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La nueva usura, más despiadada que la anterior

viernes, 6 de diciembre de 2019 · 08:34

Escribe Eduardo Miguel Bonoris (*)

El pueblo ha sido objeto de una encerrona perversa, abierta, sinvergüenza y presentada como algo inigualable, nunca visto, más maligna que el cepo y con pocas probabilidades de saltearla.

La de ayer -para no irnos muy atrás- con Cavallo y la convertibilidad, con nulo control del BCRA, los costos de las instituciones bancarias llegaron a su plenitud. Hubo intereses con inflación cero (0), absolutamente usurarios, y muchas Pymes, emprendedores y simples ciudadanos tuvieron que desaparecer como víctimas de este accionar.

Pero en ese ayer nos encontramos con una Justicia atenta, que a través de sus magistrados -a veces víctimas también con sus tarjetas de crédito- pudieron palpar y comprender la realidad que se estaba viviendo, y fueron dictando uno tras otro fallos que fueron poniéndoles límites a los abusos de los bancos, y el pueblo sintió que no estaba solo, que la Justicia en materia civil y comercial existía.

Sin embargo, la lucha por la justicia no es fácil. El poder financiero estaba y está en movimiento y opera de forma permanente, y así lograron introducir nuevas normas (ante la despreocupación e ignorancia de los legisladores, siempre ocupados en otras cosas) en el viejo Código Comercial de Acevedo, principalmente en las diferentes modalidades de las operaciones bancarias, cuenta ahorro, cuenta corriente, plazos, tarjetas de crédito, etcétera, y en el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, aceptando todo lo que los centros financieros proponían.

Sin embargo, no pudieron con nuestros jueces y abandonando decididamente la autonomía de las voluntades pusieron las cosas en orden y tomaron para sus decisiones el valor de las cosas públicas, como cuando están en juego principalmente la moral, la costumbre y el orden público.

Eso fue ayer; aquellos jueces, con sentido común y conocimiento del Derecho, en su mayoría ya no están, algunos en minoría, otros jubilados, y llegaron los remplazos y el poder financiero operando, algunos fueron abogados de instituciones financieras, y retornaron al principio de la autonomía de la voluntad y dieron por tierra con los fallos plenarios anteriores que fueron la imagen no solo entre nosotros, sino en casi toda la República, salvo la capital donde el poder opera en forma directa.

Salvo grupos concentrados muy pequeños, el país está endeudado, lo están con los créditos hipotecarios en sus diversas formas, en los planes de ahorro para automotores, en las tarjetas de crédito y débito, en las financiaciones por los pagos mínimos; en fin, por todo lo que pasa por su intermediación, de tal manera que, en forma directa algunas veces y otras en forma indirecta, operamos para el poder financiero. Todo pasa por los bancos, todos los sistemas y controles a partir de los bancos, el que no opera con los bancos es un indigente financiero.

Si cada ciudadano tuviera la paciencia e hiciera una simple suma de todos los cargos que quedan en poder de los bancos, se darían cuenta que tienen -como decía mi padre- un socio bobo pero despierto, que cobra todo sin brindar casi nada y que trae como lógica consecuencia que los únicos negocios rentables en nuestro país son las instituciones financieras.

Veremos cómo llegan estos nuevos aires y seguiremos insistiendo como lo hicimos ayer frente a estos nuevos atropellos. Y digo nuevos porque ahora lo hacen bajo el amparo de normas dictadas que todo lo permiten, tratando de convencer a los nuevos magistrados de que la lucha es muy desigual, entre la necesidad del pueblo y la voracidad de quienes disponen del capital para ejercer la dominación y saciar mediante la usura sus ganancias espurias.

 

 (*) Abogado villamariense radicado en Mar del Plata 

 

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