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Milei elige dormir con el enemigo
Escrfibe Luciano Chialvo (Foggter)
LICENCIADO EN SOCIOLOGÍA
Milei elige dormir con el enemigo, al igual que Galtieri.
El proyecto presidencial no oculta su subordinación al realizar una conferencia repentina a la 01 AM para recibir a la jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, L. Richardson, para fortalecer su batalla cultural, en el marco de volver a confiar en los Estados Unidos para recuperar las Islas Malvinas como lo hizo L. Galtieri en 1982.
De esta manera, se transparenta la débil construcción de poder hegemónico, la incertidumbre económica y el urgente reordenamiento electoral en distritos claves como Córdoba y CABA, con el objetivo de neutralizar atomizaciones libertarias y hacer frente a insumos que se agotan, como el apoyo de la opinión pública y la victimización como operación comunicacional. Pero en especial las convivencias contradictorias colaborativas por parte de las facciones ideológicas con impacto en sus universos sociopolíticos, en donde continuamente aparece la provocación sistemática similar a la retórica galtierista: “Si quieren venir que vengan, le presentaremos batalla”.
Entre ellas, aparece el universo estratégico que le brindó impulso en los últimos meses tras el empuje en el balotaje durante noviembre 2023. Es el universo multi-macrista que se encuentra con movimientos geológicos en sus facciones de poder, en donde aparece el primer filtro, en mayo, mediante la nueva conformación de autoridades partidarias del PRO. Este universo planeaba su nueva síntesis inmediata la metodología de un J. Milei condicionable por las lógicas del kirchnerismo electoral y cultural para contrarrestar su polo de poder sociopolítico, convirtiéndose en el paragua de rescate y resiliencia.
Pero se encuentra con un problema socioelectoral, ya que la dirección política del gobierno busca consolidarse como identidad sociopolítica con impacto electoral con sus sedes en la inteligencia militar y juego económico con los sectores concentrados. Esta no solo aprovecha la falta de previsibilidad en la conducción de Juntos por el Cambio (JxC) ante la ausencia de liderazgo concreto de M. Macri, sino que se apropia de la tropa dirigencial y base electoral que llevó a una fórmula del PRO ganadora en el 2015.
Por el lado del universo pluriperonismo, no encuentra la praxis orgánica para la transición a una nueva estructura de gobierno de alternativa hegemónica, minimizando la importancia de la generala, presentándose con traje de combate en una zona estratégica de la geopolítica. De igual modo, el peronismo, en sus múltiples facciones, nunca tuvo de forma temprana su síntesis -operó siempre desde el factor sorpresa- pero tampoco invisibiliza su disputa de poder. A cinco meses de la salida del expresidente A. Fernández, son evidentes las señales de las posturas deductivas, lejos de ser las características sustanciales de poder del movimiento social más grande del país. Pero es aquí donde gravita el trabajo fino que realiza la estrategia libertaria, en la recolonización de un marco analítico que esté vinculado a la creación de las estructuras objetivas de la realidad en vez de aglutinar las demandas populares de los sectores sociales.
Y que las facciones dominantes de este universo (peronistas pragmáticos, cristinistas, institucional y vanguardistas) caigan en la fantasía objetivista de que existe superheroísmo en vez de nuevas coordenadas. En efecto, imposible ordenar innovadoras alianzas de clases (sectores socioeconómicos medios empobrecidos y sectores populares conservadores). Junto a esto, provocando el ingreso de nuevas generaciones que perforen el techo de la imputabilidad ideológica e indemnicen el nuevo proceso histórico para retroalimentar nuevos circuitos electorales y territoriales de cara al centenario movimientista.
Vale destacar que ambos universos dominantes son conscientes de las imprecisiones de la estrategia presidencialista, pero no quieren ser funcionales en el deterioro del presidente, ya que puede asumir alguno de los polos de poder opuesto. O bien, que desembarque en las manos de un interlocutor molesto como las facciones hiperpragmáticas encabezadas por M.A. Pichetto y F. Randazzo.
En fin, el ajedrez político está puramente fraccionado con un presidente que construye leyenda, mito y relato en condiciones similares al discurso malvinero de L. Galtieri; superautoestima, sin márgenes de negociación, imprevisibilidad e improvisación y falso triunfalismo comunicacional del gobierno. Pero de igual manera hace historia social a través del “factor extremización” de las relaciones ideológicas al estilo de pre-militarizar la política doméstica y militarizar la política exterior para dejar evidencia de una nueva etapa, pero con las mismas recetas y distintos ropajes.
Nota: la carta fue enviada a la Redacción la semana pasada.