Día del Canillita - 7 de Noviembre

Palabra de un canillita

Escribe: Fabio Morisetti (Canillita de Arroyo Cabral)

Laburo complicado el del canillita. O no tanto. Depende de cómo se lo analice.

En el debe, no tenés feriados, no tenés domingos, si llueve te mojás, si hace frío te congelás y si hace calor te asás. No obstante, son cosas que se sufren en la gran mayoría de las profesiones.

En el haber, la sensación que disfruto desde hace 15 años de abrir el paquete de diarios y encontrarme con los titulares que leo religiosamente antes del primer reparto, mientras acomodo las distintas partes de cada edición junto al incondicional mate mañanero.

En esta época que seguramente pasará a la historia como la de la revolución tecnológica, el diario sobrevive dignamente pese a pelear en inferioridad de condiciones. La propalación instantánea de noticias a través de Internet ha puesto al medio gráfico en una posición quizás incómoda, porque no hay forma de pelearle a este gigante en materia de velocidad. Sin embargo, Internet jamás podrá darle al lector ese gustito tan particular de hojear un periódico, de sentir el olor a tinta, de buscar ávidamente la información que busca. Ejemplo: si sos futbolero, decime si no esperás el diario del lunes para ver qué dice del partido de tu equipo…El café en el bar va acompañado inevitable e invariablemente por el diario. Es una condición innegociable.

Y ahí está el laburo, muchas veces oculto, del canillita. El que se levanta de madrugada todo el año para hacer el reparto antes que abran los bares; el que a media mañana sale con los diarios de Buenos Aires; el que tiene en la cabeza el recorrido que corresponde a cada día; el que, tal vez de modo inconsciente, se convierte en el personaje más esperado de la casa cuando sale una entrevista interesante.

El canillita es el nexo entre la noticia y la gente. Tamaña responsabilidad tiene. El que se liga el irónico “buenas nooochessss” cuando el diario llega tarde, o el “ah, y de tal cosa no sacaron nada” cuando no aparece el tema esperado. Y sí, algo de psicólogo también tiene que tener…. Bien de argentino esto de hacer catarsis con el interlocutor de turno…

Ser canillita es acostumbrarse a acostarse temprano porque se madruga de lunes a lunes; es tener siempre el piloto a mano por cualquier eventual lluvia; es el emponcharse a más no poder en invierno, para salir a patear a las cinco o seis de la mañana. Sin embargo, es una profesión muy linda, que a lo largo de estos años me ha permitido hacer buenas amistades que han durado más allá de la relación comprador-vendedor. La situación económica no ayuda, la Internet menos, pero, mientras haya gente que se levante con ganas de leer papel, va a seguir existiendo el canillita del barrio.

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