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Design thinking: para emprender con innovación

Es una herramienta que no solo permite generar emprendimientos más innovadores que apelan a la creatividad, sino que facilitan la gestión de los recursos para minimizar los riesgos

Escribe: Lic. Karina Costabello (*) / Especial para El Diario

Esta metodología, creada por la Universidad de Stanford, es la mejor herramienta para fomentar la innovación empresarial. Todo emprendimiento supone un riesgo económico, incluso cuando se realiza una inversión menor o se cuenta con pocos recursos. La metodología design thinking no solo permite generar emprendimientos más innovadores que apelan a la creatividad, sino que facilitan la gestión de dichos recursos para minimizar los riesgos. Los equipos de trabajo de las compañías más creativas del mundo cumplen con una serie de etapas para llegar a la mejor solución frente a los problemas que les presentan usuarios y clientes. Las empresas de hoy buscan la innovación constante. Saben que en estos tiempos de transformación digital, alta competitividad y demandas de los usuarios o clientes el negocio depende de ese camino. Por eso, tanto en el mundo más avanzando como en la Argentina, va ganando terreno una metodología de trabajo que apunta a crear equipos ágiles, creativos e innovadores.

 

¿Que es design thinking?

Design thinking es el anglicismo con el que se conoce a una herramienta que utilizan las empresas para fomentar la innovación de manera exitosa. También conocida como pensamiento de diseño, cuyo objetivo es utilizar las formas y herramientas de los diseñadores para innovar en otros ámbitos. Es la técnica de los diseñadores para resolver problemas con soluciones originales que satisfagan las necesidades de tus clientes ayudándote a colocar los esfuerzos justos en los lugares indicados. Usa la sensibilidad y métodos de los diseñadores para combinar la empatía, la creatividad y la racionalidad para satisfacer las necesidades del cliente y el éxito de la empresa, así como en una gran oportunidad para el mercado. Es una estrategia que ayuda a aprovechar tu creatividad para generar ideas y luego transformarlas en proyectos de innovación. Esta herramienta logra que el empresario y emprendedor aprendan mientras crean para encontrar soluciones que sean útiles y eficientes para sus clientes.

¿Quiénes lo utilizan?

Su aplicación está permitiendo que numerosas corporaciones mejoren sus resultados, amplíen su cartera de clientes y consoliden su marca. Empresas como Apple, Google o Zara lo utilizan. Al ser un gran generador de innovación, se puede aplicar a cualquier campo. Desde el desarrollo de productos o servicios hasta la mejora de procesos o la definición de modelos de negocio.

 

Ventajas de aplicar el design thinking en un emprendimiento

Este método innovador puede utilizarse para obtener un enfoque distinto en la resolución de problemas, aun cuando el negocio está en pañales y la idea no termina de definirse. Su principal ventaja es que te orienta hacia el cliente, asegurándote de cubrir sus necesidades a través del conocimiento: tu idea llegará a buen puerto porque se amoldará perfectamente al usuario o potencial cliente.   Tendrás la certeza de que tu propuesta interesará al cliente porque lo estudiaste de cerca primero, o que realmente calmará la inquietud que surgió a raíz de un producto o servicio ofrecido. El resultado tendrá un valor agregado que lo diferenciará de la competencia ya que se engendró en la propia opinión de quien utilizará dicho producto o servicio. Además, reducirás los riesgos económicos porque neutralizarás la mayor parte de las dudas que surgen cuando iniciás un negocio y te impulsará a continuar con el desarrollo del proyecto para alcanzar la siguiente fase.

El design thinking pone al usuario en el centro de la investigación. El es quien aporta insight, la fuente de información que indica cuáles son sus necesidades reales y lo que estaría dispuesto a consumir.

 

Cómo funciona y cómo implementar el design thinking en un emprendimiento

Lo primero es que para generar ideas hay que trabajar en equipo y cuanto más variado sea el perfil de sus integrantes, mejor. Para guiar el proceso se recomienda la presencia de una persona que conozca la metodología. En cuanto a los espacios de trabajo, son preferibles los lugares luminosos, con las paredes libres y que propicien la inspiración. En cuanto al material de trabajo necesitás rotuladores, lápices de colores, papel, notas adhesivas, cámara fotográfica o cualquier otro soporte válido para recoger las ideas e interacciones que van fluyendo. El design thinking se desarrolla siguiendo un proceso en el que se ponen en valor estas cinco características diferenciales: 

Paso 1: empatizar. En un entorno empresarial implica conocer a tu público, gestionando un sistema de sugerencias que fomente la cercanía para saber cuáles son las fallas o los aspectos menos logrados de tu producto o servicio. En el caso de que aún no te hayas lanzado al mercado y estés trabajando la gran idea, sumergite en la travesía de interactuar con tus potenciales clientes para saber cómo direccionar el negocio, qué se necesita.

Paso 2: definir. Una vez que recabaste la información pertinente sobre el usuario, es imprescindible que contextualices el problema para llegar a una solución. Identificar cuál es el punto débil de la cadena es el paso más importante, ya que permite enfrentarte a los estímulos reales de los clientes. Intentá centrarte en un usuario en concreto para delimitar los problemas, construyéndolo con las características más destacadas de tus clientes para configurar un “perfil ideal o prototípico”.

Paso 3: idear. Esta etapa debe guiarse por un brainstorming compartido entre tus compañeros de proyecto. Intentá capturar la esencia del problema en una propuesta que realmente dé la nota, evitando restringir las ideas que surgen incluso cuando a primera vista parecen absurdas. Es fundamental tener en cuenta todas las posibilidades y descartarlas en el propio proceso para quedarse con las ideas más viables.

Paso 4: prototipar. A partir del brainstorming se generan prototipos entendidos como planes de acción para desarrollar cada una de las ideas más convenientes conforme al problema. Trabajar una única idea te ayudará a profundizar en sus posibilidades, pero podés intentar con dos o tres opciones si deseas abrir el panorama. Se define desde los materiales empleados, hasta el equipo de trabajo y el espacio donde se resolverá.

Paso 5: evaluar. La evaluación estará a cargo de los propios clientes a través de la retroalimentación, analizando sus reacciones para discernir si el prototipo último requiere cambios. Los clientes o usuarios compararán tu producto o servicio con otros que conozcan para saber qué necesidades cubre u olvida tu prototipo. Las referencias siempre ayudan a establecer una idea más clara sobre lo que se espera, considerando volver al paso 3 (idear) cuando los cambios que debés efectuar son profundos.

Esta forma de trabajar no es simplemente una ayuda para cualquier empresa que quiera enfocar sus objetivos de una forma muy distinta a la que tradicionalmente se ha estado practicando, sino que sus ventajas van mucho más allá, para aprender creando acerca de las diferentes formas que puedan surgir para llegar al fondo de un problema (y su solución), te permite aprender sobre tus clientes, algo que es muy importante si querés que la relación con ellos sea totalmente satisfactoria.

 

(*) Comunicadora social publicitaria del Estudio Moon Comunicación, Marketing y Diseño

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