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UNVM: memoria y gestión colectiva

A través de una carta de lectores enviada a nuestra Redacción, Alberto Yáñez respondió a la nota firmada por Verónica Navarro y Juan Pablo Inglese, publicada el pasado 30 de abril

Mientras más aportes se hagan al gran logro de 1995, la creación por ley del Congreso de la Nación de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM), más y mejor será para la ciudad.

He leído la respuesta de Verónica Navarro Alegre y Juan Pablo Inglese a mi nota del 26 del mes pasado. Creo que es respetuoso dirigirse a mi persona por nombre y apellido, por eso considero oportuno que se me tenga en cuenta como ciudadano, vecino, de esa manera.

El haber colaborado en la función pública junto al intendente Miguel Veglia en su tercer mandato, circunstancia de enorme honor personal, por la honestidad, transparencia y ser humano íntegro que fue en vida Miguel, le permitió y me permite seguir caminando las calles y barrios de Villa María cumpliendo con una vocación social: seguir sirviendo con una formación humanística de ciencia y conciencia. 

Para mí vale el ser humano, no hago distinción entre mujeres y varones, son todas personas y merecen lo mejor. Estar obligado con los desposeídos de derechos esenciales: salud, educación, trabajo, bienestar, me preocupa. Siempre quise igualar para arriba. La mayor parte de mi actividad y trabajo fueron privados, pero también me hice tiempo para lo comunitario.

Mi actuación en favor de la UNVM fue por ser el cuarto y último presidente (1993-96) de la Fundación de Apoyo a la Universidad de Córdoba (Faucor), para el dictado del ciclo básico de Ciencias Económicas en Villa María, desde que se constituyó en 1989. Como en veces anteriores o posteriores, auditar y colaborar ad honorem fue la finalidad.

La posta de la carrera de Contador, licenciado en Economía y Administración de Empresas continuó en 1997 en la UNVM, con la importantísima matrícula transferida del 47% de alumnos a primer año y cursillo de ingreso dictado por el contador Mario Tamagno. 

Expuesto el párrafo anterior, para dar certeza y exactitud a mi escrito anterior en El Diario, el día 26, afirmé: era Veglia quien tenía el poder político de la ciudad, por y con mandato electoral en 1993. Lo mismo sucedía entonces con los gobernadores de Buenos Aires y Córdoba: Eduardo Alberto Duhaldde y Eduardo César Angeloz. 

Mi interrogante siempre fue qué hubiera sucedido ante una negativa de Miguel de apoyar el pedido de aprobación de una ordenanza de la oposición que respaldara el proyecto de creación de una universidad pública en Villa María. La duda me recuerda el proceder de quienes fueron y son oposición a ideas y proyectos superadores. Su grandeza, su sabiduría, su visión de estadista, miraron el más allá…

 

Informe y propuesta

El diputado nacional Miguel Humberto D’Alessandro, quien conocía muy bien el Decreto 2330/1993 del Poder Ejecutivo Nacional para crear nuevas universidades, especialmente privadas, porque era la impronta del presidente Carlos Saúl Menem y su ministro, Domingo Cavallo, se comunica con el concejal Eduardo Accastello y expone la posibilidad de presentar un proyecto en la Cámara dde Diputados, para crear una universidad nacional en Villa María o San Francisco.

El diputado sabía, con claridad y precisión, que con la aprobación de una ley específica sortearía el escollo de las iniciativas privatistas. A continuación, acuerdan elaborar una propuesta con los antecedentes educativos, sociales y económicos de Villa María y región, para poder fundamentar la necesidad de una nueva casa de altos estudios pública en nuestra ciudad.

El camino transitado no fue simple durante un año y medio. Se escucharon, al principio, algunas voces importantes, de peso político, que no estaban de acuerdo con la idea y proyecto. La fuerza, dedicación y trabajo mancomunado de los actores políticos locales: ejecutivo y concejales, sumando a las instituciones y fuerzas vivas de la ciudad, lograron vencer obstáculos y barreras hasta que se sancionó la Ley 24.484, en abril de 1995.

 

Recorte involuntario

Los sueños y tareas específicas de Accastello por aquellos años (1993-95) no los pude conocer, por la sencilla razón de que no formaba parte de su círculo político íntimo. Ese aporte quedó y queda en vuestras manos. Vuestros relatos son importantes, porque ayudan a la memoria colectiva, por lo que han escuchado y leído, sin participación activa por esos años.

En cambio, lo que escribí días atrás es lo que me tocó vivir y participar en primera persona. También aguantar y sufrir. Es parte de la sal de la vida. En las reuniones de la Comisión Pro- Universidad, a las que asistí con intervalos, muy pocas veces me encontré con Eduardo. En las reuniones generales escuchaba mucho a los docentes y pedagogos. Mis experiencias cotidianas al frente de la Faucor me permitieron promover la creación de una fundación, para proveer y fortalecer el presupuesto de la posible nueva universidad. La redacción del primer Estatuto contó con mi amplio apoyo. Era necesario contar y anticiparse, con herramientas jurídicas y legales, por si se necesitaban en alguna oportunidad.

También me sirvió para afirmar, poco tiempo después, un pensamiento y posición final, que mantengo en la actualidad: la educación pública no es gratuita, sino que es no arancelada, y que debe, por lo tanto, dar igualdad de oportunidades a todos los estudiantes. Fomentar el aprendizaje y desarrollo de los todos los habitantes de nuestro país es central, y las universidades, con clases teóricas, prácticas y de investigación, hacen posible cumplir dichos objetivos.

 

El rector Domínguez

Pocos días antes de terminar su tercer mandato como rector, el contador Carlos Domínguez, en su último evento oficial, firmó el decreto de aceptación de donación de mi colección bibliográfica privada, que constaba de muchos libros de consulta y estudio de mi carrera y una hemeroteca especial de diarios y revistas.

Previo a ese acto mantuvimos conversaciones personales, y me contó, en un tono confidencial: “La comunidad de Villa María logró, según mi opinión, la sanción de la ley de creación de nuestra Universidad por un acuerdo político entre los bloques de diputados del justicialismo y el radicalismo, y se logró porque a cambio de eso se crearon para el conurbano bonaerense las universidades de Tres de Febrero y de Lanús, de manera tal que estas dos eran una conquista del justicialismo, y la de Villa María, si bien fue impulsada inicialmente por legisladores del justicialismo y el por entonces concejal Accastello, luego fue apoyada por varios del radicalismo, y el hecho de que el intendente de Villa María pertenecía a esa fuerza, ello significaba un logro destinado hacia ese partido, circunstancia que pude verificar en oportunidad de la visita a nuestra universidad, muchos años después de su puesta en marcha, de un legislador  que expresó que la UNVM era una conquista del radicalismo”.

En la biblioteca Ricardo Podestá se encuentra custodiada mi donación. El licenciado Podestá, a pesar de su inclinación partidaria, siempre fue muy respetado por Veglia. En distintas oportunidades dialogaron sobre Villa María y su plan estratégico, tanto cuando era secretario de Horacio Cabezas, como cuando fue intendente. Fui partícipe del ofrecimiento de Miguel a Ricardo del área de Planeamiento en el año 1987, apenas triunfado en las elecciones de su primer mandato. Podestá agradeció y se excusó por cuestiones personales y laborales. Era docente y administrativo en el colegio Trinitario.

 

Sesgo

En el escrito, Verónica y Juan Pablo, evalúan mi opinión como “recorte limitado -sesgado- de aquella gesta colectiva”. El sesgo es un peso desproporcionado a favor o en contra de una cosa, persona o grupo en comparación con otra, generalmente de una manera que se considera injusta. No alcanzo a comprender dónde está la injusticia a persona o grupo. Tal vez alguna precisión de parte de ustedes sirva al lector de este matutino para comprenderlo.

Miguel Veglia fue un gran intendente. Contó solamente con los recursos impositivos de sus vecinos, dejó obras, se preocupó por la educación y las escuelas, respondió e hizo responder los pedidos de informes de la oposición, incrementó el patrimonio municipal, denunció a la Justicia a empleados de planta infieles, defendió el río y sus costas, aceptó y acompañó propuestas superadoras para la ciudad y región, elaboró y desarrolló un plan estratégico, que todavía está vigente con muchas modificaciones y mejoras; llamó a elecciones de convencionales constituyentes para dictar la primera Carta Orgánica Municipal. Hasta soportó, con altura, la iniciativa de un posible juicio político.

No escuche todavía un pedido de perdón público por esa actitud, asumida por dirigentes políticos del momento.

 

Alberto Yáñez

DNI 6.650.375

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