GENERAL CABRERA - Historias contadas a orillas de la ruta 158... en el cementerio

La estatua que se da vuelta...

l Después de la casa sobre la que llovían piedras en barrio Belgrano de Villa María, después del Pitufo de barrio La Floresta de Villa Nueva y de tantos otros hechos grabados por el imaginario regional, Gerardo “Tito” Bessone escribió en General Cabrera un capítulo más de estas atrapantes historias
viernes, 11 de junio de 2021 · 08:59

De los hechos que los vecinos de Villa María testimoniaron en las páginas de El Diario, tal vez el que mayor trascendencia tuvo fue el de la hamaca de barrio Las Playas, que tomaba impulso sola, aun cuando no soplaba siquiera una brisa. Las filmaciones llegaron a la prensa nacional.

Tal vez fueron las redes sociales las que trasladaron el “fenómeno paranormal” a los medios de todo el país. No existían esas vías de comunicación cuando en 1989 llovían piedras sobre una casa de barrio Belgrano, ubicada a mitad de camino entre el Parque Pereira y la Unidad Penitenciaria. Tampoco existía Facebook cuando una veintena de vecinos de La Floresta, de Villa Nueva, acompañaron a nuestro cronista hasta el punto exacto donde habían avistado a esa especie de duende al que bautizaron Pitufo. El Fantasma de barrio San Martín, tampoco “se hizo famoso”. Sí los fantasmas del Hospital Pasteur, “atrapado” por youtubers en noviembre de 2018...

Ahora, en la misma línea, desde General Cabrera nos llega un relato extraordinario de Gerardo “Tito” Bessone: la estatua que se da vuelta a la medianoche.

“Tal vez todo sea mentira pero... ¿usted no escuchó un ruido extraño detrás suyo?...”, pregunta.

Y dice en Región del Maní:

En mi trabajo de periodista he  recibido muchos mensajes contándonos diferentes versiones de historias sobre la estatua de mármol que está en el cementerio de la ciudad de General Cabrera en la Región del Maní. La mejor que hemos escuchado es esta ya que agrupa las demás versiones de un mismo tema.

Asado de los chicos de “la Promo” (por razones obvias vamos a omitir en que año sucedió y de cuál de los secundarios locales egresaban ese año los adolescentes y vamos a cambiar los nombres de los protagonistas).

Después de comer la carne a la parrilla  que había salido muy despareja en cuanto al punto de cocción empezó el momento de las historias y anécdotas de los años compartidos en la institución educativa hasta que alguien tiro la idea de visitar de noche el cementerio local. Unos se entusiasmaron con la idea, otros  dijeron que era una locura y la mayoría dijo que sí para cumplir con los demás pero el miedo les corría por la espalda.

Mientras unos saludaron y se fueron a sus hogares, una veintena de adolescentes enfilaron rumbo al cementerio entre bromas y risas. Apenas ingresaron caminaron por el pasillo principal, la parada obligada fue la estatua de la mujer acostada a la vera del carril central del camposanto. Los visitantes se sentaron en forma de semicírculo en el pasillo central, el más ancho del cementerio mirando a la mujer que parecía mirarlos ya que estaba de frente a los jóvenes y su espalda apuntaba hacia la ruta 158.

Alejandra, la más curiosa del grupo, leyó la placa y todos supieron que la sepultura era de Angelita Cima que había nacido en el año 1897 y fallecido con solo 37 años de vida.

Matías contó que su abuela decía que cuando la mujer era muy joven había muerto su enamorado y que como estaba sepultado en el mismo cementerio, se daba una vuelta cada noche para verlo venir. La teoría de Matías duró sólo unos minutos ya que Alejandra leyendo la placa le hizo saber que el esposo había muerto después que ella en el año 1956; a lo que Mariana, una experta en novelas de amor, agregó una nueva teoría: tal vez el amor de su vida y su esposo no serían la misma persona.

Andrés contó que su abuela le hacía tocar siempre la estatua para que comprobara que a pesar de que el mármol es el más frío de los materiales; la estatua de mármol siempre estaba caliente, como si esa estatua tuviera vida. Cuando estaban los jóvenes en el cementerio era pleno mes de julio y, efectivamente, cuando Javier abandonó el semicírculo de amigos para tocar el monumento, comprobó que en verdad estaba tibio.

La conversación giró en torno al origen de la obra de arte fúnebre. Cecilia dijo entonces que en su familia se comentaba que la mujer falleció después de darle la comida a sus niños pequeños y que quedó en esa posición ya que, suponiendo que eran sus últimos minutos, los seguía vigilando. Por lo tanto, habían mandado tallar la misma teniendo en cuenta la posición en la que falleció. Paula, en cambio, tenía otra teoría: es una estatua que representa el descanso final y que en varios cementerios del mundo está tallada de la misma manera. De ser verdad, esta versión dejaba por tierra la historia que contaba la familia de Cecilia.

Verónica contó la versión que ella había oído: “…yo escuché que le llaman la dormilona. Es una mujer que estaba enferma, que murió mientras dormía y su esposo mandó a hacer una estatua...”.

A medida que pasaban los minutos aparecían nuevas historias, un verdadero compendio de mitos urbanos, ya que cada familia de Cabrera por tradición oral contaba la versión propia de la mujer acostada del cementerio.

Un historiador que quisiera contar el origen de este lugar tan particular del cementerio seguramente se topa con el mismo problema de la diversidad que plantea la transmisión oral de la historia, cuyo único punto de coincidencia, en este caso, es que la mujer había dejado niños pequeños. Con un solo dato en común: la tumba es de Angelita Cima, parte de una familia ilustre de Cabrera.

Tal vez ustedes que leyeron el relato hasta aquí no repararon en un detalle del mismo… Por si no quedó claro, lo volvemos a escribir “…los visitantes se sentaron en forma de semicírculo en el pasillo central, el más ancho del cementerio mirando a la mujer que parecía mirarlos ya que les daba de frente a los jóvenes y su espalda apuntaba hacia la ruta 158…”. Si un grupo de jóvenes se sentara en semicírculo en el pasillo central del cementerio estaría viendo la espalda y no el rostro de la mujer… Para decirlo mejor, aquellos jóvenes que no se atreven a contar la historia en público, habrían visto la estatua dada vuelta…

¿Verdad o simplemente mito urbano de la ciudad?

Cada persona que pasa por el cementerio no resiste la tentación de pasar por allí como si la estatua tuviera magia propia; hasta recientemente una conocida modelo de Río Cuarto posó allí para una campaña.

 Tal vez todo sea mentira pero... ¿usted no escuchó un ruido extraño detrás suyo...?

11
2
44%
Satisfacción
3%
Esperanza
3%
Bronca
3%
Tristeza
14%
Incertidumbre
29%
Indiferencia

Comentarios