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“La peor sequía en años, y estamos al borde de inundarnos”

Así es el título de la nota de opinión enviada por el concejal Luis Caronni a nuestra Redacción, en la que responsabiliza a las gestiones local y provincial de “pensar en negocios inmobiliarios y turísticos antes que en la gente”
martes, 11 de abril de 2023 · 08:30

Tras meses de una sequía atroz volvió a llover en nuestra provincia y, para sorpresa de la ciudadanía, ya tenemos el agua tocándonos la puerta; me refiero a nuestro querido río Ctalamochita y sus recientes desbordes, que derivaron en calles cortadas, espacios públicos anegados, y revivieron los fantasmas de aquella traumática inundación de 2014 que afectó a miles de villamarienses, no solo en lo material, sino también en su ánimo y su salud.

¿Cómo es posible que tras meses de sequía nos inundemos con tanta facilidad? La respuesta está en gestiones que piensan en los negocios inmobiliarios y turísticos antes que en la vida y las pertenencias de quienes vivimos, literalmente, a merced del clima.

En ambos casos, llevan 24 años en el poder: por un lado, el oficialismo provincial, que permite que el dique Piedras Moras (Almafuerte) se encuentre permanentemente al tope de su capacidad para la utilización turística de su lago, desnaturalizando así su función, que es la de regular el caudal de nuestro río y evitar inundaciones en la cuenca del Ctalamochita.

A nivel local, 24 años del mismo signo político que permitió construir en espacios demasiado cercanos al río y puso por delante el negocio inmobiliario, además de no reclamar al Gobierno provincial, de su mismo signo político, por la correcta utilización del mencionado embalse.

La frutilla del postre es el edificio Amalfi, ubicado en terrenos donde el agua daba a la rodilla a una persona adulta en la mencionada inundación de  año 2014.

Todos los requisitos y parámetros que le son impuestos a los arquitectos de nuestra ciudad día a día, aun para construir una sencilla vivienda, fueron sorteados e ignorados sin ninguna consecuencia en la construcción de este edificio (Amalfi), desde violar el Código de Edificación y afectar la naturaleza residencial del barrio Palermo, hasta avanzar en la construcción sin presentar estudios de impacto ambiental, ni factibilidad de servicios públicos.

Era esperable de un emprendimiento que empezó con un juicio de usucapión que permitió que privados se adueñaran de un terreno que debía ser un espacio verde para el barrio y, además, imposibilitó el trazado de una calle, anexionando dos terrenos. Al día de hoy, el expediente de esa usucapión se encuentra “perdido”.

Quizás lo más grave haya sido edificar sobre terreno inundable, ignorando la línea de ribera determinada por la Administración Provincial de Recursos Hídricos; las consecuencias ya son palpables y sus cocheras se encuentran inundadas ante esta crecida, que es leve en comparación con otras anteriores.

Los villamarienses, y sobre todo aquellos que habitan los barrios costeros, están a merced del clima y de malas gestiones que confunden progreso con privilegio y le dan mayor importancia a los negocios que a las personas.

Luis Caronni - UCR

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