Hoy recorre nuestro país el fantasma de la hiperinflación

martes, 23 de abril de 2019 · 00:00
Cartas - Opiniones - Debates Un fantasma recorre nuestro país: el fantasma de la hiperinflación. El pasado lunes, el INDEC dio a conocer el Indice de Precios al Consumidor (IPC) correspondiente a marzo del presente año. Lamentablemente el índice reflejó 4,7% de inflación mensual, 11,8% en los primeros tres meses del año y 54,7% de inflación interanual (en los últimos 12 meses). Atienda el lector que el dato es tan trágico como histórico: constituye la inflación más alta desde enero de 1992 (76% interanual en aquel momento) cuando salíamos de lo que fue la última hiperinflación que azotó a nuestro país desde el año 1989 hasta 1992. “¿Qué es la hiperinflación?”, se preguntará el lector. Entre los especialistas, la definición con mayor consenso es la del economista estadounidense Phillip Cagan (“La dinámica monetaria de la inflación”, 1956), la cual plantea que una economía entra en hiperinflación cuando su IPC marca una inflación superior al 50% mensual. No obstante, debo aclarar que al superar el 100% de inflación acumulada en los últimos 3 años, la economía argentina en términos técnicos-contables ya entró en hiperinflación según las Normas Internacionales de Información Financiera (véase Norma Internacional de Contabilidad Nº 29, Informes financieros en economías hiperinflacionarias, año 1990). Tomando la definición clásica de Cagan, consiguientemente el lector se preguntará qué me hace pensar que la inflación argentina puede escalar este año desde el 4,7% mensual en marzo al 50% mensual. El lector también pensará que es imposible semejante salto inflacionario en un lapso tan corto de tiempo. A esto último sencillamente contestaré que dicha escalada ya ocurrió en nuestro país cuando la inflación pasó del 9,6% mensual en febrero de 1989 al 78,4% mensual en mayo de ese mismo año. ¿Qué me hace pensar, entonces, en la posibilidad de que la inflación pueda superar el 50% mensual a mediados de este año 2019? Son varias las causas y síntomas, todos ellos coincidentes con la crisis hiperinflacionaria 1989-1992. Las principales tres causas son:  
  1. Fuga de capitales récord: desde 2016, es decir, desde que comenzó la administración Macri-Cambiemos egresaron del país unos 97.274 millones de dólares. Nuestro país se desangra de riqueza. Macri abrió la herida cuando al inicio de su gobierno liberó el tipo de cambio y desregularizó el movimiento de capitales (apertura cambiaria-financiera).
 
  1. Endeudamiento irresponsable e insustentable: desde 2016 Mauricio Macri emitió deuda por 187.706 millones de dólares. El total de deuda pública alcanzó los 332.192 millones de dólares y el 86,2% del PBI. En 2016 el pago de intereses sumó 11.989 millones de dólares, en 2017 otros 8.479 millones, en 2018 otros 9.282 y en el primer bimestre de 2019 1.682 millones de dólares, lo que suma 31.432 millones el total en dólares que se va en pagos de intereses de deuda.
 
  1. Pérdida notable de valor del peso argentino: nuestra moneda se devaluó en un año en un 52,27% frente al dólar. Fue la moneda emergente que más se devaluó en el mundo. El precio del dólar en pesos (tipo de cambio) subió un 109,83% (el dólar mayorista en un año pasó de $20,12 a $42,32). ¿Por qué sube el dólar? Simple; porque nuestro país se está quedando sin dólares (escasez por fuga de divisas), y como todo producto que es demandado y cada vez más escaso, su precio tiende subir.
  Síntomas Los síntomas de que podríamos entrar hiperinflación son claros y evidentes, algunos de los cuales podemos enumerar:
  1. Escasez de algunos productos y/o subas pronunciadas: está comenzando a ocurrir con la carne, el pollo, el tomate y la leche, por ejemplo.
  2. Remarcación de precios en lapsos de tiempo cada vez más cortos.
  3. Pérdida de referencia de los precios por parte del consumidor: no se logra dilucidar si se está comprando un producto a un precio conveniente o no.
  4. Imposibilidad de acuerdos salariales al largo plazo: se acuerdan cada 3 meses o directamente se ajustan por inflación (cláusula gatillo).
  5. Descontrol de las tasas de interés: actualmente la Tasa de Política Monetaria (tasa de interés referencial) se encuentra en 66,85%, siendo la más alta del mundo.
  6. Caída de la demanda monetaria: no se demandan pesos, y algo que no se demanda pierde valor frente a otros productos.
  7. Aumento en la velocidad de circulación monetaria: lo mismo; nos deshacemos rápidamente del dinero. El M1 (billetes y monedas más depósitos en cuenta corriente) rotaba hace un año a una velocidad de 17 días. En febrero de este año, el M1 ya rotaba a una velocidad de 11 días.
  8. Inestabilidad cambiaria: toda hiperinflación es precedida por un fuerte salto en el tipo de cambio, el cual podría ocurrir en los siguientes meses por tensiones económicas, financieras, políticas y geopolíticas.
Que todo esto pueda desembocar en un escenario hiperinflacionario es algo que no se puede aseverar con seguridad. Lo que sí podemos (y debemos) afirmar es que las condiciones están dadas y la inflación se está acelerando a un ritmo que da miedo. De darse una hiperinflación, será una catástrofe social y económica sin precedentes con consecuencias que nos marcarán para siempre como país. Da escalofríos pensar qué ocurriría con una inflación cercana al 50% mensual, si ya con una inflación del 4,7% mensual se hace imposible para las mayorías llegar a fin de mes.   Ernesto Bertoglio Secretario de Formación Política de La Cámpora - Villa María. 36.793.900

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