Juicio a puertas cerradas - Comparecieron por delitos contra la integridad sexual

Absolvieron a los dos y uno fue liberado

J. P. y B. J. T. fueron absueltos por el “beneficio de la duda”. El primero estaba detenido desde diciembre de 2022, mientras que el otro compareció en libertad. El juicio fue presidido por Edith Lezama
domingo, 10 de noviembre de 2024 · 09:17

Dos villamarienses de 30 y 32 años fueron absueltos por el “beneficio de la duda” respecto de una serie de delitos sexuales que se le atribuían, al cabo de un juicio que se desarrolló en la Cámara del Crimen de esta ciudad a lo largo de seis audiencias de debate desarrolladas durante los días 23, 24, 29 y 30 de octubre, y 4 y 6 de noviembre.

Uno de ellos, identificado por sus iniciales J. P., se encontraba detenido desde el 7 de diciembre de 2022 y fue excarcelado ni bien concluyó el juicio, mientras que el otro, B. J. T., compareció en libertad, estado que mantuvo como consecuencia del veredicto absolutorio.

El primero llegó al juicio acusado como presunto coautor de los delitos de “abuso sexual calificado por el vínculo y por la condición de guardador”; “abuso sexual gravemente ultrajante, agravado por el vínculo”, y “promoción a la corrupción de menores agravada”.

En tanto, T. estaba imputado como coautor de  “abuso sexual gravemente ultrajante” y “promoción a la corrupción de menores agravada”.

El proceso oral, realizado a puertas cerradas en el quinto piso de Tribunales, fue presidido por la camarista Edith Lezama y contó con la participación del fiscal Francisco Márquez, de la asesora letrada Ivana Castoldi (representó a la Querella), de los abogados bellvillenses Darío Baggini y Florencia Giuzio (codefensores de los dos acusados) y la secretaria Gabriela Sanz.

 

Datos personales

J. P. (30) nació en Villa María el 23 de diciembre de 1993, se domicilia en esta ciudad, tiene estudios secundarios completos, al momento de ser detenido era empleado de una fábrica de telgopor, admitió ser consumidor de drogas (marihuana) y no registra condenas anteriores.

Por su parte, B. J. T. (32) también es villamariense (6 de marzo de 1992), vive en esta ciudad, se gana la vida trabajando como plomero, no consume drogas ni posee antecedentes penales.

Cabe añadir que por la entidad de los graves delitos que se les atribuían a ambos y, sobre todo, para preservar la integridad de la víctima, que pertenece al entorno familiar de uno de ellos, se mantienen en reserva sus identidades y otros aspectos de la causa, de instancia privada.

Los hechos juzgados se habrían cometido en Villa María, en fechas que no fueron precisadas.­­­­

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