Opinión

El sello progresista de Sobral en la educación

Debemos rescatar el genuino pensamiento de liberales progresistas, con profunda sensibilidad social que nada tiene que ver con las corrientes neoliberales, empresariales y economicistas, que solo persiguen el lucro para sus intereses
sábado, 15 de agosto de 2020 · 09:51

Escribe Moisés Meik

Abogado laboralista

Antonio Sobral significó un claro ejemplo de liberalismo progresista, luchador por las libertades públicas y sensibles a las necesidades de los sectores más vulnerables socialmente.

Fue un estadista en el plano de la educación inclusiva. Supo concretar una conducción autónoma del Estado, pero obligando a éste a colaborar económicamente con esa estrategia brillante. Cuando tras la segunda posguerra los hijos de obreros accedían a la educación terciaria, Sobral les posibilitó ese logro en la Escuela Secundaria Bernardino Rivadavia.

Eran hijos de obreros peronistas en su mayoría, que cursaban esa enorme experiencia de inclusión social. Por eso, cuando en 1952 fue despojado de ese centro educativo por la derecha excluyente y reaccionaria, esos alumnos sufrían el dolor del despojo.

Cuando en vísperas de las elecciones de 1958 Sobral y su equipo recuperaron ese centro educativo y fue acompañado por seres de la misma orientación liberal inclusiva, como Emilia Repetto, Sofía Brochero y Margarita González, entre otros, Sobral, que fue designado director del Diario Orientación de Córdoba, no vaciló en defender a los trabajadores perseguidos -en su mayoría peronistas- en ese período de la resistencia, antecedente del Cordobazo del 69.

Su diario fue ocupado por fuerzas represivas y detuvieron al subdirector y yerno de Sobral, Roberto Bixio.

Juristas como Gustavo Roca y Lucio Garzón Maceda, asumieron la defensa de los reprimidos, con jerarquía técnica legal y sensibilidad democrática. Después, Garzón Maceda debió partir a un duro exilio en Francia.

Por todo esto que se narra se debe reivindicar el genuino liberalismo progresista en lo social, que se desarrolla en distintos lugares del planeta.

Desde Weimar en 1919, Alemania, en la Constitución Nacional de 1931 de España, en seres como Miguel de Unamuno, que debió exiliarse en el período franquista, siguiendo su lucha en el exilio.

El jurista argentino Julio Maier, fallecido este año, es un claro ejemplo de liberal progresista. Son los que sostienen que  la máxima utopía es  la emancipación de los trabajadores, pero que lo que no se puede dilatar es la acción progresiva en el “mientras tanto” de cada día, como lo expresara el jurista uruguayo Sarthou.

Sobral sigue la trayectoria de otro liberal exiliado de España, Ramiro Suárez, que inició el proceso educativo en Villa María y que se coronó con la sólida formación de Sobral.

Por lo demás, cuántos políticos de ideas avanzadas dedicaron todas sus energías a ese “mientras tanto” del avance social de los derechos, como ampliación de lo posible, democrática y no violenta, rehusarse a las regresiones y pugnar día a día por el mejoramiento desde una sensibilidad existencial donde la humanidad es el precedente  creador de otra humanidad superadora, progresiva.

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