2 de octubre, Día del Escribano

En tiempos de desafíos

Los profesionales locales afrontan el desafío que generan estos meses complicados en el mundo. Cinco escribanos dan cuenta de esta realidad y marcan que mucha gente cambió sus prioridades. Todos en defensa de la atención personalizada

La pandemia y sus consecuencias obligan a que las celebraciones sean más internas, de entrecasa, sin reuniones ni juntadas.

En ese sentido, hoy es un Día del Escribano “distinto”, pero los profesionales lo saben ya desde hace un tiempo y sienten que hoy será una celebración mesurada, como así también sintieron que habían que adaptarse a esta realidad para seguir brindando su aporte fundamental en la sociedad.

Mayor digitalización, una atención más “virtual”, servicios que se inclinan para otras necesidades... Hubo cambios durante estos meses que los escribanos debieron atender y así lo contaron algunos de los destacados profesionales de la ciudad y la región en una charla por Zoom con El Diario.

María Cristina Reale de Bonetto, Claudia Lovera, Aldo Lozita, Horacio Allemann y Mariana Graieb se refirieron a esta situación que atraviesa el mundo.

En un diálogo ameno, los notarios no solo contaron su experiencia sobre cómo están funcionando, sino también dejaron en claro la muy buena cordialidad que existe entre ellos.

“Quiero destacar que nos movemos en un ambiente de cordialidad entre los escribanos, somos pocos, pero nos llevamos muy bien y es importante en una comunidad como la nuestra que tengamos un buen vínculo y buena relación dentro de lo profesional”, indicó Lozita.

 

Siempre fundamental

Las escribanías fueron de las primeras actividades que se habilitaron en el país durante la pandemia. Y en ese aspecto, cada uno contó cómo afrontó esta situación.

Claudia Lovera: “Hay que remarcar la importancia de la esencialidad de la función notarial para la sociedad y tanto como asistencia de las actividades que eran esenciales, como también para todos aquellos actos imprescindibles, impostergables o urgentes que todas las personas desarrollan en el día a día con la asistencia de un notario”.

“Creo que el notariado de todo el país se puso a la altura pese a los riesgos y a los miedos que todos teníamos en los primeros días de aislamiento”.

“Abrimos con todas las medidas nuestras escribanías para estar al servicio de la sociedad e inclusive nos organizamos en turnos para brindar un servicio en algunos casos gratuito. Por ejemplo, para la gente que tenía que cobrar planes o servicios esenciales y para evitar el desplazamiento de estas personas, hemos otorgado poderes en forma gratuita y desde los colegios se organizaron guardias para estar siempre al servicio, así que fue un desafío para el notariado de todo el país y creo que hicimos todo lo posible para estar a la altura”.

Horacio Alleman: “He visto que en el día a día de la escribanía hubo muchísimo asesoramiento telefónico y sobre todo clientes de muchos años que pedían poderes de manera urgente y que evitaban salir de sus hogares. Mucha gente necesitó la representación en otros lugares, antes no sucedía que dieran poderes para resolver un trámite que se tuviera que efectuar en Córdoba capital. Ahora la gente decidió quedarse en sus hogares”.

“Milagros” Reale: “Inclusive para los actos notariales en nuestras oficinas, cuando ya excedía el número de dos o tres personas, también hemos dado poderes para evitar tener reuniones multitudinarias. En mi caso, he tratado de hacer poderes a dos personas para que en el acto no se juntaran más de dos, teniendo la precaución de no tener exceso de personas para evitar cualquier situación de contagio”.

“Hemos tratado por todos los medios de preservar al cliente y de preservarnos nosotros, de cuidar y cumplir con todo el protocolo necesario para que la gente estuviera resguardada”.

Aldo Lozita: “Nuestra actividad ha sido esencial porque hemos brindado un servicio a la gente. Es una actividad que ha permitido facilitarle trámites a la gente. Y nuestra actuación en esta cuarentena ha sido esencial dentro de la provincia de Córdoba”.

 

Bajo el protocolo

Suele haber una imagen simbólica en las escribanías: darse la mano tras la última firma. Una imagen que lleva siglos y que ahora, por protocolo, ya no se puede llevar a cabo.

Los profesionales se debieron adaptar más allá de este gesto, pero reconocen que ese símbolo ausente refleja otra realidad.

Mariana Graieb: “El escribano está muy acostumbrado a trabajar de persona a persona, a escucharlo, ver los gestos.

La percepción del escribano en el trato con el cliente es muy importante. En cambio, a través de un mensaje por WhatsApp uno no sabe bien lo que la gente quiere. Además, es realmente apabullante trabajar con las redes, todo el tiempo el teléfono, que te manden documentación, que te manden cosas... Gente que te quiere vender una casa desde James Craik y todo por Internet, vía e-mail, por mensaje. Pero hubo que adaptarse”.

“El problema también es el día a día con los papeles, ya que uno termina de leer y se higieniza. Y como todas las escribanías, el alcohol en los ingresos, el lavado de manos... Además le pusimos vidrios a nuestra escribanía”.

C.L.: “Nos hemos adaptado con vidrios, con la cantidad de personas. Antes la gente venía a la escribanía personalmente para cualquier consulta, inclusive para la primera entrevista inicial, hemos empezado a usar la entrevista inicial telefónica, el asesoramiento inicial telefónico o por redes, pedir que manden la documentación para ir analizándola, evitando el contacto”.

“Nos hemos ido sumando al proceso que había iniciado la provincia de digitalización y que los tiempos de la pandemia aceleraron. Así que también hemos ido acomodando nuestro modo de trabajo para incorporar las tecnologías y los nuevos modos de hacer el trabajo en tiempos acelerados por las circunstancias”.

A.L.: “Prefiero la atención personalizada, me gusta hablar con el cliente, evacuar dudas, estoy a la antigua y no me acostumbro mucho a esto, pero habrá que ir adaptándose”.

M.R.: “Hay muchas cosas que nosotros necesitamos hablar personalmente, que no son fácil transmitirlas a través de la web, no es lo mismo. Estoy sufriendo mucho la perdida de contacto. Además, en el caso de mis clientes, en la mayoría de los casos, trabajamos con personas que son mayores a 50 años y requieren ser escuchadas y nosotros para transmitirle lo que tienen que hacer también necesitamos de un diálogo”.

“La tecnología remplaza muchas cosas, pero el contacto humano es imprescindible”.

C.L.: “Me costó y me cuesta la falta de contacto personal, porque muchas personas que vienen a la escribanía traen planteos y cuestiones muy íntimas, muy personal y el trato cara a cara permite otra interacción con el requirente”.

“La pandemia nos ha enfrentado a otro modo de ver la vida, otro modo de valorizar la familia o ver cuáles son las prioridades y eso se tradujo también en las inversiones y consultas que hace la gente”.

M.G.: “Ha habido un cambio muy importante, y sumado a ello, el tema de la tecnología.  Antes presentábamos el papel en el Registro. Todo ha sido un cambio muy importante”.

Los tres delegados del Colegio, Aldo Lozita, Claudia Lovera y Graciela Sgro

 

Otras prioridades

El coronavirus hizo a la sociedad más vulnerable y, en ese aspecto, mucha gente empezó a sentir que lo que antes parecía importante, ahora queda detrás de lo que realmente importa.

Esos cambios de prioridades se visualizan en las escribanías, según el número de gente que va aumentando el interés por cuestiones esenciales a la vida.

H.A.: “Llama mucho la atención el tipo de trabajo que solicita la gente, como acomodar bienes o reconocimientos en testamentos”.

M.R.: “La gente siente algún riesgo y quieren tener tranquilidad, por lo menos, de dejar sus cosas acomodadas. He recibido consultas totalmente atípicas y actos que salen de la normalidad, es decir, un resguardo a la situación difícil que se está viviendo”.

C.L.: “La escribanía es el espejo de lo que pasa en la sociedad y esta pandemia ha puesto otras prioridades sobre la mesa y eso se refleja en lo que piden nuestros requirentes desde el derecho, desde las previsiones para su vida”.

M.G.: “Muchas consultas para resolver cuestiones para sus hijos.

“En esta situación de pandemia, en nuestra escribanía se acercó bastante gente, se han hecho testamento, queriendo preguntar qué hacer con sus bienes. Ante la inminencia de la enfermedad, la gente quiere ser prevenida”.

M.R.: “Creo que también la preocupación familiar ha cobrado mucha importancia, más de lo que tiene normalmente, las personas tienden a solucionar viejos desajustes familiares que existieron”.

“La verdad que esta es una profesión que acerca paz, que acerca encuentro, donde las partes sienten tranquilidad y satisfacción una vez que han solucionado sus problemas”.

 

El futuro ya llegó

La pandemia no solo genera incertidumbre en el presente, sino también en lo que será cuando todo vuelva a la normalidad.

Los escribanos saben que hay cambios que están para quedarse y otros que no. De hecho, Allemann no descarta que ese orden de prioridades se imponga.

“Se verá con el tiempo, pero es posible que pueda plasmarse esa necesidad de tener primero la sucesión de bienes o el poder que se necesita para hacer actividades o trámites en otras ciudades”, indicó.

C.L.: “Creo que no hay vuelta atrás en la digitalización, pero, de todos modos, planteamos informatización con seguridad, porque es nuestra función dar seguridad y contribuir de algún modo a la paz social”.

M.G.: “Esto puede ser un antes y un después en la situación de cómo la gente ve el futuro, y ahí está involucrada la decisión de sus bienes, de cómo se los va a dejar a sus hijos. La gente empieza a pensar distinto. Es un click en la cabeza de todo el mundo”.

Alleman y Lozita, no obstante, espera que no quede instalado esto de no poder tener una atención personalizada como antes.

Es que sostienen que el escribano necesita que el cliente sienta la confianza en lo que está emprendiendo. Y eso solo lo da el cara a cara, que hoy no está o, en su defecto, se oculta tras un barbijo.

“Ojalá que eso no cambie. Nosotros necesitamos siempre el trato con la gente”, expresó Lozita.

“El notariado de todo el país se puso a la altura pese a los riesgos y a los miedos que todos teníamos en los primeros días del aislamiento”, afirmó Claudia Lovera

 

Una bendición

En su día, quienes ejercen la escribanía sienten que pueden sentirse orgullosos y orgullosas de su trabajo.

“Milagros” Reale, de larga trayectoria en la ciudad, dice que ama “profundamente” esta profesión que queda instalada en su familia.

Horacio Alleman da cuenta de la satisfacción que genera solucionarle los problemas a la gente.

Claudia Lovera siente que no pudo haber elegido alguna profesión que la haga más feliz, por el significado que tiene ese servicio fundamental.

Aldo Lozita también cuenta de cómo ahora su hijo también abraza esa profesión.

Mariana Graieb cuenta que ella es hija de una escribana de James Craik (María Cora Mariño de Graieb) y que se siente bendecida por la función que ejerce.

“En mi caso, hace poquito que soy escribana; fui abogada durante 26 años y ahora me siento una bendecida porque en lo profesional ha sido una continuidad de mi carrera como abogado en esto de poder plasmar lo que aprendí; y en segundo lugar nos permite hacer un aporte muy importante del tipo social porque podemos asesorar a la gente, orientarla, interpretar lo que quiere y plasmar jurídicamente en un documento...”

Mariana recordó además que los escribanos son especializados en la prevención de litigios, mientras el abogado aparece cuando el litigio ya tocó la puerta.

Por esto y mucho más, los notarios siguen afrontando desafíos fundamentales en el mundo.

 

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