Día del Canillita - Juan Antonio y María Natalia Díaz, unidos por el oficio

Los Díaz más felices, juntos como canillitas

Son padre e hija y trabajando en equipo, como lo vienen haciendo hace más de 30 años, sostienen un clásico puesto de diarios y revistas en barrio Las Playas. “Hay que tener buen trato con la gente”, dijo él, mientras que ella destacó: “Hemos cosechado muy buenos clientes amigos”

Al llegar al barrio Las Playas por avenida Presidente Perón, una de las clásicas postales que caracteriza a ese sector de la ciudad de Villa María es el puesto de diarios y revistas que se encuentra instalado desde hace ya varios años en la intersección de la citada arteria con la calle Arturo M. Bas.

Allí, cada día Juan Antonio Díaz (JA), de unos más que vigentes 77 años, y su hija María Natalia (MN) desandan juntos su profesión de canillitas, así como lo vienen haciendo juntos desde hace más de tres décadas.

Fue por ello que, a modo de un pequeño homenaje por parte de este medio, El Diario decidió entrevistarlos para que ellos mismos relaten cómo fueron sus inicios, el cambio de la actividad con el paso de los años, los secretos de la profesión y otros aspectos que reflejaremos en la entrevista que transcribimos a continuación.

 

-¿Hace cuánto trabajan juntos como canillitas?

-JA: “Hace 33 años que desarrollamos juntos esta profesión, desde cuanto Natalia tenía tres años”.

-MN: “Actualmente yo tengo otro trabajo además de éste, pero este puesto de venta de diarios y revistas siempre fue la actividad principal de la familia”.

-¿Por qué eligió esta profesión hace más de tres décadas?

-JA: “Yo vivía en Buenos Aires y me vine para Villa María. Primero me dediqué a la pintura y cuando pude busqué algún trabajo fijo. En ese momento me instalé a vender diarios en la esquina de 9 de Julio y bulevar Sarmiento. Luego me instalé en el barrio Las Playas. Cuando comencé, vendía cinco diarios por día y hoy en día tengo mi propia garita, en la que vendo muchos diarios y también revistas”.

 

-¿Cómo fueron los comienzos?

-JA: “Al principio estaba instalado en el cantero central de la avenida, hasta que luego me permitieron poner la garita en la vereda, donde actualmente está funcionando”.

 

-¿Cómo fue cambiando la actividad con el paso de los años?

-MN: “Con la competencia que fue surgiendo a través de los años, hay que rebuscárselas porque los tiempos cambiaron bastante. Todo esto de la Internet y las suscripciones han hecho más complicada nuestra subsistencia, por lo que siempre tenemos que buscarle la vuelta para seguir adelante”.

JA: “Nuestra manera de hacerle frente a todo lo más moderno es con trabajo. Mi hija abre el puesto a las 5 de la mañana y luego yo la remplazo hasta el mediodía”.

 

-¿Qué secretos tiene esta profesión?

-JA: “Principalmente, tener un buen trato con la gente. Mercadería gracias a Dios no nos falta, porque tenemos dos distribuidores que nos entregan. Siempre trato de conquistar amigos, no clientes”.

 

-¿Cómo sostener las ventas en épocas en la que mucha gente lo está pasando mal económicamente?

-MN: “Sabemos que la situación está complicada y se nota bastante, pero prefiero que nuestros clientes nos digan cuando tienen algún problema para pagarnos y de alguna manera vamos a encontrarle la vuelta para que en algún momento puedan pagar. Igualmente tiene que haber comprensión desde ambos lados, el cliente tiene que comprender que para nosotros es complicado que nos queden debiendo, así como nosotros debemos comprender que no siempre un cliente podrá, por ejemplo, seguir con una colección de alguna revista. Tiene que haber un ida y vuelta en cuanto a comprensión. En tantos años de actividad, hemos cosechado muy buenos clientes amigos”.

 

-¿Es difícil tener que estar casi todos los días del año al servicio de la gente?

-JA: “A veces se hace difícil tener que estar casi todos los días del año trabajando, pero lo bueno es que hay trabajo y tenemos que seguir adelante, porque es una actividad que nos permite vivir dignamente”.

 

-¿Cómo es la relación con los colegas?

-MN: “Hay diferentes grupos, como sucede en toda actividad, pero nosotros tratamos de llevarnos bien con todos. A veces intercambiamos mercadería cuando a uno le falta y otro le sobra algo específico, buscamos la forma de asociarnos para que nadie pierda, porque la situación está difícil para todos. Si alguno se enferma o quiere hacer algún viaje, uno trata de darle una mano con su reparto fijo, para que no pierda a sus clientes y para que podamos tener alguna vez al menos unos días de descanso. No son tiempos para dejar de hacer un reparto por algunos días, porque se pierde mucho económicamente”.

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