Día del Optico - En honor a Santa Lucía, Protectora de la vista

Qué ves cuando me ves

Optica, ciencia y arte al servicio personalizado de quienes necesitan del auxilio de instrumentos para mejorar su visión o minimizar en impacto de los rayos ultravioletas en los ojos. Un breve recorrido por la historia de una disciplina milenaria

Hace miles y miles de años, hablar de anteojos o gafas o cualquier otro instrumento de óptica parecía cuanto menos un cuento chino; y realmente lo era, como veremos a continuación.

Allá lejos y hace tiempo: la relación entre el vidrio y la óptica es importantísima. Ya  en el siglo VI a.C. Confucio habla de un zapatero que usaba "vidrios" en los ojos.

En la Edad Media solo los árabes hicieron estudios sobre la óptica ya que una de las ramas de la medicina islámica más desarrollada fue el estudio de las enfermedades de los ojos debido a lo cual se interesaron especialmente por su estructura. Los físicos árabes entendieron la dióptrica en el sentido del "paso de la luz por los cuerpos transparentes". A partir de allí se llega a la fundación de la óptica moderna. El cristalino indicó el modo de emplear lentes de cristal o de vidrio para ampliar la imagen o para leer, especialmente los ancianos. En las lentes tenemos la primera prolongación del aparato ocular humano.

Se destacó sobre todo el físico iraquí Al-Haitham, (965-1039) conocido en occidente como Alhazen, quien es considerado el padre de la óptica moderna. Fue uno de los físicos más eminentes y sus aportaciones al sistema óptico y a los métodos científicos fueron enormes. Hizo importantes adelantos en la óptica de lentes y de espejos, realizó numerosos estudios (sombras, eclipses, naturaleza de la luz) y experimentos, y descubrió las leyes de la refracción.

 Hacia el año 1000 d.C. y siguiendo las teorías de Alhazen los frailes de la Edad Media desarrollaron las llamadas "piedras para leer". Posiblemente eran de cristal de roca o de alguna de las llamadas piedras semipreciosas (posiblemente berilio). Estaban talladas en forma de una media esfera y aumentaban la letra.

El de El Nombre de la Rosa: el fraile franciscano inglés Roger Bacon (1210 -1292), destacado hace algunos años por Umberto Eco en su novela El Nombre de La Rosa, luego llevada al cine, donde el personaje de Bacon fue interpretado por Sean  Connery que estudió a fondo la obra de la escuela árabe. Bacon talló las primeras lentes con la forma de lenteja que ahora conocemos. Bacon describe claramente las propiedades de una lente para amplificar la letra escrita y escribe: "Esta ciencia es indispensable para el estudio de la teología y del mundo... Es la ciencia de la visión y un ciego, se sabe, no puede conocer nada de este mundo." La óptica será la base; de la nueva actitud filosófica ante el conocimiento: la que descuenta las creencias tradicionales para oponerles la experiencia del observador, quien solo afirma lo que "ha visto por sus propios ojos". Algunos consideran que Bacon fue el inventor de los anteojos. Comprobó que las personas que ven mal pueden volver a ver las letras si utilizan vidrios tallados.

En los primeros anteojos se utilizó el cuarzo y el agua marina, pero conforme aumentó la demanda fue necesario elaborar vidrio óptico que se rompe con facilidad por lo que resulta peligroso.

A partir de este momento las gafas han evolucionado según las necesidades de la sociedad.

Las primeras lentes convergentes aparecen a finales del siglo XIII en el norte de Italia. Las primeras lentes se fabricaron para la presbicia y eran convexos. Las lentes para miopes aparecen cien años más tarde. Posiblemente fueron los vidrieros venecianos los inventores de las lentes. El paso siguiente fue montar las lentes en un armazón lo que ocurrió entre 1285 y 1300: le pusieron un borde de madera, hierro, cuero, plomo, cobre o concha a dos de esos cristales tallados y los unieron con remaches de manera para que formaran una unidad. Se les agregó un mango para mayor comodidad y se les llamó "Lentes de remache". La armadura se colocaba sobre la nariz al estilo "pince-nez" o quevedos. En esta época la lupa ya era usada por relojeros, joyeros y mercaderes de tejidos.

Da Vinci, ¡cuándo no!: tradicionalmente, se atribuye a Leonardo da Vinci la primera descripción de un dispositivo que podría asimilarse a una lente de contacto. Leonardo describe minuciosamente un dispositivo para eliminar los vicios de refracción del ojo (astigmatismo). En el margen de uno de sus escritos añadió el dibujo de un sistema óptico consistente en una semiesfera de vidrio llena de agua y con un rostro sumergido en ésta. La relación de este esquema con las lentes de contacto deriva solo del hecho de que los ojos están en contacto con el agua, pero Leonardo dibujó también unas lentillas semejantes a las actuales, así como la ampolla de cristal de la que debían tallarse.

Al igual que otros inventos suyos, éste no pudo ser llevado a la práctica por la limitación tecnológica del siglo XV.

Fue recién Descartes (1596-1650), quien avanzó en los fundamentos de la óptica moderna. A él se debe la idea de colocar una lente directamente sobre la superficie de la córnea: su diseño constituyó el principio de las lentes de contacto.

De moda: durante los siglos XVI y XVII se dio una revolución artística y científica. Las gafas empiezan a considerarse como un elemento de moda, signo de opulencia, intelectualidad y sabiduría. En esta época, surgen las monturas con varillas, se añade un puente a las gafas para que descansen mejor sobre la nariz y se empieza a diversificar el uso de nuevos materiales. Se inventaron muchos instrumentos que permitían una mayor experimentación cuantitativa. Destacan sobre todo dos: el telescopio y el microscopio.

En Córdoba: en Córdoba, a principios del 1600, Benito Daza de Valdés escribió el primer libro de óptica en castellano titulado “El uso de los anteojos” publicado el año 1623 y dedicada a Nuestra Señora de la Fuensanta. Contiene abundante información sobre el uso de las lentes para mejorar la visión, sobre la operación de cataratas y sobre la corrección óptica de la hipermetropía y la presbicia. Explicaba además la conveniencia de protegerse del sol con gafas.

Y hablando del sol...

Ojo con el sol: que debemos protegernos los ojos de la radiación solar es un asunto del que mucha gente es consciente en términos generales, pero aún así estamos lejos de ser conscientes de todo lo que puede implicar. Para ilustrarlo, daremos una simple cifra: más de tres millones de personas al año pierden la vista en el mundo  por recibir un exceso de radiación solar de forma directa o indirecta.  Una buena manera de cuidarnos es utilizando gafas de sol adecuadas, que cumplan ciertos requisitos: por empezar, que cuenten con filtro ultravioleta. La mayoría de gafas de sol (sobre todo las baratas) solo poseen un filtro para bloquear la luz visible. Sin embargo, no poseen el filtro ultravioleta (UV), que es el más necesario de los dos, ya que la luz ultravioleta es la que más daña los ojos. El filtro ultravioleta es imposible de apreciar al comprar las gafas, por lo que es importante adquirirlas en un establecimiento profesional y de confianza.

Además, es aconsejable que tengan un filtro para la luz visible. Este tipo de filtro tiene más que ver con las necesidades personales que con cuestiones puramente médicas. Bloquear la luz visible contribuye mitigar la fatiga ocular, pero ese tipo de luz es el que menos daña la vista. No obstante, es importante que las gafas cuenten con ambos filtros, de modo que ganemos en calidad visual, comodidad y salud.

Por último, diremos que el color de los cristales de las gafas no es importante. Dependiendo del color, es posible que se obtenga una mejor calidad en la visión con las gafas puestas, pero a efectos de protección de los ojos, el color de los cristales es indiferente.

Menos celular, mejor visión: tampoco es un secreto que mantener los ojos mucho tiempo sobre la pantalla del teléfono celular es dañino,

La luz azul de celulares y pantallas de las computadoras portátiles (entre otros dispositivos electrónicos) causa daño irreversible a la vista, y puede acelerar los procesos de ceguera. La exposición prolongada a este haz del espectro lumínico hace que se generen moléculas venenosas en las células del ojo que se ocupan de ver. Ese proceso puede causar degeneración macular, un trastorno ocular que destruye lentamente la visión central y aguda, y no tiene remedio. La luz azul tiene más energía y una longitud de onda más corta que otros colores, por lo cual daña gradualmente el ojo.

Las células foto-receptoras necesitan de retinal (una de las formas de la vitamina A), para percibir la luz y enviar una señal al cerebro, lo que permite la visión. La luz azul hace que esta molécula desencadene una serie de reacciones que favorecen la creación de tóxicos en esas células, que entonces mueren. Las células foto-receptoras no se regeneran. Cuando se mueren, se mueren. Si uno dirige la luz azul al retinal, el retinal mata las células foto-receptoras a la vez que la molécula que envía señales se disuelve en la membrana. Un estudio comprobó que el conflicto se da en la combinación: la luz azul en sí no causa daño y el retinal en sí, tampoco. Pero juntos, dañan esas y otras células.

La temporada estival, con más tiempo libre, es ideal para caer en la trampa de usar más horas el celular y exponerse al sol durante más tiempo. Nos pareció oportuno alertar puntualmente sobre el efecto que ambas cosas causan en la vista.  Hechas estas advertencias, nos despedimos: ¡hasta la vista!

 

Por qué y para qué

Se celebra hoy en todo el territorio nacional el Día del Optico, instituido el 13 de diciembre por la Asociación de Opticos y Técnicos de la Provincia de Buenos Aires (ADOT) en el año 1952. La fecha no es caprichosa, sino que se institucionalizó en concordancia con la festividad en la que se celebra a Santa Lucía (la que lleva luz), Protectora de la vista.

La profesión del óptico resulta de una combinación entre la ciencia y el trabajo artesanal pues la labor consiste en crear el instrumento de visión que cada  paciente requiere en base a sus necesidades oculares, confeccionando una pieza única para cada armazón y para cada caso en particular. Por ese motivo, es importante y recomendable visitar a un óptico que tenga experiencia y una buena reputación, de esta forma se pueden evitar problemas originados por la falta de conocimientos.

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