene una gran cantidad de hectáreas de campo donde siembra granos de exportación también pagará más retenciones. Algunos hablan como si el proyecto pidiera solidaridad recortando todos los salarios del país exceptuando los de los funcionarios públicos y no hay recorte salarial para nadie. En esencia solo se pide que los que tienen más, sean funcionarios o no, colaboren con los más vulnerables pagando un poco más. La única excepción discutible son los regímenes especiales de jueces y diplomáticos que si debe corregirse y se hará en las próximas sesiones extraordinarias, con el cuidado necesario para evitar juicios que puedan perjudicar al Estado.
9) No estoy afirmando con todo esto que me opongo tajantemente a que los funcionarios públicos se recorten su salario. No fui ni soy funcionario, ni si quiera trabajo en el Estado. Pero a lo que sí me voy a oponer vehemente es a la lógica despolitizada de esos reclamos que buscan estigmatizar a los que nos dedicamos a la militancia política y buscamos de buena fe construir un país más justo y equitativo. Porque con esto, es ese esfuerzo, esa convicción y esa militancia lo que se pretende devaluar. Está claro que la intención es política, parcial y no es neutral, porque nadie le pidió a Macri que se bajara el sueldo cuando era presidente y ahora resulta que Alberto Fernández tiene que recortarse el sueldo él, los ministros, los secretarios, los diputados, y los senadores que lo acompañan. ¿Será porque Fernández y sus colaboradores le pretenden dar recursos económicos y sociales a los que menos tienen y entonces hay que castigarlo? ¿Será por eso la repentina bronca de una parte de la clase media argentina?
10) Yo no milité ni voté una fórmula para que cuando asumieran se autorrecorten sus salarios, lo hice para que cuando asumieran sacaran al país de la crisis social tomando medidas para que los que tienen más paguen más, con el objetivo de que los que tienen menos tengan un poco más y puedan vivir dignamente. Es lo que están haciendo y por eso los acompaño.
Ernesto Bertoglio DNI: 36.793.900