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Crítica sobre una publicación

domingo, 6 de septiembre de 2020 · 09:28

El tratamiento que se ha hecho en El Diario sobre la presunta “bandita” de los chicos me produjo intranquilidad. ¿Por qué “bandita”, en diminutivo? He visto en ese diario, y en otros, en delitos menores, hablar de “peligrosas bandas delictivas”, a pesar de que, como en este caso, se trataba de jóvenes sin antecedentes.

Esta forma de la nominación no es más que una, entre las numerosas estrategias discursivas de mitigación o minimización de lo ocurrido, de exculpación, de trivialización de la responsabilidad de los actores frente a un presunto delito, lo que visualiza el tratamiento diferencial en la construcción del joven delincuente.

En este caso, El Diario insiste en que se trata de jóvenes de buena familia, “sin antecedentes”, de “padres conocidos en la ciudad, trabajadores”, “de buen pasar económico”, “que estudiaron en el Rivadavia”. ¿A qué viene la insistencia en la honorabilidad de sus padres?  ¿Es que en Argentina la justicia es estamental, como en la época colonial?

Se coloca en el copete, esto es, segmento que sintetiza la noticia, que lleva letra más visible y organiza la lectura, que “no tienen antecedentes penales y la mayoría no cuenta con necesidades económicas”. Todos enunciados que en la argumentación se orientan a que el lector considere este hecho casi como un juego de niños.

Se trata de estrategias discursivas orientadas a producir la adhesión del oyente a la tesis que está defendiendo el periódico: si no la inocencia, sí la atenuación de la culpabilidad de los jóvenes. La comparación que realiza el fiscal René Bossio con una serie de Netflix trivializa el hecho y también orienta la interpretación: no olvidemos que la serie Casa de Papel produjo una relevante identificación positiva con los delincuentes.

Más allá de todo interés punitivista (me encuentro en las antípodas de ello), y confiando en lo que se resuelva en los lugares de la Justicia, estas estrategias de mitigación en la narración de lo ocurrido, ameritan este llamado que hago al diario -con esta carta de lectora-, a la igualdad en el tratamiento de la noticia. Hablo desde el lugar de quien ha visto numerosos jóvenes, e incluso niños, recluidos por la fuerza de la ley, que no tuvieron un fiscal o un medio de comunicación que los exculpe.

¿Cuántos niños y jóvenes por casos semejantes -o menores- son condenados de antemano, están recluidos en instituciones de encierro durante años, no tienen el mismo tratamiento ni mediático ni social (ni de la Justicia)? Hay una suerte de distribución social de los ciudadanos que afecta directamente a las posibilidades de acceso a los derechos de unos y otros. Por esto, nuestras cárceles están habitadas por jóvenes, pobres, de piel oscura, condenados sociales, de los que solo se desea que se “pudran” en la cárcel.

Beatriz Bixio
DNI 12.489.086

 

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