"Detrás de toda gran fortuna hay un crimen"

Vicentin puede tomarse como un caso ejemplar de “una gran empresa argentina”. Hay una frase atribuida a Balzac: “Detrás de toda gran fortuna hay un crimen”.

En realidad fue dicha por uno de los padres de la Iglesia, San Juan Crisóstomo, quien también dijo que "en el mundo existe la esclavitud del rico, pues el rico está al servicio de la tiranía de su riqueza, que siempre es poca”.

Vemos que si bien todos entendemos que en la indigencia o la miseria difícilmente se puede ser feliz, lo mejor para el hombre es poseer lo justo y necesario para vivir dignamente, algo parecido a la idea del “buen vivir” de nuestros pueblos andinos.

¿Qué puede impulsar a los dueños de una empresa como Vicentin, integrante de la reducida elite de exportadoras del complejo sojero-aceitero que factura miles de millones de dólares con cada cosecha, a usar su poder para saquear los recursos del Banco Nación?  Una de las pocas herramientas financieras que dispone el Gobierno para orientar el crédito.

El comportamiento de este sector del empresariado evidencia su monoteísmo: solamente adoran al Dios dinero, y por eso no dudan en cometer todo tipo de delitos y atropellos a los trabajadores, o al pueblo argentino en general.

La decisión de intervenir y luego expropiar a estos delincuentes es justa; bueno sería que además la Justicia investigue y sancione de forma ejemplarizadora.

Daniel Vaschetto,
filósofo villamariense radicado en Santa Fe,
catedrático